domingo

Sara, el camino de la sumisión. Cap 3.

Al día siguiente me despierto algo cansada y resacosa. Tras lavarme la cara me preparo un café y enciendo un cigarro. Sentada frente al televisor miro la pantalla negra. ¿Qué puedo hacer hoy para distraerme? No quiero volver a pensar en Alex, ni quiero llorar. Ni tampoco quiero pensar ahora dónde viviré. Como dijo Scarlett O'Hara: "Mañana será otro día". Podría volver al ciber para ver los comentarios que seguro ya habrá dejado algún lector vicioso. Entonces caigo en la cuenta de que no tengo ropa de repuesto, en realidad no tengo nada más que lo que llevaba ayer puesto. Debería volver a casa y llevarme un par de cosas. Con la misma ropa del día anterior, salgo a la calle y cojo la moto, deseando no encontrarme a Alex ni a Sonia en casa.

Al poco de arrancar me doy cuenta de que no tengo gasolina, genial. Por suerte, de camino a casa hay una pequeña gasolinera. Paro a repostar, apago el motor y abro el sillín, cuando una sensual voz me pregunta:

-"¿Lleno?"

Subo la mirada hacia la voz que habla y unos profundos ojos marrones se me clavan en el alma.

-"Si, noventa y cinco", es todo lo que atino a responder.

El chico coge la manguera y con una suavidad exasperante la introduce morbosamente en el agujero de mi depósito, presionando con delicadeza el gatillo para llenarlo por completo con su líquido.

¡Para, viciosa! Siempre igual ¡Debo estar enferma! Siempre obsesionada con el sexo, esto no debe ser normal. En ocasiones, como en este momento, no puedo evitar pensar que realmente tengo un problema, algún trauma infantil, o quizá es que soy una ninfómana. Pero no es por mi culpa. Disfruto tanto con el sexo, y sobre todo con las situaciones libidinosas, que mi mente enseguida asocia cualquier ser u objeto de mi alrededor con el placer. Puede ser una película, un sueño, un conocido, o el chico de la gasolinera.

Cruzamos las miradas y mis sentidos se enturbian. Siento cómo mi depilado coñito se humedece a consecuencia de esa mirada furtiva. No es necesario ni el más leve roce para que el placer se adueñe de mi ser. Cabe decir que nunca he tenido problemas para llegar al orgasmo, aunque, sinceramente, los que consigo sola superan con creces a los conseguidos en compañía. Alex, él nunca supo hacerme feliz en la cama.

Bueno, el depósito ya está lleno. Dejo en su mano el importe exacto y antes de irme nuestras miradas se cruzan de nuevo. Este guapísimo chico de ojos oscuros merece protagonizar uno de mis relatos.

La incursión a casa de Alex es breve y precisa. Por suerte la casa está vacía, aún así no quiero pasar más tiempo del necesario aquí. Cojo ropa, algunos libros y efectos personales y me marcho para siempre, dejando atrás el dolor.

De vuelta al motel dejo las bolsas en el suelo de la habitación (¿para qué molestarme en deshacer el equipaje?) y vuelvo a sentir como la soledad me invade. Mis ojos amenazan con volver a llorar ¡No! Tengo que hacer algo. Entonces recuerdo al chico de la gasolinera y bajo a la calle en dirección al ciber. Ese chico merece un relato y yo merezco una distracción a mis problemas. El ordenador del día anterior está libre, me siento y tecleo la página web. Introduzco la contraseña y al momento se abre una ventanita informándome de que tengo siete mensajes nuevos. Decido leerlos antes de empezar mi nueva historia. Cuatro de ellos son de lectores cachondos, que incluyen frases tipo "te boi a foyar guarra" (las faltas son reales…). Nunca respondo a este tipo de mails, me parecen absurdos y carentes de sentido. ¿Cuándo aprenderán los hombres que no hay nada más sexy que una inteligencia audaz que rete a nuestra mente, a nuestros sentidos y que nos embriague con una promesa de placer intenso? El quinto mail es de un lector dándome su agradable opinión sobre mi escrito. Qué menos que enviarle una respuesta, agradeciendo el gesto. El último mail es de un tal Némesis. Me adjunta un relato que leo complacida, notando cómo por segunda vez en el día de hoy mi entrepierna se humedece. En mi respuesta le invito a enviarme más relatos como este, que resulta de una sutileza envidiable. Se trata de un autor fetichista y sensible, que ha despertado mis sentidos con sus palabras.

