viernes

Ricky, el perro callejero #23


El viaje. Día 3 (parte 3). Los Sementales y sus sumisos, se divierten juntos con un juego en la piscina, que tendrá crueles consecuencias para los perdedores. De momento va ganando el equipo de Luis, quien acaba de recibir un premio especial por parte de su Macho por ser siempre tan buen esclavo. Ahora les toca el turno de competir en la piscina a los jovencísimos esclavos Thian y Phuo.



Enrabietado con su hermano Luis por ser tan asquerosamente obediente, con Lionardo y Ricky por ser unos tramposos y básicamente con el mundo entero, Saúl se salió de la piscina y permaneció de pie a la espera de ver cómo terminaba aquella competición de mierda de sumisos. No podía sentarse porque todavía llevaba puesto el plug anal negro hinchado varias veces durante la carrera, y que había más que doblado su tamaño.

“¿Tutto bene?” preguntó Don Romanetti, el dueño de la mansión y padre de Lionardo y el andrógino Miele. El Don había detenido la música cuando vio que los muchachos discutían, para que no se pasara el tiempo determinado para las carreras.

“Si, todo bien” respondió Ricky, cabreado con Saúl, el impertinente bocazas de su sumiso. Su otro esclavo, Luis, de quien se sentía más orgulloso y le acababa de regalar un beso profundo y una rica corrida, salía de la piscina con cara de bobito enamorado, para permanecer de pie junto a su hermano menor Saúl, pues él también tenía el culo a rebosar con el plug vibrador hinchado, éste rosa, que llevaba y que le impedía sentarse.

“Excelente. Thian, Phuo. Es vuestro turno. ¡Buona fortuna para ambos!” se despidió de los muchachos a los que había estado manoseando mientras Saúl y Luis competían.

Los jovencísimos muchachos fueron a meterse a la piscina, silenciosos y solemnes como eran ellos.

Phuo llevaba un vibrador negro, como el otro miembro de su equipo de sumisos, Saúl, el perdedor de la carrera anterior. Así que fue a situarse frente a Lionardo, el hijo menor del Don, quien sostenía el mando negro en su mano.

Thian llevaba un vibrador rosa como el de Luis, el hermano mayor de Saúl, y vencedor casi obligado de la etapa anterior. Se colocó delante de Ricky, quien agarraba el mando rosa.

Ambos muchachos eran tan bajitos que no llegaban a tocar el suelo sin hundirse dentro del agua. Lo iban a tener mucho más complicado que Luis y Saúl, pero ellos contaban con la ventaja de haber sido educados desde su nacimiento por su Dueño, Señor, Don Romanetti, y estaban más que acostumbrados a los peores castigos, humillaciones, dolor y sufrimiento. Aquello de nadar de punta a punta de la piscina con el plug metido dentro de su culo hinchándose a cada cambio de canción casi resultaba un alivio, unas tranquilas vacaciones, en comparación a los terribles tormentos que solían sufrir en su día a día. Cuando el asunto había resultado una terrible pesadilla para los pobres Luis y Saúl, nada acostumbrados a los malos tratos tan crueles por parte de Ricky, el perro callejero, su Semental.

En esta ocasión Miele no podía sujetar a Luis y Saúl como había hecho con Thian y Phuo, pues ella (él) era muy débil, y aunque los rubios eran esbeltos, imposible cargar con ambos a pulso y por media hora o más tiempo. Con los prepúberes Thian y Phuo había sido relativamente fácil porque pesaban muy poquito, como unas plumas.

Por ese motivo, Don Romanetti pidió ahora que se situaran de manera distinta para ver la segunda carrera de la competición.


“Miele, date la vuelta y siéntate sobre mi polla mirando hacia la piscina” su hijo mayor andrógino con tetas y cuerpo espectacular de hembra, pero con una pollita entre sus piernas, obedeció completamente sumiso a su progenitor. El Don llamó a los dos sumisos de Ricky “Puta insaciable, Cerda comepollas, aquí” y ellos acudieron raudos.


Don Romanetti alzó sus piernas y las apoyó estiradas sobre la tumbona. Miele tenía su polla empalada dentro de su prieto esfínter de ninfa, con su espalda contra el pecho de su padre. Saúl y Luis se tumbaron muy juntos, en perpendicular sobre las piernas del Semental de más edad que había en el lugar, y dueño de todo allí. El Don empujó la espalda de Miele para que agachara su torso, apoyando sus tetas encima de la espalda de uno de los muchachos rubios. Ahora Don Romanetti tenía a mano y a la vista el culo relleno de su propia polla de su hijo Miele, y los culitos preciosos rellenos de plugs rosa y negro hinchados bastante de los dos sumisos preciosos de su invitado Ricky, el perro callejero.

“Mira figlio, como tienen de hinchados sus anos” el Don pasó su manaza abierta por encima del otro de Saúl, y presionó levemente, notando como éste se estremecía y soltaba un pequeño quejido de dolor.

De pronto, Don Romanetti agarró a la puta de su hijo mayor por la nuca y le soltó un puñetazo “¿¿Te he pedido que pares, porca di merda??” increpó al andrógino, quien se había quedado anonadado viendo aquellos abultados traseros rellenos con los plugs súper inflados, que parecían a punto de estallar por dentro.

“No ¡Perdóname padre!” imploró su hijo, sin poderse incorporar, porque le taparía las vistas a su Macho, así que como buenamente pudo en la posición que estaba, solo podía mover su cadera, manteniendo quieto el resto de su cuerpo de ninfa, y así Miele continuó sodomizándose solo el pollón duro y grueso de su padre, quien ahora se entretenía maltratando los doloridos ortos de Luis y Saúl, moviendo y apretando los consoladores que tenían insertados en sus rectos.

A una señal de Lionardo, su padre el Don cogió el móvil para que volviera a sonar la música “El juego empieza en tres... dos... uno... ¡YA!” y esta vez pellizcó los cojones de Miele muy fuerte, retorciéndoselos, para que su hijo mariconazo travestido gritara “¡¡AAAAAAAAAAH!!” dando la salida. Accionó el teléfono para que comenzara a sonar la música.

Acto seguido, Thian y Phuo, situados a cada extremo de la piscina, se hundieron dentro del agua, cada uno mamando la polla del Semental que le había tocado, el primero a Ricky y el segundo a Lio.

Para que el plan de Lionardo saliese bien, y Saúl se llevara el castigo más doloroso, tenía que conseguir que Phuo, que era quien hacía de pareja con Saúl en ese juego, perdiera. Debía ponerle las cosas fáciles a Thian, quien pertenecía al equipo de Luis. Realmente, el joven bastardo sádico no sentía ni pena ni gloria por estar involucrando a una tercera persona en aquel asunto personal que tenía con Saúl, y con sus ganas de maltratarle hasta límites inimaginables. Provocar que Phuo perdiera y recibiera dicho castigo era un mal menor para conseguir un bien mayor bajo el egoísta punto de vista del Semental.


Lio prácticamente le follaba la boca a Phuo, y cuando la música dejó de sonar, le avisó sutilmente con una señal por debajo del agua con su mano. Phuo salió disparado nadando hacia la otra punta de la piscina, donde le esperaba Ricky, y Thian, que acababa de estar comiéndole la polla al perro callejero, ahora nadaba con brío en dirección a Lionardo. Por el camino, ambos hermanos asiáticos prepúberes notaron como sus dildos se inflaban dentro de su culo, accionados por los mandos a distancia que poseían ambos sementales que participaban en el juego.


“Queda poco tiempo ya” avisó Don Romanetti, con su polla metida dentro del culo del pobre Miele, que en la postura que estaba ahora, con su torso inclinado hacia abajo, era imposible que viera nada. Pero el muchacho podía imaginar por lo sucedido en la carrera anterior quien iba a ser el ganador. Si su hermano menor Lionardo anhelaba ver perder al equipo de Saúl, el pobre sumiso rubio no tenía opción de librarse del castigo. Sin que su padre se percatara, y manteniendo un ritmo tranquilo de movimientos de su cadera, el andrógino ángel llamado Miele acarició muy sutilmente con sus dedos las pantorrillas y lumbares de Saúl, que era el esclavo que permanecía tumbado boca abajo sobre las piernas del Don, junto a Luis, en perpendicular a éste y la butaca en la que estaba situado.

Los jovencísimos hermanos asiáticos cruzaron a nado unas pocas veces más la piscina, de polla de Semental a polla de Semental. Tanto Lionardo como Ricky volvían a estar ya empalmados y listos para correrse. Thian, con el consolador rosa como el de Luis, se sumergió y comenzó a devorarle la polla a Ricky como si no existiera el mañana. Parecía que Miele no había sido el único en intuir las oscuras intenciones del Macho Lio. Al otro extremo de la piscina, Phuo con su consolador negro incrustado en su orto de prepúber, había comenzado a comerle la polla a Lio con todas sus ganas, pero recibió un pellizco en el costado. Así que comprendiendo su muda petición, continuó haciendo ver que mamaba la polla de Lionardo, pero en realidad los labios del crío asiático no llegaban a tocar la polla del Semental, así que Lio no tuvo problemas para contenerse la corrida, hasta que se aseguró que Ricky se había corrido antes que él. Cosa que sucedió más pronto que tarde.

“AaaAaaaAaahh... siii... Joder la boca de estos críos es tan gozosa de follar como sus jodidos culos” dijo el perro callejero, sujetando de pronto la cabeza de Thian para follársela duro y rápido a su gusto unas cuantas y potentes embestidas, hasta que finalmente Ricky se corrió en su boca “¡¡AaAAaAAAaAAAaHH!!”


Thian, con cierto aire de orgullo en su semblante impasible, emergió y abrió la boca, mostrándoles a Don Romanetti y a su hijo Lionardo el semen del perro callejero. El Don aplaudió y le dio permiso al menor para que lo tragara, cosa que él hizo sin pensárselo dos veces.


“Tienes toda la razón Ricky. Estos críos valen su peso en oro... bueno, más jajaja” bromeó, porque pesar pesaban poco. Entonces Lio le puso todas sus ganas a la follada de la boca del jovencísimo asiático y terminó corriéndose de puro gusto en ella “¡AaAAaAAAAaAAAah!” más por saber que estaban a punto de aplicarle un duro castigo al insoportable de Saúl, que realmente por estar abusando de la boquita del esclavo de su padre, que ya tenía muy vista y probada.

“Il gioco ha terminado” sentenció el dueño de la casa, y palmeó los traseros de Saúl y Luis “Levantaos” se dirigió a Miele, que seguía empalado sobre el duro rabo de su padre, sin haber conseguido que se corriera, pero a veces eso sucedía con el Don. Follaba tantísimo a lo largo del día, y se corría tanto, que a veces solo quería mantener la polla en un lugar caliente y agradable, pero sin intención real de buscar el orgasmo, solo el placer por el placer. Así que Miele no se sintió mal por esa orden “Tú también figlio. Todos en pie”


Don romanetti se quedó sentado en la butaca, Ricky y Lionardo salieron de la piscina, seguidos por Thian y Phuo.

