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Águila blanca. Serpiente Negra.04.


“Serpiente negra”, el vil hermano mayor del líder del clan, irrumpe en el poblado acompañado de su sádico hijo Yaotl, ejecutando una cruel venganza sobre la familia de “Águila blanca”. El tío viola a su sobrina más pequeña, mientras el sádico primo le rompe el culo a su hermana mayor.


La pequeña Mazatzin de melena rubia y orbes celestes acababa de tener su primer orgasmo provocado por la hábil lengua y las manos de su tío “Serpiente negra”, y se sentía completamente desconcertada.

Por su lado, Yaotl el sádico primo de las niñas, aprovechó ese momento para encastarle de un solo movimiento rudo y potente, casi la mitad de su polla gorda como la de un caballo, en el precioso culito adolescente de Eleuia, quien soltó un agónico aullido por el dolor que sintió.

Ambas hermanas, rubia la pequeña y castaño oscuro la mayor, estaban atadas la una a la otra. Eleuia puesta a cuatro, con el culo en pompa, las rodillas separadas por un palo, y sus tetas y hermoso rostro de cara al suelo. Su hermanita menor Mazatzin estaba parecido a ella, pero al revés, es decir, puesta encima de Eleuia, apoyando la parte alta de su tronco en las lumbares de la castaña, y con la cara sobre su culo ahora violentado por la polla de su primo de orbes bicolor. Sus piernecitas delgadas quedaban igual separadas por un palo. Las muñecas de cada una amarradas con sogas a cada rodilla ajena, y sus cuellos a la cintura de la otra, para evitar movimientos innecesarios, o vanos intentos de intentar escapar de sus violadores.

Yaotl se asió con mayor firmeza de las piernas forzadamente abiertas de su prima mayor y futura esposa y retiró su cadera lo justísimo para tomar un poco de impulso. De otro golpe duro y seco de cadera, enterró ese pollón gordote que lucía orgulloso entre las piernas en el maltratado orto de Eleuia.

-¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAHHHAAAHHHAAAHHHAAAHHH!!!!!! – la pobre “Deseo” solo podía hacer que gritar por el daño que le llegaba de ahí atrás.

-Que escandalosa eres, puta – dijo el sádico de su primo, como si no fuera él el causante de su sufrimiento – Me encanta que lo seas -

El abusador retiró su pollón de macho dejándole el hinchadote glande enorme dentro de su orto y empujó con todas sus fuerzas, enterrándole al fin completamente su oscuro pollón de caballo hasta las malditas pelotas.

-¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHAAAAHHH!!!! ¡¡NOOOOOOOOOOO!! ¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!! – la adolescente de orbes castaños se desgañitaba voceando como una perra. Sin poder contenerse comenzó a llorar desconsoladamente.

-Hhhhmmm…. Increíble prima… Tu culo de zorra me aprieta la polla como si quisiera engullirla y quedársela para él – murmuró el de peinado mohicano, sintiéndose en el puto paraíso. Y más sabiendo que esa hembra de infarto iba a ser suya por toda la eternidad.

Eleuia agarró fuerte las pantorrillas de su hermana “Venadito”. En ese instante, aquel bastardo que se comportaba más como un animal que como un ser humano, y que compartía lazos de sangre con ella, inició un movimiento no muy brusco sodomizándola. Yaotl no podía romperle el culo como deseaba por ahora, porque le costaba horrores extraer su rabo grueso como el de un caballo y de un largo considerable. Y eso que él tenía bastante fuerza. Pero el ano de la zorra de su prima era realmente angosto. Follarla era como tratar de meter el dedo gordo por el agujero de una aguja de coser. Se lo había lubricado obligando a Mazatzin a comerse el culo de su hermana mayor, y la había dilatado mínimamente con sus dedos. Aun así, los músculos de la pared del esfínter de aquel trasero glorioso le apretujaban con firmeza su duro rabo descomunal.

-Joder no voy a cansarme JAMAS de follarte el culo – aseguró Yaotl a su víctima.

-¡QUE TE DEN POR CULO YAOTL! – bramó “Deseo”.

-Jajaja no prima, es a ti a quien están dando bien dada por culo – respondió con sarcasmo el de orbes bicolor.

Y como para ratificar aquella afirmación, Yaotl imprimió mucha más mala hostia a sus movimientos, logrando penetrarla completamente, dejando solo el gordo glande dentro de su orto, y embistiendo con saña le iba encastando su pollote oscuro hasta sus enormes cojones bamboleantes y cargadísimos de leche que guardaba especialmente para ella, su futura esposa y madre de sus hijos.

-¡¡¡AAaaaAAAAAaaAAAAAaaAAAAAHHHH!!! – Eleuia solo podía gritar por el tormento que estaba obligada a soportar en sus posaderas recién desfloradas.

“Serpiente negra” se tomó un pequeño descanso mientras su hijo se divertía con la mayor de las hermanas. Realmente verle actuar así tal como era con una hembra era muy excitante, aunque él prefería ser más cuidadoso con su ninfa pre púber “Venadito”, la menor de las hermanas, casi tan rubia como su madre, y con los orbes del mismo tono celeste.

El hombre de piel negra sabía que follarse a Mazatzin sería todo un reto, si no quería dañarla de forma permanente. Por eso dedicó un buen rato a comerle el coño con deseo, a dedearla y manosearle sus incipientes pechitos de niña. Y no se detuvo hasta que consiguió arrancarle su primer orgasmo, cuyos flujos mezclados con sangre de su primer periodo bebió con la avidez de un hombre perdido en el desierto.