Es el momento de que empiece a escribir…





**** ATRACO EN LA GASOLINERA ****

"Como Thelma y Louis, Eva y Toñi eran dos jóvenes amigas que habiendo huido de hogares destrozados vagaban por el mundo sobreviviendo al margen de la ley. Viajaban en un descapotado metalizado que habían "tomado prestado" en el parking de una gran área de servicio de la autopista. Ahora ya estaban lejos de allí, habían decidido tomar una carretera secundaria para hacer más difícil su localización a la policía local, pero lo que parecía ser una buena idea al principio de la noche, ahora, a altas horas de la madrugada, pasó a ser una pésima idea, ya que estaban medio perdidas y sin gasolina.

Afortunadamente para ellas a pocos kilómetros de allí divisaron unas luces de neón. Un hotel o una gasolinera. Hacía ya mucho rato que conducían por ese aburrido camino de tierra, siempre rodeadas de bosque. No se cruzaron ni una sola vez con otro coche. Ni si quiera con una casa. Nada. Solo una luz de neón a lo lejos les indicaba que había presencia humana cerca.

Tomaron el desvío que llevaba hasta allí y aparcaron el coche frente al surtidor destartalado.

-"Eva tengo hambre, ¿pillamos algo de papeo?" dijo Toñi.

Eva asintió (en todo grupo vandálico siempre hay una voz de mando) y se quedó junto al coche mientras Toñi entraba en la tienda envejecida, al tiempo que el guapo dependiente salía de ella.

Mientras llenaba el depósito, Eva no pudo evitar fijarse en su sensual físico. Hombros anchos, y culito firme. Un ejemplar ibérico de la mejor clase. Los jugos empezaban ya a resbalar por su coñito rubio, pensando en el placer que ese miembro viril podría darle, cuando Toñi volvió al coche. Era ya el momento de abonar los efectos adquiridos, pero Eva, en vez del monedero, decidió sacar su pistola del bolso, y apuntándole a la cabeza obligó al chico a sentarse en el asiento del copiloto. Toñi reclinó el asiento hasta que Sergio (el dependiente) quedó tumbado boca arriba. Sin más preámbulos Eva le pasó el arma a su amiga, subió al coche, se sentó en cuclillas sobre la cara del chico (mostrando su coñito rubio libre de braguitas) y puso el culo en pompa, apoyándose sobre el respaldo del asiento trasero.

Sergio no pareció entender el mensaje, hasta que Toñi le clavó el cañón del arma en los huevos. Como por arte de magia su lengua cogió vida propia y empezó a explorar aquella cueva húmeda y caliente. Mientras lamía indeciso los pliegues de la vulva de Eva, su amiga ya le había desnudado de cintura para abajo.

"Excelente" pensó Toñi al ver aquel miembro, que aun estando en reposo mostraba un gran volumen. Lógicamente en una situación de tensión, como esa, el miembro masculino suele… "evadir su responsabilidad", pero Toñi estaba decidida a tener su ración de hombre, y usaría cualquier método para conseguirlo. Con el arma aun apuntando al estómago del muchacho, se metió aquella cosa flácida en la boca. A medida que Toñi sorbía y relamía, a Sergio se le fue pasando el miedo inicial, y empezó a disfrutar de aquella magnífica mamada caída del cielo, al tiempo que sus lamidas a Eva se intensificaban.