Mientras Saúl y Phuo recibían su no tan bien merecido y doloroso castigo, los sementales se sentaron a la mesa exterior

Luis y Miele comenzaron a preparar la carne y las verduras a en la barbacoa. Pronto el delicioso aroma de la carne cocinándose llenó las fosas nasales de los presentes. A Luis le sonaron las tripas. Pero sabía que la escoria como él no tenía derecho a disfrutar de manjares como esos.

“Luis, Thian, venid aquí” les ordenó Don Romanetti.

Ambos muchachos se acercaron a la mesa y se quedaron en pie mirando hacia el suelo en actitud totalmente sumisa. Habían sido bien entrenados por sus respectivos Machos, Ricky y el Don, respectivamente.

“Dijimos que los ganadores del juego tendrían un premio” señaló dos sillas vacías “Sentaos. Comeréis con nosotros” les dijo el dueño de la casa. Luis se sorprendió más que el impasible Thian.

“Pero no podéis quitaros los plugs. Comeréis con ellos puestos” advirtió el perro callejero.

“Ssi, claro. Sería... ¡gracias!” dijo Luis, con una gran sonrisa y emocionado, aunque fuese a resultarle incómodo comer así.

A continuación, los jóvenes esclavos ganadores tomaron asiento muy cuidadosamente.

Miele les puso platos y vasos a los muchachos y luego comenzó a dejar sobre la mesa los pedazos de suculenta carne a la brasa, junto a las verduras, a medida que se iban haciendo al punto.

Los Sementales Don Romanetti y Ricky junto a los sumisos ganadores Luis y Thian, disfrutaban del vino y la comida. Bueno, en realidad el joven asiático prepúber no comía demasiado, más bien mareaba la comida. Cuando el Don se dio cuenta, dejó de comer y le preguntó “¿Quieres tu salsa especial sobre la carne, Thian?”

El muchacho asintió silencioso y serio. Era tan pequeño que apenas si llegaba a la mesa.

El Don torció la sonrisa en una más malvada “Pues sírvete tú mismo”

El menor cogió su plato, bajó de la silla y se arrodilló entre las piernas de su Dueño. Mientras el Don comía, Thian le masturbaba y chupaba la polla, hasta que en poco tiempo consiguió su verdadero premio, una buena corrida espesa y caliente sobre su carne. El Don jadeó suave mientras llegaba al clímax y regaba el plato del esclavo con su simiente de Macho.

Entonces sí, Thian se sentó a la mesa y comenzó a comer con ganas de su carne especiada de leche italiana, recibiendo unas cariñosas caricias en su pelo de parte de Romanetti.

Por su parte Luis no podía dejar de notar la incomodidad del plug hinchado en su orto, comía con ganas esos platos que le habían sido prohibidos por tanto tiempo, pero al mismo tiempo no podía evitar sentirse tremendamente preocupado por su hermano menor Saúl, sabiendo que él disfrutaría de aquella comida como un animal. Miraba de reojo de vez en cuando en dirección a los sumisos castigados por perder el juego propuesto por Lio.


Saúl y Phuo habían sido colgados de unas estructuras de varas metálicas con base.

Ambos estaban boca abajo, colgando de unas cuerdas atadas a sus tobillos, que habían sido separados forzosamente por el palo que cruzaba en horizontal la estructura por encima de sus cabezas. Tenían las manos en cruz. Sus cuerpos estaban cubiertos por cables y pinzas metálicas por sus pezones, huevos, perineo, axilas y lengua, que tenían que dejar fuera de la boca a la fuerza.

Además de todo eso, tenían una esposa en cada muñeca, con un peso anclado a ellas. Para que les costara mantener los brazos en cruz. Y estaban puestos de cara a la mesa donde comían la carne a la brasa, al otro lado de la piscina.

Lionardo fue en busca de la manguera, entonces su padre le preguntó con curiosidad:

“¿Qué castigo vas a imponerles?” quiso saber Don Romanetti, sentado a la mesa.

El hijo menor del Don se acercó a Phuo, le quitó el plug de un tirón, y lo sustituyó por la manguera, que comenzó a llenarle las tripas de agua fría a gran presión.

“Les he puesto unos electrodos. Cada vez que se cansen y bajen los brazos, se activará y les pasará la corriente por cada pinza que llevan” les explicó el joven aprendiz de Semental “Además, tendrán que aguantarse con las barrigas bien llenas de agua” sacó la manguera y la cambió por el plug, hinchándolo al máximo permitido. Estaba tan enorme dentro del culo del cuerpo prepúber de Phuo que parecía que lo iba a partir en dos. Pero el menor no soltó ni el más mínimo lamento.

Lionardo caminó hacia Saúl, quien llevaba unos pesos más pesados que los de Phuo, y unas pinzas más grandes y dolorosas por ser afiladamente dentadas. Era un puto sádico sin escrúpulos “Además, tendrán que soportar el sol sobre su piel, y aguantarse boca abajo mientras nosotros comemos tranquilamente”

Don Romanetti asintió complacido “Bene figlio mío, bene”

Lio se puso detrás de Saúl y repitió más o menos el proceso, pero esta vez, cuando el sumiso rubio tuvo todo su estómago lleno de agua, en vez de sacar la manguera, se la dejó incrustada hasta el puto estómago y metió el plug desinflado junto a ella, hinchándolo acto seguido hasta el máximo posible, para que atrapara dentro de su esfínter la manguera y buena parte del agua “NNNNHHHHGGG” gruñó el hermoso esclavo rubio. El resto de líquido que ya no le cabía dentro del culo caía a chorretones sobre el suelo. Y el dolor que sentía en su orto era del todo inhumano. Miraba a Lionardo con auténtico odio refulgiendo en sus pupilas.

El malvado ya iba a sentarse a comer con el resto de comensales, cuando de pronto sintió ganas de orinar. Miró con infinita maldad a Saúl mientras se apartaba el bañador y sacaba su polla de dentro “Ya que estamos…” murmuró al esclavo de Ricky.

A continuación, Lionardo soltó su vejiga y comenzó a mearle encima al pobre Saúl, que quería morirse del puto asco. Y no podía cerrar la maldita boca por culpa de la pinza, así que aquel líquido pestilente, amarillo y ardiente le cayó directamente dentro de la boca, llenándola de su olor y sabor particular y asqueroso. Lio meó un poco también a Phuo, y luego volvió a dedicarse a mancillar el cuerpo del sumiso rubio perdedor del juego, dejándolo mojado entero de arriba abajo.

“Ahora sí que he terminado” dijo con una sonrisa triunfal el muy imbécil, y se sacudió las gotitas y se marchó a comer con su padre, el perro callejero, Luis y Thian.

El nivel de humillación suprema que estaba sintiendo Saúl en ese momento era infinito. Se había convertido en el maldito retrete portátil de ese bastardo sin alma llamado Lionardo. Y había quedado más que claro que el imbécil de los cojones había amañado la competición para que él fuera el perdedor, y también le quedó claro que a su Señor Ricky, el perro callejero, se la sudaba de canto, o mejor dicho, le parecía bien aquella puta mierda. Se lo había dejado bien claro. Saúl odiaba al puto mundo entero en ese instante deplorable de su mísera existencia como esclavo de Ricky.

Los esclavos perdedores estuvieron así colgados durante toda la comida, y los cafés, y las copas que siguieron a los cafés, y las copas que siguieron a estas copas.

Phuo soportaba bastante mejor el asunto, porque no había sido tan puteado como Saúl. El rubio, en cambio, sentía que se le cansaban cada vez más los brazos a medida que pasaban las horas y tenía que mantenerlos en cruz con esos pesos colgando de sus muñecas. Al principio recibió calambrazos cada mucho rato, pero ahora ya atardeciendo, los descuidos se volvían más seguidos. Cada vez que movía sin querer sus brazos por el dolor de tenerlos completamente estáticos y ejerciendo fuerza, tremendas descargas recorrían su cuerpo meado por Lio, en sus cojones, perineo, pezones, en su lengua llena de meado de aquel bastardo. Su cuerpo se convulsionaba, se retorcía, y aunque al principio del castigo intentaba no gritar, como Phuo, con el pasar del tiempo el dolor se volvió insoportable y sus aullidos de puro tormento eran perfectamente audibles, aunque por su honor de esclavo Saúl intentaba no gritar demasiado, apretando fuerte sus dientes y manteniendo su mandíbula completamente tensa.

Cuando los Machos de la casa se dieron por satisfechos, el mayor de todos ellos dio la orden:

“Miele, figlio ve con Luis y Thian. Baja a Saúl y Phuo de allí y todos id a tomaros un buen baño. Os quiero en cuanto estéis listos de vuelta con nosotros. Desnudos. Sin distracciones. ¿Entendido?” dijo el Don.

Su hijo mayor travestido respondió sumiso como él era “Si, padre. En seguida.”

Y así lo hicieron. Los sumisos que habían sido castigados no comieron nada. Todos juntos se adentraron en la mansión de Don Romanetti y fueron a limpiarse. Saúl caminaba renqueando, con un dolor atroz y palpitante en todo su orificio anal. Aunque ya no llevase el plug y la manguera, al haberlo tenido al máximo de tamaño y con el agua entrándole por ahí a alta presión, además de lo de las electrocuciones, se sentía exhausto, derrotado, con ganas de morirse ya mismo y dormir mil días seguidos. Pero no podía hacerlo.

sábado

Ricky, el perro callejero #22


El viaje. Dia 3 (parte 2). Tras el brutal castigo de Ricky a su sumiso Luis, dejan que éste descanse un rato en una de las tumbonas. Luego, el resto de sumisos y los Sementales, se divierten juntos con un juego en la piscina, que tendrá consecuencias tanto para los ganadores, como para los perdedores.


Los Machos y los sumisos estuvieron descansando un poco tras haberse corrido bien a gusto. El pobre Luis estaba tumbado boca abajo sobre una toalla, con el culo destrozado. Su dueño Ricky, el perro callejero, se había vuelto a sentar en la tumbona, y Saúl el hermano menor de Luis y el más joven de los sumisos de Ricky, le había ido a buscar a su Dueño una copa helada para su bebida, justo ahora volvía a salir a la terraza de la piscina con dicha copa.

Lionardo, otro de los Sementales, sentía su orto escocido por la tremenda follada que acababa de recibir de su propio padre, Don Romannetti. Ahora ambos descansaban tranquilamente cada uno en su tumbona, y sus sumisos, el travesti andrógino Miele, que era hermano de Lio y el hijo mayor del Don. Y los jovencísimos esclavos asiáticos del Don, Thian y Phuo, estaban sentados en el suelo sobre toallas también, esperando a la siguiente ocurrencia que tuvieran sus Amos.