Por cómo estaba atada, “Venadito” había estado observando horrorizada como el aterrador miembro viril del sádico de su primo destrozaba sin piedad el culo de su pobre hermana mayor. La niña se sobresaltó cuando escuchó una voz muy familiar susurrándole en el oído.

-Ya has visto como es la mía de grande – la polla de su tío era bastante más larga que la de Yaotl, solo un poco menos gruesa, como una lata de refresco. Negra. Con un capullo mucho más gordo que el resto del tronco, unos cojones mucho mayores y más colgantes. Y todo ello envuelto con pelos crespos oscuros.

La ninfa rubia se estremeció recordando ese vergote descomunal que reventó el coño de su madre ante sus ojos.

-Vas a ser mi esposa. Y vas a darme muchos hijos – “Serpiente negra” susurraba esas palabras a su sobrinita menor, mientras le frotaba el duro glande de su rabo gigantesco contra su conchita de nenita sin pelo – No quiero hacerte sufrir más de lo estrictamente necesario – aseguró, besando su cuello.

Mazatzin no sabía ni qué responderle ya, con todo lo que estaba pasando. La situación la superaba en todos los sentidos posibles. No entendía nada. No sabía el porqué del odio de su tío y su primo hacia ellas y sus padres. Ni porqué querían violarlas. Desposarlas. ¿¿¿Por qué Yaotl había metido su cosota en el culo de Eleuia??? ¿Eso era normal? ¿Lo hacían los maridos con sus mujeres? Porque hasta ese instante en que se vio obligada a ver la sodomización forzada de su hermana mayor “Deseo”, la ninfa rubia no sabía ni que aquello fuera posible. Y para acabar de confundirla y avergonzarla, su tío Itzcoatl le había dado muchísimo placer con su lengua y sus manos… ¿qué pasaría cuando ese hombre le metiera esa monstruosidad de cosa que le colgaba entre las piernas hasta las rodillas? La niña quería morirse ahí mismo.

“Serpiente negra” pegó su glande hinchado contra la conchita virgen de su sobrinita menor. La imagen era bestial. Ella era menuda, delgadita, de cuerpo sin desarrollar, piel clara, pelo rubio y orbes azules. Él en cambio, era un bravo guerrero curtido en batalla. Era muy alto y de cuerpo fornido. De piel tan negra como sus orbes o su pelo. Y ya comparando sus intimidades, la cosa se ponía aún más complicada. Si a Yaotl le costó meterle su rabo en el estrecho ano de su prima Eleuia, ahora el glande que intentaba penetrar en esa rajita diminuta era descomunal. Era un elefante tratando de follarse a una hormiga.

Sabiendo lo que se le venía encima, “Venadito” trató de relajarse. La nenita notaba esa cosa imposible y dura como una roca frotándose contra su conchita húmeda por la comida de coño y el orgasmo que tuvo. Itzcoatl acariciaba muy suave los hombros, brazos, y la cintura de su sobrinita. Dejaba cálidos besos por su espalda, a lo largo de su columna, y alrededor de ésta. Viendo como Yaotl maltrataba a su presa, le entraban ganas de ser igual de cruel. Pero no podía. No debía hacerlo. Su polla de elefante era bien capaz de destrozarle el coño a la mujer más puta y acostumbrada a ser follada.

Mazatzin era su pequeño y preciado tesoro. No era una puta más. Era la hija menor de su hermano recién asesinado. Y sería su orgullosa esposa por el resto de su vida. Disfrutaba imaginando el espíritu atormentado de su hermano menor “Águila blanca” cuando viese desde el más allá como su preciosa hijita pequeña se convertía en una jovencísima hembra ávida de sentir la polla de “Serpiente negra” en todos sus orificios por puro placer. Sí, eso sí que le causaría un placer inimaginable. Bendita venganza.

Llegó un punto, cuando el violador tenía metida nada más que el extremo de su rabo dentro del coño de su ninfa, que notó ya su himen intacto. Joder, soltó un chorretazo de precum sabiendo que la iba a desvirgar ya mismo. A su “Venadito”. Y sería suya para siempre. Por su lado, la pre púber rubia notaba su diminuta raja de niña ya estiradísima, cosa que le provocaba cierto dolor. Pero callaba y aguantaba.

-Ahora te va a doler, “Venadito”. Será lo más incómodo que te haga. Luego te prometo que mejorará y te haré sentir como antes – dijo Itzcoatl a su ninfa rubia de orbes celestes.

Y sin darle mucho tiempo a pensárselo demasiado, el malvado tío dio un único y firme empujón con su cadera, consiguiendo que su glande grueso y duro penetrara completamente en el coño angosto de su sobrina.

-¡¡AAAaaAAaaaAAAAaaaAahHhhhHhh…!! – la nenita evidentemente soltó un quejido cuando su himen se rasgó. Su virginidad robada por el hermano mayor de su padre.

-Tranquila, preciosa ninfa, lo peor ya ha pasado – respondió excitadísimo y complacido el corpulento hombre negro.

Con habilidad, el violador bajó su mano al coño de la pequeña y comenzó a estimularle el clítoris. De momento no se movía de como estaba, solo con su gordote glande insertado en tan angosto canal. No tenía prisa alguna. Quería disfrutar de aquel momento al máximo y tener un hermoso y excitante recuerdo para la posteridad.

En ese momento, Yaotl golpeó varias veces con la mano abierta una de las nalgas de su prima Eleuia.