Cuando ese pedazo de polla desplegó toda su grandeza, Toñi quedó extasiada. Era magnífica. Realmente grande. Y así se tendría que mantener hasta que se hubiesen saciado de ella. Toñi colocó una goma de pelo en la base del colosal miembro, asegurándose así que la erección no disminuía. Se desvistió ella también y juntando su culo con el de su amiga, con los brazos apoyados en el salpicadero, le colocó al joven en la cara otro coño que lamer. Sergio no daba abasto para contentar a ambos con su lengua, así que saboreó los jugos del coñito moreno, mientras al otro le metía un par de dedos en movimiento. Tras su primer orgasmo, Eva, ya bien lubricada, cedió su sitio a su amiga, que ahora tenía dos dedos metidos en su culito prieto y restregaba con fuerza su coño contra la boca del dependiente, y se situó sobre la magnífica polla completamente erguida. Se la introdujo suavemente disfrutando de cada roce, subiendo y bajando las caderas, acariciando con las paredes de su coño aquel miembro que la llenaba. Una vez la tuvo toda metida dentro empezó a cabalgar como poseída, saltaba con frenesí disfrutando en cada golpe de aquella polla que de gorda que era la estaba partiendo en dos, pero eso no la amedrentaba, no.

Cuanto más dolor sentía, más placer se acumulaba en su coño y más fuertes eran sus embestidas. Mientras Eva aceleraba el ritmo en busca del inminente orgasmo, Toñi lo alcanzó, con un dedo metido en el culo, otros dos en el coño y Sergio mordiéndole el clítoris. Cuando se sintió más tranquila, se giró hacia su compañera, poniendo ahora su agujerito trasero en la cara de Sergio. Eva y Toñi se tocaban las tetas, se pellizcaban y lamían, y así siguieron un rato, con Sergio lamiendo el culito de Toñi, hasta que Eva no aguantó más y clavándose la polla hasta los mismos huevos se corrió. Fue un orgasmo fantástico que hasta Sergio disfrutó, a pesar del dolor que empezaba a sentir allí abajo por la acumulación de placer y tensión. A decir verdad, las chicas eran todo un lujo, guapas, con pechos firmes y coñitos calientes. Follárselas era como un sueño hecho realidad.

Entonces Toñi bajó del coche, apoyándose sobre el capó con los codos abrió las piernas a la espera de su ración. Acompañado por Eva, Sergio se situó detrás de Toñi, que tenía el ano lubricado con su saliva, y allí mismo fue donde le introdujo la enhiesta polla. No era la primera vez que le daban por el culo a Toñi, pero tampoco se había encontrado nunca con un semental de semejantes características, así que el dolor también la invadió a ella. Eva, que conocía perfectamente las reacciones de su amiga, instó a Sergio a ser más enérgico en sus embestidas, cosa que el chico hizo sin queja alguna. Bombeó, empujó, estrujó, la folló a placer y sin miramientos.

Eva sacó de su bolso un arnés con doble vibrador (muy útil cuando escapas de la ley junto a una amiga lujuriosa), se lo calzó como si de unas braguitas se tratara, metiéndose uno de los consoladores en el coño, a la máxima potencia de vibración. Se situó tras su presa y arrodillándose en el suelo empezó a lamerle el agujerito posterior, como él había hecho hacía poco con su amiga. A Sergio le recorrió un escalofrío por la espalda, imaginándose qué vendría a continuación, pero la duda solo pasó por su mente un instante. Le habían hecho una mamada formidable, había probado dos coños apetitosos, una rubia despampanante se acababa de correr ensartada en su polla, y se estaba follando por el culo a una morena no menos despampanante mientras la rubia le metía la puntita de la lengua por el culo. Lo único que quería era correrse, descargar sus huevos de semen.

Eva terminó de lamer y se levantó, apuntando el segundo consolador al culito virginal de Sergio, le introdujo la puntita con sumo cuidado, y notando como las embestidas de él disminuían dio un empujón con las caderas. Tenía la mitad dentro. Sergio sintió desfallecer las piernas, no se movía. Toñi decidió ayudarle, y dándose la vuelta se arrodillo frente a él, soltando la goma de pelo y metiéndose el pollón en la boca. Eso fue demasiado. Sergio olvidó el dolor, cogió de la cabeza a la morena que tenía a sus pies y empezó a follarle la boca con rabia, mientras Eva le culeaba, sintiendo a cada embestida como su propio consolador se le clavaba más y más... Al tiempo que Eva se corría, Sergio descargó su muy abundante corrida en la cara y tetas de Toñi, que se relamía de gusto.

Eva y Toñi ya se sentían satisfechas, dejaron a Sergio atado al mostrador, desnudo, después de obligarle a lamerles de nuevo sus coñitos y culitos, para dejarlos bien limpios, y prosiguieron su camino".


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