Por desgracia para Saúl, fue el despreciable Lionardo quien tuvo la genial idea, cosa que seguro que terminaría mal para él. No sabía cómo, pero lo sabía. En cuanto le escuchó decir esto, al joven sumiso rubio se le puso la piel de gallina y tembló de rabia por dentro:

“Padre, ¿recuerdas las vacaciones en Venecia?” le preguntó el cruel Lio.

“¡Claro que lo recuerdo! ¡Fue memorable! Jajaja” respondió el adulto, imaginando por dónde irían los tiros.

“Estoy pensando en hacer algo parecido. Un concurso igual, pero a nuestra manera. ¿Qué te parece?” Lionardo, a pesar de ser prepotente como era, siempre trataba de buscar la reafirmación de su padre a cada cosa que hacía, porque sin su beneplácito podía terminar perdiendo todo, tanto el dinero como sus contactos en los negocios turbios. Y no estaba dispuesto a dejar que eso pasara por ningún motivo.

“Me parece estupendo, querido figlio. Como ha sido tuya la idea, organízalo tú mismo” dijo el Don a su hijo menor.

“Claro, padre. Pero no me iría mal algo de ayuda para traerlo todo. ¿Me prestas a Thian y Phuo?” le preguntó el cruel Lionardo.

“Puedes llevártelos. Miele se quedará junto a su viejo padre para hacerle compañía. ¿A que sí, querida?” Don Romannetti se dirigió entonces al mayor de sus hijos, el andrógino.

“Siempre a tus órdenes, padre” respondió de manera naturalmente sumisa Miele, sonriendo con dulzura.

Cuando Lionardo y los jóvenes asiáticos volvieron a la piscina unos minutos más tarde, el joven Semental organizó todo.

Los cuatro sumisos que iban a participar en aquella competición cambiaron sus bañadores por un arnés compuesto de tiras de firme nylon fijas a sus nalgas y cintura, que tenían una abertura redonda en la zona del ano por donde habían metido los largos y estrechos plugs anales, de forma algo triangular, similar a la que tiene un paraguas cerrado. Los plugs tenían una parte que se ataba a la base de la polla de los sumisos, que estaba a la vista, y que les impedía correrse. Por si acaso.

Saúl y Phuo lucían vibradores negros. Luis y Thian: vibradores rosas. Entonces Lionardo procedió a explicarles a los presentes el funcionamiento del juego.

“Ricky, tú y yo estaremos sentados cada uno en un extremo de la piscina. ¿Ves esa especie de escalón ancho que la rodea por dentro? Pues ahí” dijo al perro callejero.

Ricky se dirigió a dicho lugar y se metió en la piscina. Sentado de manera cómoda en esa esquina, su cuerpo quedaba sumergido dentro del agua hasta el pecho. El hijo menor de Don Romannetti prosiguió con la explicación.

“El juego funciona por equipos. Saúl y Phuo, que llevan el vibrador negro, son un equipo. Y Luis y Thian, con el rosa, otro” y luego añadió “La competición será de dos en dos, con uno de cada equipo.”

Lionardo encendió el móvil y comenzó a sonar música. Lo dejó encima de la mesa.

“Esto está programado para sonar durante una hora. Ese es el tiempo máximo que durará el juego. Aleatoriamente, las canciones irán cambiando sin previo aviso” dijo Lio “Cada sumiso tendrá que comernos la polla, a ti Ricky o a mí. Cuando la música cambie, ellos tendrán que cambiar de Semental, nadando a lo largo de la piscina con los plugs puestos, para comerle la polla al otro” la cosa se ponía interesante “Además, cada cambio de música nosotros mismos accionaremos el mando de sus plugs anales, hinchándoselos.”

“Jajaja empieza a gustarme mucho tu juego. ¡Que imaginación, Lionardo! ¡Cómo se nota que eres hijo de tu padre! Jajaja” le dijo el perro callejero.

“Y que lo digas, amico Ricky. Me siento muy orgulloso de él. Jajaja” respondió Don Cornelio.

Lionardo prosiguió hablando “Ganarán los sumisos que antes consigan recibir la corrida de un Macho dentro de su boca. Habrá un premio para los dos vencedores del mismo equipo, y un castigo para los dos perdedores” y luego especificó “Ah, y al menos uno de cada equipo debe ganar, o el castigo será el doble de doloroso y humillante.”

Ricky quiso saber si lo había entendido bien “Entonces si ganan uno de cada equipo, eso es como un empate y no tiene premio, ¿no?”

Lio le dio a Ricky el mando rosa y se quedó el negro. Eran muy intuitivos, tenía una palanquita numerada “1”, “2”, para cambiar de un consolador a otro, una rueda para el nivel de vibración y el botón central, que hinchaba el dildo cada vez que se pulsaba. “Correcto, así es.”

Don Romannetti fue a sentarse en el escalón de la piscina, el mismo que estaba Ricky, pero al otro lado de él, y justo en medio. Así tendría una vista privilegiada de la competición, de frente a ellos.

“Miele, ven a sentarte en el regazo de tu padre, figlio” el hijo mayor del Don fue a sentarse sobre su regazo, como su Macho le indicó, cara a cara con él.

El andrógino apartó la parte de abajo de su bikini verde lima, y se empaló él solo el duro y grueso mástil de su progenitor en el culo, soltando un leve jadeo junto a su oído. A Miele le supo mal no poder ver la carrera en directo, pero entonces se fijó que la piscina quedaba reflejada en la cristalera de la casa, y ahí fijó la mirada para no perder detalle de lo que ocurría con sus compañeros sumisos, sobre todo con Luis, el mayor de los hermanos rubios, a quien tanto aprecio había tomado en tan poco tiempo.

Entonces el Don llamó sus dos pequeños fetiches Thian y Phuo, quienes no iban a participar en la primera carrera, que se metieron sin vacilar en el agua. Por orden de su Amo, los jóvenes asiáticos se situaron cada uno bajo un brazo de Miele, que los sujetaba flotando sobre el agua boca abajo. Los chicos también habían quedado mirando hacia la casa, y no a la competición. Así Don Romannetti quedó sentado como un rey, con su hijo mayor follándose él solo el culo con su dura polla, y podía apoyar cada uno de sus brazos sobre la espalda de los asiáticos y jugar con los vibradores que llevaban metidos en sus culitos prietos y apetitosos, uno rosa y otro negro, de cada equipo de la competición.

Mientras Don Cornelio situaba a sus tres sumisos como quería, en el otro lado de la piscina, Lionardo fue a sentarse en la esquina opuesta que Ricky, a lo largo de la misma. El hijo menor del Don y el perro callejero se habían bajado justo sus oscuros bañadores para que sobresalieran sus duras pollas por encima. La polla de Ricky era más grande que la de Lio, pero la del hijo del Don tenía una protuberancia muy gruesa cerca de su base, que causaba bastante dolor a culos poco habituados a ser follado por él, o por el Don, que compartía dicha característica con el menor de sus hijos.

Por su parte, el mayor de los hermanos sumisos Luis estaba frente a su amado Amo Ricky, con su plug rosa incrustado en el orto, y por descarte, su hermano menor Saúl estaba entre las piernas de Lio el Macho, con el consolador negro, y esperando la señal para comenzar a comerle el rabo, aunque no es que tuviera demasiadas ganas de hacerlo precisamente. Pero mucho menos le apetecía recibir un duro castigo de manos de esos sádicos salidos.

“¿Estáis preparados?” preguntó el mafioso dueño de la mansión.

Todos asintieron. Así que Don Cornelio alzó ambas manos y dijo “El juego empieza en tres... dos... uno... ¡YA!” y ¡¡¡CHASS!!! en el momento de dar la salida, Don Romannetti dejó caer sus dos manos cada una sobre el culo de uno de los asiáticos, haciendo sonar fuertes azotes en sus nalgas juveniles.

Al escucharle, Luis y Saúl se sumergieron en el agua y se afanaron a mamar la polla del Semental que le había tocado en suerte. Luis chupaba con absoluta devoción el duro rabo de su Amo Ricky, casi atragantándose con él. Por otro lado, su hermano menor Saúl hacía todo lo posible por darle el máximo placer a ese odioso de Lionardo con su boca, casi desencajándose la mandíbula, tratando de meterse dentro de su cavidad bucal aquella base tan gordota.

Hasta que la competición no empezó, Saúl no se dio cuenta que con la cabeza sumergida bajo el agua casi no se escuchaba la música, y era difícil saber cuándo cambiaba de canción. Al notar que el plug en su orto estrecho se hinchaba de golpe, entendió que ya tocaba cambiar de Semental. El menor de los hermanos rubios salió a la superficie y nadó en dirección a Ricky, con la molestia de aquel vibrador metido en su culo. Su hermano Luis se cruzó con él casi a mitad de camino. Cuando alcanzaron la orilla opuesta, ambos sumisos se sumergieron, mamando ahora el joven Saúl la rica polla de su Amo Ricky, el perro callejero, y disfrutándolo muchísimo, mientras Luis dedicaba sus labores orales a Lionardo, por quien no sentía ni simpatía ni antipatía. Era un Macho más al que debía atender, como su Amo Ricky le había enseñado a hacer.

De golpe Ricky y Lionardo accionaron los mandos, al volver a cambiar la música. Los plugs que llevaban Saúl y Luis en sus culos se hincharon todavía más, volviéndose cada vez más incómodos, y siguieron vibrando. Ambos hermanos respiraban algo agitados, y ya no nadaban en sprint como la primera vez. El cansancio de hacer los largos, de cambiar rápido de Semental por la música, sumado a la incomodidad de los plugs que se iban haciendo grandes dentro de ellos y tener que aguantar la respiración para mamarles el rabo, era todo en conjunto una puta odisea. “No me extraña que se le ocurriera a Lionardo esta mierda de juego” pensó Saúl, acercándose precisamente a Lio para chuparle el vergajo a ese gilipollas pretencioso de ascendencia italiana.

Don Romannetti permanecía atento a todo lo que sucedía. Se reía complacido, porque ese tipo de juegos siempre le habían gustado mucho. Los encontraba de lo más entretenidos, y más si el desafío incluía un cruel castigo para los perdedores. Así de dura era la vida de sumiso.

“¡Puta insaciable, cerda comepollas!” dijo el Don, dirigiéndose a Luis y Saúl por los motes que escogió su propio Amo Ricky para ellos “¡Vamos muchachos, ponedle más ganas! ¡Tiene que sobrar suficiente tiempo para que jueguen vuestros compañeros, o sufriréis las consecuencias!” les avisó.

Bajo el agua, el plug anal se hinchó por tercera vez, ya era realmente fastidioso y comenzaba a doler tener el culo tan expandido por dentro. Saúl miró con hastío a Lionardo y se impulsó para nadar de vuelta a su Macho Ricky. Aunque nadar quizás no fuera la palabra más adecuada, ya que el agotamiento, el dolor, el fastidio de aquel pollón enorme y vibrante en su orto se lo dificultaba enormemente. Y al pobre Luis, su hermano mayor, le pasaba exactamente igual. Intentaba darse prisa, pero le costaba horrores y lamentos silenciados por orgullo de sumiso llegar de nuevo hasta Lio.