-¡¡NOOOOOOO!! ¡¡ME DUELE MUCHO!! ¡¡PARA, POR FAVOR!! ¡NO LO PUEDO SOPORTAR! – le suplicó entre lágrimas la mayor de las hermanas a su sádico sodomizador.

Yaotl detuvo sus embestidas. Se fue retirando muy despacio del interior del culo de “Deseo”. Cuando solo quedaba la punta dentro, dejó que el propio orto terminara de expulsar casi del todo al gordote intruso fuera, quedando su orificio posterior palpitante y muy dilatado.

-Que exagerada eres, zorra. Ni si quiera tienes sangre… Todavía – le respondió el de pelo mohicano con cierto sarcasmo en su tono de voz.

El sádico empujó y su glande penetró un poco dentro del ano de su prima mayor. Otro empujoncito y lo penetró un poquito más. El bastardo se estaba poniendo como una puta moto haciéndole aquello a la hermosa adolescente de la que abusaba. Cada empujón iba acompañado de un delicioso quejido por parte de ella que le hacía estremecerse de puro gozo.

-Noooo… Basta Yaotl… ¡Aaahhhh…! Te lo suplico… No más… ¡Aaahhhh…! - imploró la hembra maltratada.

-Me gustaba más cuando berreabas como una cerda, prima – aseguró el de orbes bicolor.

Con la mayor crueldad del mundo, Yaotl sacó del todo su rabo grande como el de un caballo, y con ferocidad, empaló completamente a su hermosa prima con él de golpe, iniciando una follada salvaje a su orto. La manera en que ese sádico sodomizaba a Eleuia era bestial, y más teniendo en cuenta la poca preparación, la notable diferencia de tamaño entre su polla y el orificio estrecho de ella, y la forma inhumana en que él embestía contra su culo.

-¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHAAAAAAAAAHHH!!!! ¡¡AAAHHHHHHHAAAAHHHAAAAAAAHHHHHHH!! ¡¡AAAAAAAHHHHHHAAAAAAAHHHHHHH!!  – la adolescente de orbes castaños solo gritaba por el punzante dolor insoportable que Yaotl causaba en su trasero.

Mientras violaba a su prima, Yaotl comenzó a arañarle la piel allá donde llegaba, le rasgaba la piel con sus uñas, con sus dientes, la golpeaba para su propio mayor goce de sádico bárbaro y desalmado.

Fue entonces cuando “Serpiente negra” notó que su paciencia tenía recompensa. Tras estar masturbando a Mazatzin dejándole solo su glande gordo y negro dentro de su coño pre púber, sintió como éste se relajaba un poquito y ya no le estrangulaba tanto como antes cuando la desvirgó.

-Muy bien, “Venadito”, veamos si tu conchita puede tragar un poco más de mi dura serpiente – dijo Itzcoatl a su sobrina menor. Ella tembló por dentro.

El guerrero tatuado pasó una mano por los labios vaginales de su preciosa ninfa rubia y utilizó sus propios jugos y su sangre menstrual para humedecerse la polla y su coño. Luego, inició un balanceo suave y tranquilo. De manera cuidadosa, el fornido negro conseguía ir penetrando ese coño de cría centímetro a centímetro. Mazatzin cerró los ojos y apretó los puños. Realmente en comparación a la brusquedad de la primera embestida que le rompió su himen, ahora sentía en su vagina que la tenía completamente tensa, estirada, y como poco a poco, con molestia y cierto dolor palpitante mezclado con el placer que le causaban los dedos de su tío en su clítoris, iba abarcando en su interior cada vez más pedazo de aquella verga descomunal que calzaba su futuro marido.

-Aaahh… Nnnnhhh… - jadeó la nenita, sin negarse a aquel avance.

Al contrario que Eleuia, “Venadito” trataba de no gritar y soportar aquella extraña violación lo mejor posible. Había descubierto que discutiéndole a su tío solo lograba recibir su ira. Pero si se portaba mansa y tranquila, él se preocupaba por darle algo de placer al menos. Y más viendo como su primo Yaotl maltrataba el culo de “Deseo”. Si le hicieran algo así a ella, si la torturasen como ese bastardo estaba maltratando a su hermana… ella no sería capaz de soportarlo.

“Serpiente negra” mantenía constante el movimiento de sus caderas. Le estaba costando mucho tiempo, pero ya casi iba por la mitad de su anaconda elefantina. El coño de su ninfa era muy elástico y no paraba de soltar jugos que, unidos a su precum, ayudaban a la penetración. Las manos de Itzcoatl no permanecían quietas. Acariciaba todo el cuerpo de su jovencísima hembra con deseo ardiente, le lamía la espalda, masajeaba sus pechitos de cría, y volvía a masturbarle el clítoris. Y así “Venadito” fue relajando poco a poco su vagina, y poco a poco su tío se la fue llenando de duro rabo de semental caliente.

Cuando solo quedaban un par de dedos del impresionante tronco de elefante fuera del coño de la niña rubia, Itzcoatl sujetó firme a Mazatzin y terminó de rellenarle su dulce coño rosadito de negra polla dura de un último empujón, algo más profundo y firme que los anteriores. Los enormes cojones colgantes del guerrero tatuado quedaron completamente pegados al cuerpo de su preciosa ninfa de orbes celestes.

-AaaaAAaaahhh… - “Venadito” soltó un gemido cuando se notó a reventar de polla de su tío.

-Ya está, preciosa. Lo has conseguido. La tienes toda entera dentro de ti… ¿Cómo la sientes? – quiso saber el pervertido hombre, quedándose quieto dentro de ella.

