El pequeño Andrés se revela contra su madre. La viola vaginal y analmente, preñándola. Y la
convierte en su esclava.
Después de violarle la boca, correrse
en ella, y meársele, Andrés arrastró a su madre hasta el piso de arriba. Entró
en su cuarto y la tiró de mala manera sobre su cama, la misma cama que habían
compartido desde que se mudaron aquí, y sobre la que le violó repetidamente los
últimos meses. Ahí perdió Andrés la virginidad, y allí perdería la puta de su
madre su estúpido orgullo.
“¿Dónde lo guardabas? Estaba por aquí, seguro…” dijo él, abriendo el cajón de la
mesilla de Isabel.
Ella imaginaba qué era lo que
buscaba, ese arnés con el que le había sodomizado día sí día también desde que
lo compró.
“Si, cariño… Está en el cajón de abajo” le respondió tan sumisa, que incluso ella misma no se
lo podía creer.
Andrés se quitó los pantalones y los
calzoncillos, y se puso el arnés. Como estaba diseñado para una mujer, tuvo que
pasar el consolador de dentro de la braga por su perineo, por debajo de los
huevos, y el otro vibrador, el de fuera, lo situó por encima de su propia
polla. Ese cacharro que había usado su madre para sodomizarlo tenía unas
dimensiones considerables, pero su polla sin duda era más larga y ancha que ese
aparato.
“Ponte a cuatro sobre la cama y ábrete bien las nalgas. Deja que vea bien
tu culo”
Aquellas eran exactamente las mismas
palabras que Isabel le dijo a Andrés el primer día que lo violó. Ella obedeció
al acto, aunque sus movimientos estaban limitados por tener todavía las manos
atadas a la espalda.
“¿Así está bien, hijo?” preguntó ella con dulzura.
“Si, madre. Lo haces muy bien. Ahora no te muevas” le respondió él.
Como había hecho ella, Andrés lamió y
chupó el orto de su progenitora con absoluto deleite. Como le ocurría a ella,
ansiaba maltratarla y causarle dolor por haber sido tan mala con él, y tan
mentirosa sobretodo. Pero no quería dañarla de manera definitiva, sino que
terminara disfrutado con aquella violación de su amado hijo.
“Voy a metértelas” anunció el joven.
Se irguió y apuntó su propia polla al
coño encharcado de aquella mujer que le exasperaba y a la que amaba más que a
nadie en el mundo, y la polla falsa la apuntó hacia su culo sucio. De un solo
empujón, había encastado una tercera parte de aquellos duros falos en las
entrañas de su mamá.
“¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!” ella gritó por el dolo que sintió atravesándola de arriba
abajo.
Andrés se detuvo, con menos de la
mitad de las pollas dentro del coño y el culo de su madre. Se inclinó sobre
ella y empezó a sobarle las tetas, sacándolas por encima del escote de su
vestido, con toda la pasión que había tenido que retener en tiempos pasados. El
dolor en su vagina y en su orto era tan intenso, que las bestiales magreadas
que le hacía en sus tetas a penas las notaba.
Él puso sus labios junto al oído de
ella y susurró “Mamá, que feliz me
haces”
De repente, agarró con más fuerza
aquellos dos grandes pechos colgantes y empujó y empujó y empujó con toda su
rabia, hasta que notó sus huevos chocando contra la piel de ella.
“AAAAAAAAAAAAAHHH AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH AAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!” los gritos de ella eran
desgarradores.
Isabel se debatía y lloraba,
sintiendo como era reventada por dentro de manera bruta por la polla de su
propio hijo. Los empujones que daba contra ella eran tan potentes, que la cama
se movía entera, arrastrándose las patas y golpeando el cabecero contra la
pared, al ritmo de la follada.
Andrés tenía los pezones de su madre
entre sus dedos, y se los pellizcaba intensamente. La pobre mujer empezó a
dejar caer un hilillo de baba por la comisura de sus labios. Era tan
increíblemente excitante esa sensación de llenado, las poderosas embestidas, su
culo, su coño y sus tetas maltratados… Todo aquello podía con ella. ¡¡Estaba a
punto de correrse!!
“¡¡AAAHHH AAAAAHHHH DIOS MIOOOO ANDREEEEEEEEEEES!!”
Cuando el chico se dio cuenta de que
Isabel empezaba a estremecerse, soltando infinidad de jugos espesos por su coño
de puta, por el orgasmo que estaba teniendo, se cabreó. Sacó de golpe su
durísima polla del coño de ella, por lo que el falo de mentira se salió también
de su estrecho culo. Empujó a la mujer y la tiró de espaldas a la cama. Él fue
a situarse entre sus piernas abiertas.
Mirándola a la cara, le dijo “MENUDA PUTA ESTÁS HECHA, MAMÁ. TE HAS
CORRIDO CON LA POLLA DE TU HIJO VIOLÁNDOTE”
Ella ya no podía mentirle más “TE AMO HIJO MIO. ADORO TU POLLA. MÉTEMELA
MÁS ¡¡FÓLLAME BIEN DURO!! ¡¡SE SIENTE TAN BIEN CUANDO LO HACES!!”