Saúl pensó, llegando a su Semental, el perro callejero “Ahora solo debo ponerle todo mi empeño en mamarle la polla a mi Señor con todas mis ganas y ganaré esta competición.” Y a ello se puso, sumergiéndose directamente en el agua, y sujetándose a la cadera de su Señor Ricky, para abrir la boca y meterse dentro aquel pedazo rico, tan delicioso, de polla de su Macho. El perro callejero notaba como su sumiso más joven y rebelde se esforzaba de verdad por llevarse el premio de su corrida. Pero no le gustaba ponerle las cosas fáciles a Saúl, quien era el más desobediente de los hermanos rubios.

Cuando Ricky alzó la mirada, vio que Lionardo agarraba la cabeza de su otro sumiso, Luis, y le estaba follando la boca como si no existiera el mañana, dándole unos potentísimos caderazos contra su carita de sumiso. Luis por su parte trataba de dejarse hacer lo mejor que podía, como siempre, aunque no se tratara de su Amo, a Ricky le complacían cosas retorcidas como esa, y debía soportarlo. Relajó su garganta, abrió al máximo sus labios y dejó que aquel animal cruel y sin escrúpulos de Lionardo le violentara la boca como mejor le complaciera. Estaba claro que el hijo menor de Don Romannetti quería que ganara el equipo de Luis, o mejor dicho, ansiaba hacer que el de Saúl perdiera. Para ello, Luis debía ser quien consiguiera ganar esta tanda, y él debía conseguir no eyacular con las atenciones de su sumiso rubio, cosa harto difícil, pues estaba ya excitadísimo con tanta mamada y el jueguecito que se traían entre manos.

Entonces Ricky recordó las palabras exactas que había dicho Lio al inicio de la competición de esclavos “Ganarán los sumisos que antes consigan recibir la corrida de un Macho dentro de su boca” eso fue lo que dijo, ni más ni menos. Dentro de su boca. Se le ocurrió cómo podía correrse, haciendo perder a Saúl, y además que el menor supiera claramente que había sido INTENCIONADO por parte de su Dueño y Señor. Que se le bajaran un poquito esos humos de prepotente que solía tener siempre.

Con el gesto más malvado del mundo en su rostro, Ricky, el perro callejero, agarró el pelo de Saúl con saña y tiró de él, apartándolo de su polla. Dentro del agua Saúl miró a su Semental con gesto interrogante y de no entender nada. Ricky sujetó el mando con los dientes y comenzó a masturbarse, manteniendo la cabeza de su sumiso rubio apartada de su cipote de Semental, y se corrió fuera de su cavidad bucal, directamente dentro del agua. El sumiso rubio tardó un poco en comprender lo que sucedía. Emergió del agua, miró a Lio follándose con vigor la boca de su hermano Luis, y se quejó exclamando:

“¡¡HACÉIS TRAMPA!!” gritó Saúl frustrado, volviendo la mirada a su Dueño el perro callejero.

“De eso nada Saúl” replicó Ricky “Y comienzo a cansarme de tus insolencias” le advirtió muy serio.

Mientras Ricky y el menor de sus hermanos sumisos discutían, Luis terminó recibiendo su tan ansiado premio “¡¡AaaaAaaaAAaaaAAaAAaahhh...!!” exclamó Lionardo al correrse dentro de la garganta del sumiso rubio, quien engullía con deleite aquella simiente, aunque le doliera de lo lindo el culo y se sintiera agotado, y soportar ese pollón con esa bola enorme en la base en su boca era terriblemente dañino. Pero lo hizo por su Amo Ricky.

Precisamente Ricky llamó a Luis “Ven aquí Puta Insaciable”.

Cuando Luis llegó nadando lo más rápido que pudo al lado de su adorado Semental, a quien amaba y veneraba con obsesión malsana, recibió la siguiente orden de él.

“Métete bajo el agua. Si consigues chupármela, te besaré como tanto tiempo hace que sueñas que lo haga” le prometió Riky.

Luis sintió sus mejillas enrojecer y asintió rápido. Ajeno a lo sucedido ahí con su hermano menor Saúl poco antes. Acató la orden. El perro callejero le agarró como había hecho con Saúl. Tiró con la misma saña de su pelo, y cuando Luis consiguió echarse de golpe hacia delante, atrapando la dulce polla de su semental a medio hinchar entre sus labios, mamándola con deseo, Ricky le mostró a Saúl la tremenda cantidad de pelo rubio que le acababa de arrancar a Luis de su cabeza.

“Cuando un sumiso desea con la suficiente intensidad complacer a su Amo no hay obstáculos que le impidan complacerle, incluso si es el propio Amo quien pone las trabas. Un buen sumiso encuentra la manera de superarlas”

Tras aquellas palabras, Ricky hizo emerger a Luis, y le abrazó contra sí de su cinturilla estrecha, succionándole el labio inferior “Estoy muy orgulloso de ti, Luis” le dijo, llamándolo extrañamente por su nombre. El mayor de sus sumisos solo sonrió bobamente, y dejó que su Macho pegara sus labios a los de él y penetrara en su cavidad bucal con esa firmeza y energía tan particulares suyas. Ricky bajó la mano y soltó el aro que mantenía prieta la base de la polla del muchacho, masturbándole mientras le besaba, todo muy suave y tranquilo, lleno de deseo contenido, y de cariño, y tanto se excitó Luis con aquello que se corrió en pocos segundos, llenándole la mano a Ricky de su corrida impura de basura humana, justo antes de que su semen quedara diluido en la misma agua en la que se corrió su Amo poco antes.

“Ggracias mi Señor” susurró el rubio, sintiéndose en la puta gloria, mientras su Macho volvía a atarle el aparato como lo tenía.

viernes

Águila blanca. Serpiente Negra.04.


“Serpiente negra”, el vil hermano mayor del líder del clan, irrumpe en el poblado acompañado de su sádico hijo Yaotl, ejecutando una cruel venganza sobre la familia de “Águila blanca”. El tío viola a su sobrina más pequeña, mientras el sádico primo le rompe el culo a su hermana mayor.


La pequeña Mazatzin de melena rubia y orbes celestes acababa de tener su primer orgasmo provocado por la hábil lengua y las manos de su tío “Serpiente negra”, y se sentía completamente desconcertada.

Por su lado, Yaotl el sádico primo de las niñas, aprovechó ese momento para encastarle de un solo movimiento rudo y potente, casi la mitad de su polla gorda como la de un caballo, en el precioso culito adolescente de Eleuia, quien soltó un agónico aullido por el dolor que sintió.

Ambas hermanas, rubia la pequeña y castaño oscuro la mayor, estaban atadas la una a la otra. Eleuia puesta a cuatro, con el culo en pompa, las rodillas separadas por un palo, y sus tetas y hermoso rostro de cara al suelo. Su hermanita menor Mazatzin estaba parecido a ella, pero al revés, es decir, puesta encima de Eleuia, apoyando la parte alta de su tronco en las lumbares de la castaña, y con la cara sobre su culo ahora violentado por la polla de su primo de orbes bicolor. Sus piernecitas delgadas quedaban igual separadas por un palo. Las muñecas de cada una amarradas con sogas a cada rodilla ajena, y sus cuellos a la cintura de la otra, para evitar movimientos innecesarios, o vanos intentos de intentar escapar de sus violadores.

Yaotl se asió con mayor firmeza de las piernas forzadamente abiertas de su prima mayor y futura esposa y retiró su cadera lo justísimo para tomar un poco de impulso. De otro golpe duro y seco de cadera, enterró ese pollón gordote que lucía orgulloso entre las piernas en el maltratado orto de Eleuia.

-¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAHHHAAAHHHAAAHHHAAAHHH!!!!!! – la pobre “Deseo” solo podía hacer que gritar por el daño que le llegaba de ahí atrás.

-Que escandalosa eres, puta – dijo el sádico de su primo, como si no fuera él el causante de su sufrimiento – Me encanta que lo seas -

El abusador retiró su pollón de macho dejándole el hinchadote glande enorme dentro de su orto y empujó con todas sus fuerzas, enterrándole al fin completamente su oscuro pollón de caballo hasta las malditas pelotas.

-¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHAAAAHHH!!!! ¡¡NOOOOOOOOOOO!! ¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!! – la adolescente de orbes castaños se desgañitaba voceando como una perra. Sin poder contenerse comenzó a llorar desconsoladamente.

-Hhhhmmm…. Increíble prima… Tu culo de zorra me aprieta la polla como si quisiera engullirla y quedársela para él – murmuró el de peinado mohicano, sintiéndose en el puto paraíso. Y más sabiendo que esa hembra de infarto iba a ser suya por toda la eternidad.

Eleuia agarró fuerte las pantorrillas de su hermana “Venadito”. En ese instante, aquel bastardo que se comportaba más como un animal que como un ser humano, y que compartía lazos de sangre con ella, inició un movimiento no muy brusco sodomizándola. Yaotl no podía romperle el culo como deseaba por ahora, porque le costaba horrores extraer su rabo grueso como el de un caballo y de un largo considerable. Y eso que él tenía bastante fuerza. Pero el ano de la zorra de su prima era realmente angosto. Follarla era como tratar de meter el dedo gordo por el agujero de una aguja de coser. Se lo había lubricado obligando a Mazatzin a comerse el culo de su hermana mayor, y la había dilatado mínimamente con sus dedos. Aun así, los músculos de la pared del esfínter de aquel trasero glorioso le apretujaban con firmeza su duro rabo descomunal.

-Joder no voy a cansarme JAMAS de follarte el culo – aseguró Yaotl a su víctima.

-¡QUE TE DEN POR CULO YAOTL! – bramó “Deseo”.

-Jajaja no prima, es a ti a quien están dando bien dada por culo – respondió con sarcasmo el de orbes bicolor.

Y como para ratificar aquella afirmación, Yaotl imprimió mucha más mala hostia a sus movimientos, logrando penetrarla completamente, dejando solo el gordo glande dentro de su orto, y embistiendo con saña le iba encastando su pollote oscuro hasta sus enormes cojones bamboleantes y cargadísimos de leche que guardaba especialmente para ella, su futura esposa y madre de sus hijos.

-¡¡¡AAaaaAAAAAaaAAAAAaaAAAAAHHHH!!! – Eleuia solo podía gritar por el tormento que estaba obligada a soportar en sus posaderas recién desfloradas.

“Serpiente negra” se tomó un pequeño descanso mientras su hijo se divertía con la mayor de las hermanas. Realmente verle actuar así tal como era con una hembra era muy excitante, aunque él prefería ser más cuidadoso con su ninfa pre púber “Venadito”, la menor de las hermanas, casi tan rubia como su madre, y con los orbes del mismo tono celeste.