-Hhhh… No sé - la pobre cría no sabía qué decirle a su tío. Decidió ser franca – Molesta. Es tan enorme… Aunque no me dolió tanto como pensaba. Fue peor lo primero – dijo, en referencia a la rotura de su himen.

-Seguro que te gustó cómo te hice sentir antes con mi boca, “Venadito” – le respondió “Serpiente negra” – Ahora haré que te sientas igual de bien, pero como un marido se lo hace a su mujer, dándole todo el amor que tiene acumulado aquí dentro – el fornido hombre se agarró los gordos cojones colgantes y los apretujó contra el coño suave y tierno de su sobrina.

-Hh… ¿El amor…? – evidentemente la menor no tenía ni idea de qué le estaba hablando su tío.

-Muy pronto lo comprobarás por ti misma, mi preciosa niña – aseguró su abusador, comenzando a moverse en su cálido y prieto interior muy despacio.

Eleuia tenía buena parte de su cuerpo marcado, golpeado y rajado, allá donde el bestia de su primo Yaotl llegaba con sus garras y dientes afilados. Además de la garganta dolorida de tanto gritar, aunque no tanto como su culo que el sádico de orbes bicolor sodomizaba sin compasión. La pobre adolescente de pelo castaño, amarrada e indefensa, no podía hacer nada por frenar el salvaje ataque de aquel animal sin escrúpulos que se había obsesionado con cumplir con ella una tormentosa venganza que no comprendía.

Pero Yaotl no se sentía satisfecho. Todavía podía causarle mayor dolor y sufrimiento a su futura esposa. Y sabía exactamente cómo iba a hacerlo. Él poseía un hacha de guerra algo distinta al de las del resto de su tribu. Las otras eran simples hachas hechas de una pieza de bronce, con el mango redondo, y la parte de arriba una media luna aplastada y afilada, de no más de 5 cm de largo y 3 cm de ancho. El hacha del malvado violador era distinta. Para empezar, estaba hecha de dos piezas. Un mango de fémur algo curvado decorado con símbolos negros, y la parte cortante del hacha estaba hecha de afilada obsidiana negra, un triángulo que tenía uno de sus vértices incrustado en el extremo superior del hueso. El extremo inferior del mango se ensanchaba, por la forma natural del fémur en sus lados, bifurcándose. En el centro de esta cavidad habían incrustado una pieza redonda de obsidiana. En conjunto era mayor, más larga, y desde luego bastante más ancha que las de sus compañeros guerreros.

Afortunadamente para Yaotl, llevaba dicha arma encima, pues estaba colgada de su cinturón lleno de huesos y piedras.

-¿Preparada para perder tu virginidad, zorra? – le preguntó a su prima.

-¿¡Qué!? ¡¡NO!! – chilló “Deseo” aterrorizada, pensando que el bastardo iba a meterle ahora su pollón descomunal por su coño. Pero no tuvo esa suerte.

El de orbes bicolor metió el extremo inferior de su hacha en la boca de “Venadito” para que la chupara, cosa que hizo sin oponer resistencia, mientras soltaba suaves gemidos, a medida que su tío la iba follando cada vez a más velocidad y profundo, quedando a un lado el dolor que sintió al principio de su desfloración, y obteniendo ahora bastante placer con ese maldito pervertido que casi le triplicaba la edad. Esos jadeos delatantes quedaban ahora ahogados por el arma que su primo le obligaba a mamar, como si fuera otra polla.

Yaotl no se demoró demasiado en sacarle a “Venadito” el mango del hacha de su boquita de niña linda. Estaba extasiado con lo que iba a hacerle a Eleuia. Pensaba desvirgarla de la peor manera posible para ella, la más deshonrosa y despreciable. Porque no pensaba usar su polla para hacerlo. Se sentía demasiado bien reventándole el culo como para sacársela de ahí. Sin más preámbulos, el sádico puso el extremo inferior abultado de su arma contra el coño de su prima mayor y empujó con toda su mala hostia, encastándoselo en su vagina de puta hasta la parte del hacha de obsidiana, dejándola completamente en su interior. Igual que la tenía completamente empalada por el orto con su gordote rabo de semental.

-¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!!!!! – “Deseo” soltó un grito tremendo cuando notó que su virginidad había sido robada de aquella despreciable manera.

Y encima ese bastardo degenerado no había sacado esa cosa enorme de su culo y ahora le dolía horrores tanto su vagina sangrante como su ano dilatados ambos al máximo y tensísimos. El daño era atroz. Insoportable. Eleuia aullaba como una cerda el día de la matanza. Y esos gritos de puro sufrimiento visceral provocaron en Yaotl tal excitación extrema que comenzó a violentar el pobre cuerpo de la adolescente de pelo castaño con toda su rabia. La sodomizaba sin compasión a una velocidad de vértigo, y se follaba su coño recién estrenado con el mango de fémur de su arma. Se sentía muy muy muy excitado.

-¡¡ASI PUTA!! ¡¡GRITA BIEN FUERTE!! ¡¡AaaaAAaaaaAaaahh!! ¡ME PONES A MIL, CERDA! – exclamó Yaotl entre profundos gemidos de placer.

-¡!!AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!! – y la pobre “Deseo” venga a berrear desesperada.