Completamente extasiado por la
excitación, Andrés le respondió:
“¿TANTO LO DESEAS, MADRE? ¿TANTO TE GUSTA MI POLLA?”
El chico situó el consolador falso
por debajo de su pétreo rabo, lo encendió y ensartó de un solo empujón ambos
aparatos dentro de los agujeros dilatados y encharcados de su madre.
“¡¡¡AAAAAAAAAHHH SIIIIIIIIIIIIII QUE BIEEEEEEEEEEEEEEN HIJOOOOOOOO!!
¡¡VOY A VOLVERME LOCAAAA!!” exclamó Isabel.
Andrés aprovechó que ahora tenía las
enormes peras de su madre justo delante de él para morderlas, chuparlas y
lamerlas. Todo ello sin dejar de embestir con sus caderas contra ella de manera
ruda, y sin descanso.
“¡¡PUEDO SENTIR TU POLLA MOVIÉNDOSE DENTRO DE MI!! ¡¡QUÉ BIEEEEEEEEN!!”
Isabel, maniatada y golpeada como
estaba, intentaba mover su culo hacia arriba, y abrir todo lo posible sus
piernas, para facilitar la labor de su hijo de violarla, si es que a esas
alturas a aquello se le podía seguir considerando una violación, por lo mucho
que lo estaba disfrutando la muy perra.
Con aquellos movimientos de cadera y
los gemidos de perra en celo, quedaba claro que a Isabel le estaba encantando
lo que le hacía su hijo Andrés.
“¡¡¡PERO QUE PUTA ESTÁS HECHA, JODER, MAMÁ!!!” le dijo el chico.
Y sus embestidas se hacían por
momentos más rápidas, duras y profundas.
“¡¡FÓLLAME BIEN DUROOOO ANDRÉÉÉS… AAAAAAAAAH…. SIIIII…..!!” dijo ella extasiada.
Cuando Andrés sintió que le llegaba
el orgasmo, enterró lo más profundo que pudo su polla en el coño de su madre,
encastando el vibrador en el interior de
su culo y empezó a gritar, mientras culeaba:
“¡¡ME CORRO MAMÁ!! ¡¡ME CORRO DENTRO DE TIIIII!! ¡¡WAAAAAAAAAHHH!!”
Isabel, asustada, empezó a quejarse:
“¡¡NOOOOO HIJOOOO!! ¡¡NO QUIERO QUEDAR EMBARAZA DE TIIIIIIIIIIII!!”
Pero precisamente eso era lo que
Andrés ansiaba. Sabía que ella no tomaba pastillas anticonceptivas porque le
sentaban mal. Ni tampoco usaba ningún otro método de prevención del embarazo,
estaba seguro de eso. El último año y medio habían pasado las 24 horas del día
juntos, semana tras semana, mes tras mes. Él se habría dado cuenta. Ella era
fértil y él tenía un esperma joven y resistente, estaba seguro que la dejaría
embaraza en ese mismo momento. Y si no era así, no había ningún problema,
porque tenía pensado repetir la experiencia a diario, hasta el mismo instante
en que ella pariera.
Litros de leche fértil y ardiente
empezaron a inundar el útero de Isabel. Ella lloraba.
“NO LLORES MAMÁ. TE QUIERO MÁS QUE A NADIE EN ESTE MUNDO. QUIERO QUE
TENGAS UN HIJO MIO”
una vez dicho esto, Andrés besó apasionadamente a su madre.
Ella estaba agotada y extasiada, y no
podía pensar ya con claridad:
“SI, MI AMOR, LO QUE TÚ QUIERAS. SERÉ TU PUTA, TU ESCLAVA. LLEVARÉ A TU
HIJO DENTRO DE MÍ Y LO PARIRÉ. TODOS LOS QUE TÚ QUIERAS. ¡¡TE AMO ANDRÉS!!”
Desde aquel día, Andrés utilizó con
su madre todos y cada uno de los artilugios que ella había usado con él. La
obligó a ir a comprar con un vibrador puesto en su culo y otro en su coño de
zorra ávida de polla. La obligó a vestir el disfraz de sirvienta, sin ropa
interior, mientras hacía las tareas de la casa. Y además de todo eso, añadió
unas cuantas ideas más humillantes y bochornosas, salidas de su propia
imaginación.
Volvieron a mudarse de casa. Por las
noches, Andrés obligaba a su amada madre a conectarse vía web-cam a una página
que había creado para ella, donde hombres desconocidos pagaban una buena suma
de dinero por verla actuar de manera lujuriosa y lasciva. Como había jurado,
convirtió a Isabel en su esclava y puta particular, gracias a los ingresos que
ella conseguía vendiendo su cuerpo en internet podían mantenerse sin necesidad
de que él trabajara, lo que le dejaba a Andrés mucho tiempo libre para idear
nuevas maldades que hacerle a su madre.