El hombre de piel negra sabía que follarse a Mazatzin sería todo un reto, si no quería dañarla de forma permanente. Por eso dedicó un buen rato a comerle el coño con deseo, a dedearla y manosearle sus incipientes pechitos de niña. Y no se detuvo hasta que consiguió arrancarle su primer orgasmo, cuyos flujos mezclados con sangre de su primer periodo bebió con la avidez de un hombre perdido en el desierto.

Por cómo estaba atada, “Venadito” había estado observando horrorizada como el aterrador miembro viril del sádico de su primo destrozaba sin piedad el culo de su pobre hermana mayor. La niña se sobresaltó cuando escuchó una voz muy familiar susurrándole en el oído.

-Ya has visto como es la mía de grande – la polla de su tío era bastante más larga que la de Yaotl, solo un poco menos gruesa, como una lata de refresco. Negra. Con un capullo mucho más gordo que el resto del tronco, unos cojones mucho mayores y más colgantes. Y todo ello envuelto con pelos crespos oscuros.

La ninfa rubia se estremeció recordando ese vergote descomunal que reventó el coño de su madre ante sus ojos.

-Vas a ser mi esposa. Y vas a darme muchos hijos – “Serpiente negra” susurraba esas palabras a su sobrinita menor, mientras le frotaba el duro glande de su rabo gigantesco contra su conchita de nenita sin pelo – No quiero hacerte sufrir más de lo estrictamente necesario – aseguró, besando su cuello.

Mazatzin no sabía ni qué responderle ya, con todo lo que estaba pasando. La situación la superaba en todos los sentidos posibles. No entendía nada. No sabía el porqué del odio de su tío y su primo hacia ellas y sus padres. Ni porqué querían violarlas. Desposarlas. ¿¿¿Por qué Yaotl había metido su cosota en el culo de Eleuia??? ¿Eso era normal? ¿Lo hacían los maridos con sus mujeres? Porque hasta ese instante en que se vio obligada a ver la sodomización forzada de su hermana mayor “Deseo”, la ninfa rubia no sabía ni que aquello fuera posible. Y para acabar de confundirla y avergonzarla, su tío Itzcoatl le había dado muchísimo placer con su lengua y sus manos… ¿qué pasaría cuando ese hombre le metiera esa monstruosidad de cosa que le colgaba entre las piernas hasta las rodillas? La niña quería morirse ahí mismo.

“Serpiente negra” pegó su glande hinchado contra la conchita virgen de su sobrinita menor. La imagen era bestial. Ella era menuda, delgadita, de cuerpo sin desarrollar, piel clara, pelo rubio y orbes azules. Él en cambio, era un bravo guerrero curtido en batalla. Era muy alto y de cuerpo fornido. De piel tan negra como sus orbes o su pelo. Y ya comparando sus intimidades, la cosa se ponía aún más complicada. Si a Yaotl le costó meterle su rabo en el estrecho ano de su prima Eleuia, ahora el glande que intentaba penetrar en esa rajita diminuta era descomunal. Era un elefante tratando de follarse a una hormiga.

Sabiendo lo que se le venía encima, “Venadito” trató de relajarse. La nenita notaba esa cosa imposible y dura como una roca frotándose contra su conchita húmeda por la comida de coño y el orgasmo que tuvo. Itzcoatl acariciaba muy suave los hombros, brazos, y la cintura de su sobrinita. Dejaba cálidos besos por su espalda, a lo largo de su columna, y alrededor de ésta. Viendo como Yaotl maltrataba a su presa, le entraban ganas de ser igual de cruel. Pero no podía. No debía hacerlo. Su polla de elefante era bien capaz de destrozarle el coño a la mujer más puta y acostumbrada a ser follada.

Mazatzin era su pequeño y preciado tesoro. No era una puta más. Era la hija menor de su hermano recién asesinado. Y sería su orgullosa esposa por el resto de su vida. Disfrutaba imaginando el espíritu atormentado de su hermano menor “Águila blanca” cuando viese desde el más allá como su preciosa hijita pequeña se convertía en una jovencísima hembra ávida de sentir la polla de “Serpiente negra” en todos sus orificios por puro placer. Sí, eso sí que le causaría un placer inimaginable. Bendita venganza.

Llegó un punto, cuando el violador tenía metida nada más que el extremo de su rabo dentro del coño de su ninfa, que notó ya su himen intacto. Joder, soltó un chorretazo de precum sabiendo que la iba a desvirgar ya mismo. A su “Venadito”. Y sería suya para siempre. Por su lado, la pre púber rubia notaba su diminuta raja de niña ya estiradísima, cosa que le provocaba cierto dolor. Pero callaba y aguantaba.

-Ahora te va a doler, “Venadito”. Será lo más incómodo que te haga. Luego te prometo que mejorará y te haré sentir como antes – dijo Itzcoatl a su ninfa rubia de orbes celestes.

Y sin darle mucho tiempo a pensárselo demasiado, el malvado tío dio un único y firme empujón con su cadera, consiguiendo que su glande grueso y duro penetrara completamente en el coño angosto de su sobrina.

-¡¡AAAaaAAaaaAAAAaaaAahHhhhHhh…!! – la nenita evidentemente soltó un quejido cuando su himen se rasgó. Su virginidad robada por el hermano mayor de su padre.

-Tranquila, preciosa ninfa, lo peor ya ha pasado – respondió excitadísimo y complacido el corpulento hombre negro.

Con habilidad, el violador bajó su mano al coño de la pequeña y comenzó a estimularle el clítoris. De momento no se movía de como estaba, solo con su gordote glande insertado en tan angosto canal. No tenía prisa alguna. Quería disfrutar de aquel momento al máximo y tener un hermoso y excitante recuerdo para la posteridad.

En ese momento, Yaotl golpeó varias veces con la mano abierta una de las nalgas de su prima Eleuia.

-¡¡NOOOOOOO!! ¡¡ME DUELE MUCHO!! ¡¡PARA, POR FAVOR!! ¡NO LO PUEDO SOPORTAR! – le suplicó entre lágrimas la mayor de las hermanas a su sádico sodomizador.

Yaotl detuvo sus embestidas. Se fue retirando muy despacio del interior del culo de “Deseo”. Cuando solo quedaba la punta dentro, dejó que el propio orto terminara de expulsar casi del todo al gordote intruso fuera, quedando su orificio posterior palpitante y muy dilatado.

-Que exagerada eres, zorra. Ni si quiera tienes sangre… Todavía – le respondió el de pelo mohicano con cierto sarcasmo en su tono de voz.

El sádico empujó y su glande penetró un poco dentro del ano de su prima mayor. Otro empujoncito y lo penetró un poquito más. El bastardo se estaba poniendo como una puta moto haciéndole aquello a la hermosa adolescente de la que abusaba. Cada empujón iba acompañado de un delicioso quejido por parte de ella que le hacía estremecerse de puro gozo.

-Noooo… Basta Yaotl… ¡Aaahhhh…! Te lo suplico… No más… ¡Aaahhhh…! - imploró la hembra maltratada.

-Me gustaba más cuando berreabas como una cerda, prima – aseguró el de orbes bicolor.

Con la mayor crueldad del mundo, Yaotl sacó del todo su rabo grande como el de un caballo, y con ferocidad, empaló completamente a su hermosa prima con él de golpe, iniciando una follada salvaje a su orto. La manera en que ese sádico sodomizaba a Eleuia era bestial, y más teniendo en cuenta la poca preparación, la notable diferencia de tamaño entre su polla y el orificio estrecho de ella, y la forma inhumana en que él embestía contra su culo.

-¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHAAAAAAAAAHHH!!!! ¡¡AAAHHHHHHHAAAAHHHAAAAAAAHHHHHHH!! ¡¡AAAAAAAHHHHHHAAAAAAAHHHHHHH!!  – la adolescente de orbes castaños solo gritaba por el punzante dolor insoportable que Yaotl causaba en su trasero.

Mientras violaba a su prima, Yaotl comenzó a arañarle la piel allá donde llegaba, le rasgaba la piel con sus uñas, con sus dientes, la golpeaba para su propio mayor goce de sádico bárbaro y desalmado.

Fue entonces cuando “Serpiente negra” notó que su paciencia tenía recompensa. Tras estar masturbando a Mazatzin dejándole solo su glande gordo y negro dentro de su coño pre púber, sintió como éste se relajaba un poquito y ya no le estrangulaba tanto como antes cuando la desvirgó.

-Muy bien, “Venadito”, veamos si tu conchita puede tragar un poco más de mi dura serpiente – dijo Itzcoatl a su sobrina menor. Ella tembló por dentro.

El guerrero tatuado pasó una mano por los labios vaginales de su preciosa ninfa rubia y utilizó sus propios jugos y su sangre menstrual para humedecerse la polla y su coño. Luego, inició un balanceo suave y tranquilo. De manera cuidadosa, el fornido negro conseguía ir penetrando ese coño de cría centímetro a centímetro. Mazatzin cerró los ojos y apretó los puños. Realmente en comparación a la brusquedad de la primera embestida que le rompió su himen, ahora sentía en su vagina que la tenía completamente tensa, estirada, y como poco a poco, con molestia y cierto dolor palpitante mezclado con el placer que le causaban los dedos de su tío en su clítoris, iba abarcando en su interior cada vez más pedazo de aquella verga descomunal que calzaba su futuro marido.

-Aaahh… Nnnnhhh… - jadeó la nenita, sin negarse a aquel avance.

Al contrario que Eleuia, “Venadito” trataba de no gritar y soportar aquella extraña violación lo mejor posible. Había descubierto que discutiéndole a su tío solo lograba recibir su ira. Pero si se portaba mansa y tranquila, él se preocupaba por darle algo de placer al menos. Y más viendo como su primo Yaotl maltrataba el culo de “Deseo”. Si le hicieran algo así a ella, si la torturasen como ese bastardo estaba maltratando a su hermana… ella no sería capaz de soportarlo.

“Serpiente negra” mantenía constante el movimiento de sus caderas. Le estaba costando mucho tiempo, pero ya casi iba por la mitad de su anaconda elefantina. El coño de su ninfa era muy elástico y no paraba de soltar jugos que, unidos a su precum, ayudaban a la penetración. Las manos de Itzcoatl no permanecían quietas. Acariciaba todo el cuerpo de su jovencísima hembra con deseo ardiente, le lamía la espalda, masajeaba sus pechitos de cría, y volvía a masturbarle el clítoris. Y así “Venadito” fue relajando poco a poco su vagina, y poco a poco su tío se la fue llenando de duro rabo de semental caliente.

Cuando solo quedaban un par de dedos del impresionante tronco de elefante fuera del coño de la niña rubia, Itzcoatl sujetó firme a Mazatzin y terminó de rellenarle su dulce coño rosadito de negra polla dura de un último empujón, algo más profundo y firme que los anteriores. Los enormes cojones colgantes del guerrero tatuado quedaron completamente pegados al cuerpo de su preciosa ninfa de orbes celestes.