Y cuanto mayor dolor y humillaciones sufría la adolescente de pelo castaño, más placer y cuidados recibía su hermana pequeña rubia “Venadito”, quien ya gemía con más soltura al ritmo de las penetraciones vigorosas de su tío en su coño de nenita recién desvirgado. Ambos hombres se sentían desde hacía rato al borde del orgasmo. Y la jovencísima Mazatzin les seguía muy de cerca, ahora que estaba descubriendo los gozos del placer carnal de mano del hermano de su padre. La única de aquel cuarteto que sufría y lo pasaba terriblemente mal y quería morirse era Eleuia, la mayor de las hermanas.

-Mi preciosa “Venadito”... AaaaAaahh... Se acerca el momento... AaaAahh... ¿Preparada para recibir el amor de tu tío y darme el tuyo? – preguntó “Serpiente negra” a Mazatzin.

-Ssi tío... AaaaAaahhh... Creo que siii... ¡Se siente bieeen...! – reconoce la menor de melena rubia.

Itzcoatl comenzó a penetrarle el coño a su sobrinita mayor velocidad. Sus enormes cojones colgantes negros golpeaban una y otra vez contra el cuerpo de la ninfa pre púber, deleitándole con el delicioso sonido como chapoteante. Cuanto más rápido embestía el oscuro guerrero tatuado de serpiente, mayor era el gozo que sentía “Venadito” en su coñito prieto y recién desvirgado.

-¡¡Ya me viene preciosa!! ¡¡Siente mi semilla en tu interior!! ¡¡AAaAAAaaAAAaAAAaAAHH!! – Itzcoatl dio un último empujón y empezó a correrse de manera increíblemente abundante en el interior del útero de la niña.

-¡¡AAaAAAaaAAaaAAaAAaaAAahhh...!! ¡¡Sssiiiii!! – “Venadito” comenzó a sentir convulsiones muy intensas en su vagina, y justo cuando su tío se le corría dentro, ella hizo lo mismo, llegando a tener un orgasmo espectacular.

Yaotl también estaba al límite de su aguante. Pero el sádico bastardo no pensaba ponerle nada fácil a Eleuia. Todo lo contrario, siempre que pudiera, le jodería la existencia un poquito más allá del límite cruzado anteriormente. Así que el muchacho de pelo castaño inició un ritmo terrible sodomizando a la mayor de las hermanas, “Deseo”, con su gruesa polla de caballo semental. Le empotró con violencia, con ira, con rabia, con saña. Quería ver salir el extremo de su duro rabo de toro por esa boquita de cerda que tenía la zorra su prima.

En el momento en que el de orbes bicolor notó que le llegaba el orgasmo, clavó su polla bien profundo en las entrañas de la adolescente recién desflorada y comenzó a soltarle allí litros de lechada espesa y caliente.

-¡¡AAaAAAaaAAAaAAAaaAAAHH!! ¡¡Ssiii Jodeeeer!! ¡¡ME ENCANTA FOLLARTE EL CULO PUTA!! – gritó mientras gemía extasiado.

-¡Nooo! ¡Bastaaa yaaaa! – suplicaba Eleuia llorando al límite de sus fuerzas y sintiendo un lacerante dolor en su orto.

El primo de la violentada sacó de pronto su gordota polla del ano de la chica abusada, le quitó el mango de su hacha de dentro de su sucio coño de perra, y de una sola embestida le clavó su duro rabo palpitante y que seguía escupiendo leche, dentro de su raja.

-¡¡AAAAAaaaAAaAAAAaAAAaaahh!! ¡NOTA COMO TE PREÑO CERDA!! – le dijo aquel sádico sin escrúpulos.


-¡NOOOOOOO! ¡¡NO QUIERO TENER UN HIJO TUYOOOOOOOOO! ¡¡¡MALDITO YAOTL!!! – Eleuia volvió a llorar mucho más fuerte por aquella putada.

Su violador todavía tuvo tiempo de sacarle el pollón gordo de caballo del coño y clavárselo en el culo, y correrse un poco más, y volver a sacársela para empalarla por su coño y dejar ya los últimos escupitajos de corrida en su interior. Preñándola seguro.

-.... Te... odio... – susurró “Deseo” al bastardo de su primo.

-Lo sé, zorrita. Por eso mismo quiero tenerte por esposa. Porque eres una mala puta que no sabe estarse callada y someterse a la voluntad de su macho – le respondió el castaño.

Tras decirle esto, el de orbes bicolor se limpió la polla en la falda rota de su prima y se alejó para tomarse un merecido descanso.

Su padre, “Serpiente negra”, también se salió de dentro del delicioso coño de su ninfa rubia, y acompañó a Yaotl a tomarse un refrigerio y alguna bebida alcohólica. La noche no había hecho más que comenzar.

Águila blanca. Serpiente Negra.03.


“Serpiente negra”, el vil hermano mayor del líder del clan, irrumpe en el poblado acompañado de su sádico hijo Yaotl, ejecutando una cruel venganza sobre la familia de “Águila blanca”. El tío le come el coño a su sobrina más pequeña, mientras el sádico primo obliga a la pequeña a comerle el culo a su hermana mayor.


Tras “Serpiente negra” violar a su cuñada, y su sádico hijo Yaotl haber empalado y matado al marido de ésta y hermano suyo, Itzcoatl seguía sintiéndose excitadísimo. Acababa de descargar litros de esperma en ese coño de puta y quería más.

Tío y primo ordenaron a sus hombres que situaran a las menores justo delante de la alta estatua de piedra con forma natural de círculo con un orificio central, sobre la alfombra de coloridas flores amarillas rojas y verdes, con formas geométricas sagradas. Yaotl, el más sádico, fue quien ideó la mejor manera de amarrarlas juntas.  