-AaaaAAaaahhh… - “Venadito” soltó un gemido cuando se notó a reventar de polla de su tío.

-Ya está, preciosa. Lo has conseguido. La tienes toda entera dentro de ti… ¿Cómo la sientes? – quiso saber el pervertido hombre, quedándose quieto dentro de ella.

-Hhhh… No sé - la pobre cría no sabía qué decirle a su tío. Decidió ser franca – Molesta. Es tan enorme… Aunque no me dolió tanto como pensaba. Fue peor lo primero – dijo, en referencia a la rotura de su himen.

-Seguro que te gustó cómo te hice sentir antes con mi boca, “Venadito” – le respondió “Serpiente negra” – Ahora haré que te sientas igual de bien, pero como un marido se lo hace a su mujer, dándole todo el amor que tiene acumulado aquí dentro – el fornido hombre se agarró los gordos cojones colgantes y los apretujó contra el coño suave y tierno de su sobrina.

-Hh… ¿El amor…? – evidentemente la menor no tenía ni idea de qué le estaba hablando su tío.

-Muy pronto lo comprobarás por ti misma, mi preciosa niña – aseguró su abusador, comenzando a moverse en su cálido y prieto interior muy despacio.

Eleuia tenía buena parte de su cuerpo marcado, golpeado y rajado, allá donde el bestia de su primo Yaotl llegaba con sus garras y dientes afilados. Además de la garganta dolorida de tanto gritar, aunque no tanto como su culo que el sádico de orbes bicolor sodomizaba sin compasión. La pobre adolescente de pelo castaño, amarrada e indefensa, no podía hacer nada por frenar el salvaje ataque de aquel animal sin escrúpulos que se había obsesionado con cumplir con ella una tormentosa venganza que no comprendía.

Pero Yaotl no se sentía satisfecho. Todavía podía causarle mayor dolor y sufrimiento a su futura esposa. Y sabía exactamente cómo iba a hacerlo. Él poseía un hacha de guerra algo distinta al de las del resto de su tribu. Las otras eran simples hachas hechas de una pieza de bronce, con el mango redondo, y la parte de arriba una media luna aplastada y afilada, de no más de 5 cm de largo y 3 cm de ancho. El hacha del malvado violador era distinta. Para empezar, estaba hecha de dos piezas. Un mango de fémur algo curvado decorado con símbolos negros, y la parte cortante del hacha estaba hecha de afilada obsidiana negra, un triángulo que tenía uno de sus vértices incrustado en el extremo superior del hueso. El extremo inferior del mango se ensanchaba, por la forma natural del fémur en sus lados, bifurcándose. En el centro de esta cavidad habían incrustado una pieza redonda de obsidiana. En conjunto era mayor, más larga, y desde luego bastante más ancha que las de sus compañeros guerreros.

Afortunadamente para Yaotl, llevaba dicha arma encima, pues estaba colgada de su cinturón lleno de huesos y piedras.

-¿Preparada para perder tu virginidad, zorra? – le preguntó a su prima.

-¿¡Qué!? ¡¡NO!! – chilló “Deseo” aterrorizada, pensando que el bastardo iba a meterle ahora su pollón descomunal por su coño. Pero no tuvo esa suerte.

El de orbes bicolor metió el extremo inferior de su hacha en la boca de “Venadito” para que la chupara, cosa que hizo sin oponer resistencia, mientras soltaba suaves gemidos, a medida que su tío la iba follando cada vez a más velocidad y profundo, quedando a un lado el dolor que sintió al principio de su desfloración, y obteniendo ahora bastante placer con ese maldito pervertido que casi le triplicaba la edad. Esos jadeos delatantes quedaban ahora ahogados por el arma que su primo le obligaba a mamar, como si fuera otra polla.

Yaotl no se demoró demasiado en sacarle a “Venadito” el mango del hacha de su boquita de niña linda. Estaba extasiado con lo que iba a hacerle a Eleuia. Pensaba desvirgarla de la peor manera posible para ella, la más deshonrosa y despreciable. Porque no pensaba usar su polla para hacerlo. Se sentía demasiado bien reventándole el culo como para sacársela de ahí. Sin más preámbulos, el sádico puso el extremo inferior abultado de su arma contra el coño de su prima mayor y empujó con toda su mala hostia, encastándoselo en su vagina de puta hasta la parte del hacha de obsidiana, dejándola completamente en su interior. Igual que la tenía completamente empalada por el orto con su gordote rabo de semental.

-¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!!!!! – “Deseo” soltó un grito tremendo cuando notó que su virginidad había sido robada de aquella despreciable manera.

Y encima ese bastardo degenerado no había sacado esa cosa enorme de su culo y ahora le dolía horrores tanto su vagina sangrante como su ano dilatados ambos al máximo y tensísimos. El daño era atroz. Insoportable. Eleuia aullaba como una cerda el día de la matanza. Y esos gritos de puro sufrimiento visceral provocaron en Yaotl tal excitación extrema que comenzó a violentar el pobre cuerpo de la adolescente de pelo castaño con toda su rabia. La sodomizaba sin compasión a una velocidad de vértigo, y se follaba su coño recién estrenado con el mango de fémur de su arma. Se sentía muy muy muy excitado.

-¡¡ASI PUTA!! ¡¡GRITA BIEN FUERTE!! ¡¡AaaaAAaaaaAaaahh!! ¡ME PONES A MIL, CERDA! – exclamó Yaotl entre profundos gemidos de placer.

-¡!!AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!! – y la pobre “Deseo” venga a berrear desesperada.

Y cuanto mayor dolor y humillaciones sufría la adolescente de pelo castaño, más placer y cuidados recibía su hermana pequeña rubia “Venadito”, quien ya gemía con más soltura al ritmo de las penetraciones vigorosas de su tío en su coño de nenita recién desvirgado. Ambos hombres se sentían desde hacía rato al borde del orgasmo. Y la jovencísima Mazatzin les seguía muy de cerca, ahora que estaba descubriendo los gozos del placer carnal de mano del hermano de su padre. La única de aquel cuarteto que sufría y lo pasaba terriblemente mal y quería morirse era Eleuia, la mayor de las hermanas.

-Mi preciosa “Venadito”... AaaaAaahh... Se acerca el momento... AaaAahh... ¿Preparada para recibir el amor de tu tío y darme el tuyo? – preguntó “Serpiente negra” a Mazatzin.

-Ssi tío... AaaaAaahhh... Creo que siii... ¡Se siente bieeen...! – reconoce la menor de melena rubia.

Itzcoatl comenzó a penetrarle el coño a su sobrinita mayor velocidad. Sus enormes cojones colgantes negros golpeaban una y otra vez contra el cuerpo de la ninfa pre púber, deleitándole con el delicioso sonido como chapoteante. Cuanto más rápido embestía el oscuro guerrero tatuado de serpiente, mayor era el gozo que sentía “Venadito” en su coñito prieto y recién desvirgado.

-¡¡Ya me viene preciosa!! ¡¡Siente mi semilla en tu interior!! ¡¡AAaAAAaaAAAaAAAaAAHH!! – Itzcoatl dio un último empujón y empezó a correrse de manera increíblemente abundante en el interior del útero de la niña.

-¡¡AAaAAAaaAAaaAAaAAaaAAahhh...!! ¡¡Sssiiiii!! – “Venadito” comenzó a sentir convulsiones muy intensas en su vagina, y justo cuando su tío se le corría dentro, ella hizo lo mismo, llegando a tener un orgasmo espectacular.

Yaotl también estaba al límite de su aguante. Pero el sádico bastardo no pensaba ponerle nada fácil a Eleuia. Todo lo contrario, siempre que pudiera, le jodería la existencia un poquito más allá del límite cruzado anteriormente. Así que el muchacho de pelo castaño inició un ritmo terrible sodomizando a la mayor de las hermanas, “Deseo”, con su gruesa polla de caballo semental. Le empotró con violencia, con ira, con rabia, con saña. Quería ver salir el extremo de su duro rabo de toro por esa boquita de cerda que tenía la zorra su prima.

En el momento en que el de orbes bicolor notó que le llegaba el orgasmo, clavó su polla bien profundo en las entrañas de la adolescente recién desflorada y comenzó a soltarle allí litros de lechada espesa y caliente.

-¡¡AAaAAAaaAAAaAAAaaAAAHH!! ¡¡Ssiii Jodeeeer!! ¡¡ME ENCANTA FOLLARTE EL CULO PUTA!! – gritó mientras gemía extasiado.

-¡Nooo! ¡Bastaaa yaaaa! – suplicaba Eleuia llorando al límite de sus fuerzas y sintiendo un lacerante dolor en su orto.

El primo de la violentada sacó de pronto su gordota polla del ano de la chica abusada, le quitó el mango de su hacha de dentro de su sucio coño de perra, y de una sola embestida le clavó su duro rabo palpitante y que seguía escupiendo leche, dentro de su raja.

-¡¡AAAAAaaaAAaAAAAaAAAaaahh!! ¡NOTA COMO TE PREÑO CERDA!! – le dijo aquel sádico sin escrúpulos.


-¡NOOOOOOO! ¡¡NO QUIERO TENER UN HIJO TUYOOOOOOOOO! ¡¡¡MALDITO YAOTL!!! – Eleuia volvió a llorar mucho más fuerte por aquella putada.

Su violador todavía tuvo tiempo de sacarle el pollón gordo de caballo del coño y clavárselo en el culo, y correrse un poco más, y volver a sacársela para empalarla por su coño y dejar ya los últimos escupitajos de corrida en su interior. Preñándola seguro.

-.... Te... odio... – susurró “Deseo” al bastardo de su primo.

-Lo sé, zorrita. Por eso mismo quiero tenerte por esposa. Porque eres una mala puta que no sabe estarse callada y someterse a la voluntad de su macho – le respondió el castaño.

Tras decirle esto, el de orbes bicolor se limpió la polla en la falda rota de su prima y se alejó para tomarse un merecido descanso.

Su padre, “Serpiente negra”, también se salió de dentro del delicioso coño de su ninfa rubia, y acompañó a Yaotl a tomarse un refrigerio y alguna bebida alcohólica. La noche no había hecho más que comenzar.

Águila blanca. Serpiente Negra.03.


“Serpiente negra”, el vil hermano mayor del líder del clan, irrumpe en el poblado acompañado de su sádico hijo Yaotl, ejecutando una cruel venganza sobre la familia de “Águila blanca”. El tío le come el coño a su sobrina más pequeña, mientras el sádico primo obliga a la pequeña a comerle el culo a su hermana mayor.


Tras “Serpiente negra” violar a su cuñada, y su sádico hijo Yaotl haber empalado y matado al marido de ésta y hermano suyo, Itzcoatl seguía sintiéndose excitadísimo. Acababa de descargar litros de esperma en ese coño de puta y quería más.