Debajo pusieron a Eleuia, la mayor de las hermanas. Estaba de cara al suelo del bosque. Tenía las piernas forzadamente separadas por un firme palo de madera amarrado de rodilla a rodilla. Su trasero estaba alzado y en pompa, no podía bajarlo porque el cuello de su hermanita “Venadito” había sido atado a su cintura, si se movía demasiado la ahogaría. “Deseo” tenía apoyados en el piso sus pechos turgentes y sus brazos, forzadamente separados y atados a las rodillas de Mazatzin.

La más pequeña de la familia estaba puesta boca abajo sobre el cuerpo de su hermana mayor, con su cara justo sobre el culo de Eleuia. Sus bracitos de niña atados por las muñecas a cada rodilla de “Deseo”. Como a ella, a “Venadito” le habían amarrado un largo palo entre sus rodillas para mantenérselas separadas, y en su cintura pusieron un lazo unido al cuello de su hermana, cuya cabeza asomaba por entre sus piernas. Para que nos entendamos, Eleuia estaba situada como si implorara algo a un Dios, y Mazatzin a cuatro sobre el piso por encima de “Deseo”. Ambas todavía vestidas con sus faldas.

Los hombres de “Serpiente negra” permanecían en círculo alrededor de ellas, con los pocos supervivientes del clan arrodillados a sus pies y amenazados con sus armas. Les habían dado órdenes muy explicitas sobre ese momento. Debían presenciar el desfloramiento de las hijas del jefe del clan, para que no hubiese dudas de quiénes eran los futuros padres de sus hijos. Además, tenerlos presentes mientras iniciaban la violación, sería todavía más humillante para las niñas.

Itzcoatl y Yaotl, padre e hijo, se situaron cada uno al lado de la hembra que iba a convertirse en su esposa y se quitaron los taparrabos tirándolos al suelo. La escena era realmente perturbadora.

“Serpiente negra” era el más oscuro del grupo. Tenía la piel, el pelo y sus orbes azabache intenso. Poseía un cuerpo grande, muy fuerte. Además, estaba completamente tatuado, hasta sus partes más íntimas, como una piel de serpiente. Su polla se mostraba tan magnífica y aterradora como antes. Era larga hasta su rodilla, gruesa como una lata de refresco, con un capullo gordote y un poco menos ancha bajando por el tronco. Le colgaban debajo dos cojones tan largos y grandes como el resto de su virilidad. Y todo ello estaba enmarcado por una maraña de vello púbico crespo.

La pequeña de la que pretendía abusar, “Venadito”, era casi todo lo contrario a su tío. Ella mediría ni metro y medio de altura, cuando él llegaba casi a los dos metros. Él era un fuerte guerrero oscuro, mientras ella era una niña sin florecer, muy delgada y pequeña. Prácticamente sin curvas. Además, su melena rubia oscura y sus orbes celestes la hacían todavía más hermosa y angelical.

Por otro lado, estaba Yaotl, hijo de “Serpiente negra” y que pretendía violar a su prima mayor. Eleuia y él compartían rasgos físicos. Ambos tenían la piel un poco más clara que el moreno habitual de los de su tribu. Además, los dos tenían ojos color marrón oscuro (excepto el azul celeste del joven sádico de orbes bicolor) y pelo castaño oscuro. Casi podían parecer hermanos, cosa comprensible, puesto que sus madres eran hermanas y bastante parecidas también.

Yaotl poseía un físico menos imponente que el de su padre. Era menos robusto, y un poco más bajo, pero sus músculos igualmente estaban bien fibrados. Se había limado los dientes para resultar más fiero. Y cuando tiró su taparrabos al suelo, todos pudieron comprobar que nada tenía que envidiarle a su padre. El de orbes bicolor tenía un rabo largo hasta media pantorrilla, pero compensaba de creces aquella diferencia con su progenitor con un grosor monstruoso. Podría ponerse su polla al lado de la de un caballo semental y habría dudas en quien la tendría más gorda. Así de tremendo era ese moreno pedazo de firme carne. Meterlo en un coño era como hacer un fistfucking con el puño cerrado de un hombre de manos grandes. Por debajo unos cojones no tan colgantes, más con forma de bolsa, pero sí imponentes. No tenía vello alguno en esa zona.

Cuando cada niña vio la monstruosidad de rabo que poseía su violador, se estremecieron de puro pánico. Estaban aterrorizadas. Acababan de presenciar como su madre era abusada por una de esas cosas y no querían ser las siguientes en padecer semejante tortura infame. Pero no tenían forma de salvarse, ni nadie acudiría a su rescate. Su padre “Águila Blanca” estaba muerto, empalado, justo ahí al lado. Y su madre, atada abrazada a él, había quedado en shock tras la agresión y ver morir a su amado marido entre sus brazos.

“Venadito”, la más pequeña, comenzó a temblar. “Deseo” quería romper a llorar. Gritar. Mandarlos a la santísima mierda. Pero no podía hacerlo. Notaba lo asustada que estaba Mazatzin y como su hermana mayor, Eleuia debía mantener la compostura, para que no entrasen ambas en estado de pánico. Eso sería lo peor. Debían mantenerse unidas y con la cabeza fría para tratar de encontrar una forma de escapar de allí. Eso pensaba la adolescente de orbes castaño oscuro. “Deseo” movió los dedos y acarició suave las rodillas de “Venadito”, intentando trasmitirle una tranquilidad que ella misma no sentía.

El enorme guerrero oscuro “Serpiente negra” se acercó a su “Venadito” y se arrodilló entre sus piernas forzosamente abiertas. Terminó de subirle la falda y desanudó sin prisas su braguita hecha con una tira de paño. Era la única de las hembras que llevaba esa prenda, por estar con su menstruación. Cuando Mazatzin notó que su zona más íntima quedaba a la vista de todos los presentes, y no solo eso, encima con su primer sangrado, hecho que se consideraba muy mágico y espiritual para su pueblo… entonces sí que deseó morirse de pura vergüenza.

El tío de la niña le abrió los labios mayores, observando encantado el pequeño tesoro que la de melena rubia guardaba entre sus piernas. Era sonrosado. Diminuto. Sin un solo pelo. Acercó su nariz y aspiró hondo, empapándose del aroma único y propio de aquella parte de la anatomía de ninfa de su futura esposa. Entonces Itzcoatl sacó su lengua gordota y caliente, y se la pasó a la cría desde el final de su raja hasta el inicio. Poco le importaba a él que ese delicioso coño de niña sangrase. Él como guerrero y cazador estaba acostumbrado a comerse crudas varias partes del cuerpo de animales y seres humanos.

-Hhhmmm… que rica estás “Venadito” – le dijo el malvado violador que le triplicaba la edad casi.

Mazatzin abrió mucho los ojos y se quedó paralizada con ese contacto extremadamente extraño, no tan violento como había esperado, y chocantemente agradable a su manera.

Mientras el tío de “Venadito” dedicaba su tiempo a comerle su coño virgen, por el otro lado Yaotl se acercó al culo de su hermana mayor Eleuia. La pequeña Mazatzin podía verlo todo perfectamente, pues tenía su cabeza puesta encima de aquel trasero firme de hembra de la adolescente de pelo castaño oscuro.

El bastardo de sádico de su primo torció su malvada sonrisa y le dijo:

-Me muero de ganas de maltratar a tu hermana. Como mi padre ha hecho con tu madre – empezó a decirle el chico de peinado mohicano, y luego prosiguió – Pero te daré la oportunidad de hacerle sentir menos dolor a Eleuia -

“Venadito” miró interrogante a su primo. Evidentemente la niña amaba profundamente a su hermana mayor y haría lo que estuviera en su mano para no verla sufrir como había visto a su madre escasos minutos antes.

-¿Qu… qué ppuedo…? – preguntó temblorosa Mazatzin, mirando al muchacho de orbes bicolor.

-¿No te lo imaginas? – le respondió Yaotl, acariciándole con las uñas las preciosas nalgas a su prima Eleuia.

-Ppor favor… Yaotl… dímelo – susurró la niña rubia, implorándole al violador de su hermana que le dijera cómo ayudarla. Ni que fuera mínimamente.

-Ya has visto lo que pasa si se penetra un orificio seco – dijo, en referencia al coño desgarrado y sangrante de su madre violentada.

-¡Mazatzin, no le escuches! ¡¡No hagas caso de lo que diga Yaotl!! – le previno Eleuia a su hermana menor rubia.

Sin pensárselo dos veces, el sádico de ojos bicolor alzó una de sus manos y empujó la nuca de “Venadito”, enterrándole su rostro de ninfa entre las nalgas de su hermana mayor.

-¡Aaahhh! ¡Eso no es...! ¡¡ES MI CULO!! – exclamó Eleuia cuando notó la carita de Mazatzin empotrada contra su trasero.

-Dije que penetraría tu orificio, pero no especifiqué cual ¡Jajajaja! – el primo de las niñas se descojonaba en su puta cara. Entonces se dirigió a la pequeña ninfa rubia – Ahora saca la lengua y lame a tu hermana. Cuanto más lo hagas, menos le dolerá -

Yaotl no apartaba la mano de la nuca de Mazatzin, manteniéndole la cara pegada completamente pegada al trasero de la hermosa Eleuia. Joder como iba a gozar reventándole el culo a la preciosa de su prima.

Por su lado, “Venadito” se rindió a la situación. Si tenían que pasar por esa penitencia, al menos que resultara un poco menos traumático y doloroso para su amadísima hermana mayor “Deseo”. Despacio, entreabrió sus labios rosados y sacó su lengüita, acercándola dubitativa hacia el orificio anal de su hermana.

Si nunca te han hecho una buena comida de culo es algo difícil de explicar. Lo único que tiene en común con una comida de coño es la sensación de humedad y calidez. Pero no se siente igual en la vagina que en el ano. Ni de lejos. Un cunnilingus es socialmente aceptado, muy agradable y placentero desde el principio, y provoca que la raja empiece a soltar jugos. Pero por el orificio trasero… la primera vez que sientes ahí en ese lugar “prohibido” o “antinatural” como lo llamarían algunos. Las terminaciones nerviosas del culo tienen una sensibilidad particular, única. Es algo que solo puedes comprender si lo has vivido. Es una experiencia entre emocionante, que puede asustar un poco al principio, que sorprende muchísimo cuando empieza y que te hace pensar que por muy “antinatural” que sea eso, pues joder, se siente de puta madre.

Y eso comenzaba a sentir Eleuia mientras su hermanita menor Mazatzin le pasaba suave su pequeña lengua por el espacio entre sus nalgas. Si se lo estuviera haciendo el sádico de ojos bicolor sería muy distinto, por el desprecio que sentía hacia él. Pero a “Venadito” no podía odiarla, ni detestaba lo que le hacía sentir en aquel momento. Quizás hasta un poco agradeció que le humedeciera ahí atrás, porque aquel monstruo de vergota que calzaba su primo no era normal y no quería morir desgarrada empalada por ella.