Tío y primo ordenaron a sus hombres que situaran a las menores justo delante de la alta estatua de piedra con forma natural de círculo con un orificio central, sobre la alfombra de coloridas flores amarillas rojas y verdes, con formas geométricas sagradas. Yaotl, el más sádico, fue quien ideó la mejor manera de amarrarlas juntas.  

Debajo pusieron a Eleuia, la mayor de las hermanas. Estaba de cara al suelo del bosque. Tenía las piernas forzadamente separadas por un firme palo de madera amarrado de rodilla a rodilla. Su trasero estaba alzado y en pompa, no podía bajarlo porque el cuello de su hermanita “Venadito” había sido atado a su cintura, si se movía demasiado la ahogaría. “Deseo” tenía apoyados en el piso sus pechos turgentes y sus brazos, forzadamente separados y atados a las rodillas de Mazatzin.

La más pequeña de la familia estaba puesta boca abajo sobre el cuerpo de su hermana mayor, con su cara justo sobre el culo de Eleuia. Sus bracitos de niña atados por las muñecas a cada rodilla de “Deseo”. Como a ella, a “Venadito” le habían amarrado un largo palo entre sus rodillas para mantenérselas separadas, y en su cintura pusieron un lazo unido al cuello de su hermana, cuya cabeza asomaba por entre sus piernas. Para que nos entendamos, Eleuia estaba situada como si implorara algo a un Dios, y Mazatzin a cuatro sobre el piso por encima de “Deseo”. Ambas todavía vestidas con sus faldas.

Los hombres de “Serpiente negra” permanecían en círculo alrededor de ellas, con los pocos supervivientes del clan arrodillados a sus pies y amenazados con sus armas. Les habían dado órdenes muy explicitas sobre ese momento. Debían presenciar el desfloramiento de las hijas del jefe del clan, para que no hubiese dudas de quiénes eran los futuros padres de sus hijos. Además, tenerlos presentes mientras iniciaban la violación, sería todavía más humillante para las niñas.

Itzcoatl y Yaotl, padre e hijo, se situaron cada uno al lado de la hembra que iba a convertirse en su esposa y se quitaron los taparrabos tirándolos al suelo. La escena era realmente perturbadora.

“Serpiente negra” era el más oscuro del grupo. Tenía la piel, el pelo y sus orbes azabache intenso. Poseía un cuerpo grande, muy fuerte. Además, estaba completamente tatuado, hasta sus partes más íntimas, como una piel de serpiente. Su polla se mostraba tan magnífica y aterradora como antes. Era larga hasta su rodilla, gruesa como una lata de refresco, con un capullo gordote y un poco menos ancha bajando por el tronco. Le colgaban debajo dos cojones tan largos y grandes como el resto de su virilidad. Y todo ello estaba enmarcado por una maraña de vello púbico crespo.

La pequeña de la que pretendía abusar, “Venadito”, era casi todo lo contrario a su tío. Ella mediría ni metro y medio de altura, cuando él llegaba casi a los dos metros. Él era un fuerte guerrero oscuro, mientras ella era una niña sin florecer, muy delgada y pequeña. Prácticamente sin curvas. Además, su melena rubia oscura y sus orbes celestes la hacían todavía más hermosa y angelical.

Por otro lado, estaba Yaotl, hijo de “Serpiente negra” y que pretendía violar a su prima mayor. Eleuia y él compartían rasgos físicos. Ambos tenían la piel un poco más clara que el moreno habitual de los de su tribu. Además, los dos tenían ojos color marrón oscuro (excepto el azul celeste del joven sádico de orbes bicolor) y pelo castaño oscuro. Casi podían parecer hermanos, cosa comprensible, puesto que sus madres eran hermanas y bastante parecidas también.

Yaotl poseía un físico menos imponente que el de su padre. Era menos robusto, y un poco más bajo, pero sus músculos igualmente estaban bien fibrados. Se había limado los dientes para resultar más fiero. Y cuando tiró su taparrabos al suelo, todos pudieron comprobar que nada tenía que envidiarle a su padre. El de orbes bicolor tenía un rabo largo hasta media pantorrilla, pero compensaba de creces aquella diferencia con su progenitor con un grosor monstruoso. Podría ponerse su polla al lado de la de un caballo semental y habría dudas en quien la tendría más gorda. Así de tremendo era ese moreno pedazo de firme carne. Meterlo en un coño era como hacer un fistfucking con el puño cerrado de un hombre de manos grandes. Por debajo unos cojones no tan colgantes, más con forma de bolsa, pero sí imponentes. No tenía vello alguno en esa zona.

Cuando cada niña vio la monstruosidad de rabo que poseía su violador, se estremecieron de puro pánico. Estaban aterrorizadas. Acababan de presenciar como su madre era abusada por una de esas cosas y no querían ser las siguientes en padecer semejante tortura infame. Pero no tenían forma de salvarse, ni nadie acudiría a su rescate. Su padre “Águila Blanca” estaba muerto, empalado, justo ahí al lado. Y su madre, atada abrazada a él, había quedado en shock tras la agresión y ver morir a su amado marido entre sus brazos.

“Venadito”, la más pequeña, comenzó a temblar. “Deseo” quería romper a llorar. Gritar. Mandarlos a la santísima mierda. Pero no podía hacerlo. Notaba lo asustada que estaba Mazatzin y como su hermana mayor, Eleuia debía mantener la compostura, para que no entrasen ambas en estado de pánico. Eso sería lo peor. Debían mantenerse unidas y con la cabeza fría para tratar de encontrar una forma de escapar de allí. Eso pensaba la adolescente de orbes castaño oscuro. “Deseo” movió los dedos y acarició suave las rodillas de “Venadito”, intentando trasmitirle una tranquilidad que ella misma no sentía.

El enorme guerrero oscuro “Serpiente negra” se acercó a su “Venadito” y se arrodilló entre sus piernas forzosamente abiertas. Terminó de subirle la falda y desanudó sin prisas su braguita hecha con una tira de paño. Era la única de las hembras que llevaba esa prenda, por estar con su menstruación. Cuando Mazatzin notó que su zona más íntima quedaba a la vista de todos los presentes, y no solo eso, encima con su primer sangrado, hecho que se consideraba muy mágico y espiritual para su pueblo… entonces sí que deseó morirse de pura vergüenza.

El tío de la niña le abrió los labios mayores, observando encantado el pequeño tesoro que la de melena rubia guardaba entre sus piernas. Era sonrosado. Diminuto. Sin un solo pelo. Acercó su nariz y aspiró hondo, empapándose del aroma único y propio de aquella parte de la anatomía de ninfa de su futura esposa. Entonces Itzcoatl sacó su lengua gordota y caliente, y se la pasó a la cría desde el final de su raja hasta el inicio. Poco le importaba a él que ese delicioso coño de niña sangrase. Él como guerrero y cazador estaba acostumbrado a comerse crudas varias partes del cuerpo de animales y seres humanos.

-Hhhmmm… que rica estás “Venadito” – le dijo el malvado violador que le triplicaba la edad casi.

Mazatzin abrió mucho los ojos y se quedó paralizada con ese contacto extremadamente extraño, no tan violento como había esperado, y chocantemente agradable a su manera.

Mientras el tío de “Venadito” dedicaba su tiempo a comerle su coño virgen, por el otro lado Yaotl se acercó al culo de su hermana mayor Eleuia. La pequeña Mazatzin podía verlo todo perfectamente, pues tenía su cabeza puesta encima de aquel trasero firme de hembra de la adolescente de pelo castaño oscuro.

El bastardo de sádico de su primo torció su malvada sonrisa y le dijo:

-Me muero de ganas de maltratar a tu hermana. Como mi padre ha hecho con tu madre – empezó a decirle el chico de peinado mohicano, y luego prosiguió – Pero te daré la oportunidad de hacerle sentir menos dolor a Eleuia -

“Venadito” miró interrogante a su primo. Evidentemente la niña amaba profundamente a su hermana mayor y haría lo que estuviera en su mano para no verla sufrir como había visto a su madre escasos minutos antes.

-¿Qu… qué ppuedo…? – preguntó temblorosa Mazatzin, mirando al muchacho de orbes bicolor.

-¿No te lo imaginas? – le respondió Yaotl, acariciándole con las uñas las preciosas nalgas a su prima Eleuia.

-Ppor favor… Yaotl… dímelo – susurró la niña rubia, implorándole al violador de su hermana que le dijera cómo ayudarla. Ni que fuera mínimamente.

-Ya has visto lo que pasa si se penetra un orificio seco – dijo, en referencia al coño desgarrado y sangrante de su madre violentada.

-¡Mazatzin, no le escuches! ¡¡No hagas caso de lo que diga Yaotl!! – le previno Eleuia a su hermana menor rubia.

Sin pensárselo dos veces, el sádico de ojos bicolor alzó una de sus manos y empujó la nuca de “Venadito”, enterrándole su rostro de ninfa entre las nalgas de su hermana mayor.

-¡Aaahhh! ¡Eso no es...! ¡¡ES MI CULO!! – exclamó Eleuia cuando notó la carita de Mazatzin empotrada contra su trasero.

-Dije que penetraría tu orificio, pero no especifiqué cual ¡Jajajaja! – el primo de las niñas se descojonaba en su puta cara. Entonces se dirigió a la pequeña ninfa rubia – Ahora saca la lengua y lame a tu hermana. Cuanto más lo hagas, menos le dolerá -

Yaotl no apartaba la mano de la nuca de Mazatzin, manteniéndole la cara pegada completamente pegada al trasero de la hermosa Eleuia. Joder como iba a gozar reventándole el culo a la preciosa de su prima.

Por su lado, “Venadito” se rindió a la situación. Si tenían que pasar por esa penitencia, al menos que resultara un poco menos traumático y doloroso para su amadísima hermana mayor “Deseo”. Despacio, entreabrió sus labios rosados y sacó su lengüita, acercándola dubitativa hacia el orificio anal de su hermana.

Si nunca te han hecho una buena comida de culo es algo difícil de explicar. Lo único que tiene en común con una comida de coño es la sensación de humedad y calidez. Pero no se siente igual en la vagina que en el ano. Ni de lejos. Un cunnilingus es socialmente aceptado, muy agradable y placentero desde el principio, y provoca que la raja empiece a soltar jugos. Pero por el orificio trasero… la primera vez que sientes ahí en ese lugar “prohibido” o “antinatural” como lo llamarían algunos. Las terminaciones nerviosas del culo tienen una sensibilidad particular, única. Es algo que solo puedes comprender si lo has vivido. Es una experiencia entre emocionante, que puede asustar un poco al principio, que sorprende muchísimo cuando empieza y que te hace pensar que por muy “antinatural” que sea eso, pues joder, se siente de puta madre.

Y eso comenzaba a sentir Eleuia mientras su hermanita menor Mazatzin le pasaba suave su pequeña lengua por el espacio entre sus nalgas. Si se lo estuviera haciendo el sádico de ojos bicolor sería muy distinto, por el desprecio que sentía hacia él. Pero a “Venadito” no podía odiarla, ni detestaba lo que le hacía sentir en aquel momento. Quizás hasta un poco agradeció que le humedeciera ahí atrás, porque aquel monstruo de vergota que calzaba su primo no era normal y no quería morir desgarrada empalada por ella.

En el otro lado, “Serpiente negra” dedicaba todas sus energías en comerle el coño virgen a su sobrinita rubia. Después de humedecerle completamente los labios mayores y menores, apartó su boca del pequeño orificio y se chupó el dedo índice. Necesitaba comprobar que ciertamente su futura esposa era inmaculada, y al tener el periodo en ese momento no quedaría claro solo por la sangre evidentemente. Itzcoatl situó la yema de su dedo sobre la suave superficie que era la vagina sonrosada de “Venadito”. En contraste, el dedazo del guerrero era negro, grueso, rasposo. Hizo presión con delicadeza. No pretendía desflorarla así. Solo confirmar la pureza de su hembra. Poquito a poco, la puntita de su dedo fue penetrando aquel agujero glorioso.

Mazatzin apartó la boca del culo de su hermana “Deseo”. Se quedó paralizada de miedo cuando el guerrero completamente tatuado como una serpiente comenzó a avanzar con su dedo, sin prisa, pero sin pausa, en ese lugar tan perturbador.

-Nnnhhh…. Tío… Nnno hagas… Nnnnhh… Nno… - imploró la jovencísima ninfa rubia.

Yaotl se asomó para ver porqué “Venadito” decía aquellas palabras.

-Seguro que es virgen. Ya sabes cómo son estos pardillos – le dijo a su padre.

Justo en ese momento, en que “Serpiente negra” conseguía introducirle su primera falange dentro de coño apretadito y suave de la niña rubia, notó la fina membranita que estaba buscando y se detuvo, sonriendo con maldad.

-Si. Confirmado. Mi hembra no ha sido tocada – respondió a su hijo, y luego le preguntó - ¿Has comprobado la tuya? –

-A la mía más le vale serlo si no quiere que la destripe con mis propias manos – amenazó Yaotl.

No tenía necesidad de comprobarlo. Si cuando la penetrara no sangrase por el motivo que fuera… lo llevaba francamente mal. Por mucho que al sádico de orbes bicolor le pusiera cachondo abusar de su prima, no la tendría como su esposa si no tenía una demostración física de su pureza.

El mayor de los hombres comenzó a mover su dedo, metiendo y sacando la puntita del cálido coño de su sobrinita, sin pasarse de la frontera de su virginidad. “Serpiente negra” se inclinó para poder pasarle la lengua por su diminuto clítoris mientras la masturbaba.

-AaaAaaaAaaahhh… HHnnnn… - Mazatzin, sorprendida por el placer que sentía, comenzó a jadear suave sin poder contenerse. De momento no había sentido nada de dolor.

Yaotl, muy excitado por la situación, tiró del pelo de “Venadito” y le metió muy bruto dos dedos dentro de su boquita entreabierta de princesa.

-HhhhHHHhhhnnn… - los jadeos de la joven rubia quedaron apagados por los dedos de su primo.

El sádico de orbes bicolor movió brusco los dos dedos en la cavidad bucal que penetraba a la fuerza. Y tan bruscamente como se los había metido, se los sacó, cosa que la pobre “Venadito” agradeció silenciosamente. Yaotl apuntó sin más al culo de la mayor de las hermanas y de un movimiento muy rudo y firme, le penetró con ambos hasta lo más profundo que pudo, en su culito prieto.

-¡AAaaAAaaaAAaahhh! – se quejó la adolescente de pelo castaño oscuro.

Mazatzin notó como Yaotl le empujaba de nuevo la cara contra el culo de Eleuia, así que repitió lo que había estado haciendo antes, procurando lamerle a su hermana mayor toda la superficie que fuera capaz, pasándole la lengua al bicolor por sus dedos cada vez que éste los sacaba y metía del ano de “Deseo” con mucha velocidad y sadismo.

-¡AAaaAaaAAaAAaAahhh! ¡BASTA YAOOOTL! – gritó Eleuia, notado mucho dolor por su culo violentado tan salvajemente.

- HHHhhhhmmmHhhhhmmmHhhmmm… - “Venadito” jadeaba contra el culo de su hermana y se lo comía con devoción.

Mientras tanto, el padre del chico sádico continuaba con su comida de coño a esa ninfa de ensueño que era su sobrinita más joven. Dejando su gruesa lengua fuera de la boca, Itzcoatl comenzó a mover su cabeza de lado a lado, para estimular ese clítoris que jamás había sido tocado. Lo frotaba con insistencia con su sinhueso húmeda y caliente. Inclinándose un poco más hacia delante, “Serpiente negra” consiguió agarrar con su mano libre una de las tetitas de la niña rubia. No era más que un conito incipiente, suave y de lo más agradable de tocar. Atrapó su pezón entre el índice y el pulgar para acariciárselo de manera muy voluptuosa.

-¡HHhmmm…HhHhhhHHhhhmmm...HHhhhHHHHmmm…! – los jadeos de la ninfa iban subiendo de intensidad.

La mente de la pequeña “Venadito” estaba dividida en dos. Por un lado, tenía al malvado de su tío haciéndole una jodida comida de coño de campeonato, masturbándola suave y sin profundizar con dos dedos su raja virginal, y tocándole de esa forma tan gozosa su cuerpo, que le estaba volviendo loca. Por otro lado, Mazatzin sufría viendo muy de cerca como los dedos de su primo Yaotl violentaban el estrecho ano de su hermana mayor. La rubia chupaba el culo de “Deseo” realmente con todas sus ganas.

Itzcoatl varió su forma de estimular la vagina de la pequeña “Venadito” para otorgarle todavía más placer. Ahora, en vez de frotar de lado a lado su clítoris, dejó la cabeza quieta y fue solo su lengua la que comenzó a moverse de abajo hacia arriba, recogiendo los flujos de placer que manaban de aquel coño que era su manantial sagrado. “Serpiente negra” engulló sin hacer ascos todo lo que manaba de aquella intimidad femenina sin estrenar, incluida la sangre menstrual de su primer periodo. No quería desgarrarle el coño a su sobrinita menor, tenía que durarle mucho tiempo como amante y esposa, y por eso se esforzaba por humedecerle bien su raja y tratar de dilatársela un poco. Si consiguiese hacerla correrse ya sería la hostia.

Con esa idea en mente, el hombre con el cuerpo tatuado como una serpiente, decidió sacar la puntita de sus dos dedos con la que masturbaba a la ninfa rubia. Puso ahora su mano libre sobre el otro pechito incipiente de la niña, agarrándolos ambos con deseo. Amorró su boca al coño delicioso de su sobrinita y comenzó a devorarle su intimidad, penetrándola sin miedo con su lengua gordota, pues difícilmente iba a romperle con ella la telita que preservaba su virginidad.

-¡¡HHhhhmm…HHHHhhhhmmm…HHHHHhhhhHHHhhhmmmm..!! – “Venadito” comenzó a gemir con más ganas. Su tío sabía perfectamente cómo darle placer a su pre púber cuerpo de reina de las ninfas.

Itzcoatl lamía el coño de la nena a una velocidad considerable, y amasaba sus dos tetitas de piel clara, realmente pequeñas que en comparación a sus grades manos de bravo guerrero.

Yaotl el sádico de orbes bicolor, apartó la cara de Mazatzin y escupió en el orto de la hermosa adolescente castaña, pasando a meterle tres dedos bien juntos dentro. No sin mucho esfuerzo. A “Venadito” no hizo falta que le ordenara hacer nada. Amorró su boca al culo de Eleuia y lo devoró con la misma lascivia y devoción con las que su propio tío le estaba comiendo a ella el coño.

-¡AaaaAAaaAAaaaAAAaaAAAaaAAAhh…! – la hermana mayo soltaba quejidos por el dolor cada vez más molesto y fuerte en su trasero.

-¡¡HHHhhhhmmm…HHHhhhhhmmm…HHHHhhhhhmmmMmmmM..!! – la pequeña, en cambio, cada segundo que pasaba gemía más alto, por la intensidad con la que “Serpiente negra” le trabajaba su chochito virgen.

El guerrero de cuerpo completamente tatuado como una serpiente, quitó su mano zurda de las tetitas incipientes de su ninfa rubia y la puso sobre su clítoris, para proporcionarle a “Venadito” todavía más placer. Itzcoatl se sorprendió muy gratamente cuando la pequeña Mazatzin, dejándose llevar por la excitación que su tío hacía nacer en sus entrañas de niña, comenzó a mover su cadera suavemente al ritmo de sus lamidas. Lo sentía en cada poro de su piel. Ella estaba a punto de llegar al primer orgasmo que sentiría en su corta vida (que no el último ni mucho menos).

Y era importante que llegase a tenerlo. Que no se traumatizara con aquello, ni le resultara odiosa la idea de tener sexo con su propio tío. Era una ninfa joven y manejable, y ese malvado pervertido que casi le triplicaba la edad sabía perfectamente cómo moldear a su sobrinita menor para convertirla en una esposa digna de él, es decir, en una puta insaciable y lasciva que disfrutara al máximo de todas y cada una de las perversiones que a él se le antojaran, y que le dejara penetrarla con su gigantesca polla de elefante por todos y cada uno de sus orificios de hembra, para un intenso gozo de ambos.

“Venadito” notó que su cuerpo se calentaba intensamente, sobre todo la zona íntima entre sus piernas que su tío le devoraba con lujuria. Al mismo tiempo sintió estremecedoras oleadas de potente placer inundándola por dentro, con epicentro en su vagina, pero que explotaban y se expandían por cada rincón de su cuerpo. La pequeña ninfa rubia de orbes azules apartó su boca del culo de su hermana mayor Eleuia, y se dejó llevar por aquello que no sabía ni qué nombre tenía, un electrizante tsunami de gozo al límite y pulsaciones de éxtasis arrasándola por su interior.

-¡¡¡AAaaahhhhAAaaahhhhAaaahhAAaaaahhhAAAaaahhAAaaahAAAAAahhhhh...!!! – gimió Mazatzin mientras se corría en la boca de “Serpiente negra”.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!! – aulló Eleuia, gritando como maldito cerdo el día de la matanza.

Y es que el sádico Yaotl aprovechó el momento en que su prima menor se corría para sacar los dedos del culo a “Deseo”, su futura esposa, y con toda la mala hostia del mundo, se agarró clavándole las uñas en la parte alta de sus piernas, y la penetró sin dudarlo y de una potentísima estocada, encastándole su pollón gordote como la polla de un caballo en su culo, algo trabajado, pero no dilatado lo suficiente para ese tamaño descomunal de rabote, ni mucho menos.

Entrada destacada

Maite. Secuestrada en Egipto. Cap 01.

Serie larga, donde se relatan las peripecias de la pobre Maite, joven casada a la que secuestran en su viaje de casados. A lo largo de los ...