En el otro lado, “Serpiente negra” dedicaba todas sus energías en comerle el coño virgen a su sobrinita rubia. Después de humedecerle completamente los labios mayores y menores, apartó su boca del pequeño orificio y se chupó el dedo índice. Necesitaba comprobar que ciertamente su futura esposa era inmaculada, y al tener el periodo en ese momento no quedaría claro solo por la sangre evidentemente. Itzcoatl situó la yema de su dedo sobre la suave superficie que era la vagina sonrosada de “Venadito”. En contraste, el dedazo del guerrero era negro, grueso, rasposo. Hizo presión con delicadeza. No pretendía desflorarla así. Solo confirmar la pureza de su hembra. Poquito a poco, la puntita de su dedo fue penetrando aquel agujero glorioso.

Mazatzin apartó la boca del culo de su hermana “Deseo”. Se quedó paralizada de miedo cuando el guerrero completamente tatuado como una serpiente comenzó a avanzar con su dedo, sin prisa, pero sin pausa, en ese lugar tan perturbador.

-Nnnhhh…. Tío… Nnno hagas… Nnnnhh… Nno… - imploró la jovencísima ninfa rubia.

Yaotl se asomó para ver porqué “Venadito” decía aquellas palabras.

-Seguro que es virgen. Ya sabes cómo son estos pardillos – le dijo a su padre.

Justo en ese momento, en que “Serpiente negra” conseguía introducirle su primera falange dentro de coño apretadito y suave de la niña rubia, notó la fina membranita que estaba buscando y se detuvo, sonriendo con maldad.

-Si. Confirmado. Mi hembra no ha sido tocada – respondió a su hijo, y luego le preguntó - ¿Has comprobado la tuya? –

-A la mía más le vale serlo si no quiere que la destripe con mis propias manos – amenazó Yaotl.

No tenía necesidad de comprobarlo. Si cuando la penetrara no sangrase por el motivo que fuera… lo llevaba francamente mal. Por mucho que al sádico de orbes bicolor le pusiera cachondo abusar de su prima, no la tendría como su esposa si no tenía una demostración física de su pureza.

El mayor de los hombres comenzó a mover su dedo, metiendo y sacando la puntita del cálido coño de su sobrinita, sin pasarse de la frontera de su virginidad. “Serpiente negra” se inclinó para poder pasarle la lengua por su diminuto clítoris mientras la masturbaba.

-AaaAaaaAaaahhh… HHnnnn… - Mazatzin, sorprendida por el placer que sentía, comenzó a jadear suave sin poder contenerse. De momento no había sentido nada de dolor.

Yaotl, muy excitado por la situación, tiró del pelo de “Venadito” y le metió muy bruto dos dedos dentro de su boquita entreabierta de princesa.

-HhhhHHHhhhnnn… - los jadeos de la joven rubia quedaron apagados por los dedos de su primo.

El sádico de orbes bicolor movió brusco los dos dedos en la cavidad bucal que penetraba a la fuerza. Y tan bruscamente como se los había metido, se los sacó, cosa que la pobre “Venadito” agradeció silenciosamente. Yaotl apuntó sin más al culo de la mayor de las hermanas y de un movimiento muy rudo y firme, le penetró con ambos hasta lo más profundo que pudo, en su culito prieto.

-¡AAaaAAaaaAAaahhh! – se quejó la adolescente de pelo castaño oscuro.

Mazatzin notó como Yaotl le empujaba de nuevo la cara contra el culo de Eleuia, así que repitió lo que había estado haciendo antes, procurando lamerle a su hermana mayor toda la superficie que fuera capaz, pasándole la lengua al bicolor por sus dedos cada vez que éste los sacaba y metía del ano de “Deseo” con mucha velocidad y sadismo.

-¡AAaaAaaAAaAAaAahhh! ¡BASTA YAOOOTL! – gritó Eleuia, notado mucho dolor por su culo violentado tan salvajemente.

- HHHhhhhmmmHhhhhmmmHhhmmm… - “Venadito” jadeaba contra el culo de su hermana y se lo comía con devoción.

Mientras tanto, el padre del chico sádico continuaba con su comida de coño a esa ninfa de ensueño que era su sobrinita más joven. Dejando su gruesa lengua fuera de la boca, Itzcoatl comenzó a mover su cabeza de lado a lado, para estimular ese clítoris que jamás había sido tocado. Lo frotaba con insistencia con su sinhueso húmeda y caliente. Inclinándose un poco más hacia delante, “Serpiente negra” consiguió agarrar con su mano libre una de las tetitas de la niña rubia. No era más que un conito incipiente, suave y de lo más agradable de tocar. Atrapó su pezón entre el índice y el pulgar para acariciárselo de manera muy voluptuosa.

-¡HHhmmm…HhHhhhHHhhhmmm...HHhhhHHHHmmm…! – los jadeos de la ninfa iban subiendo de intensidad.

La mente de la pequeña “Venadito” estaba dividida en dos. Por un lado, tenía al malvado de su tío haciéndole una jodida comida de coño de campeonato, masturbándola suave y sin profundizar con dos dedos su raja virginal, y tocándole de esa forma tan gozosa su cuerpo, que le estaba volviendo loca. Por otro lado, Mazatzin sufría viendo muy de cerca como los dedos de su primo Yaotl violentaban el estrecho ano de su hermana mayor. La rubia chupaba el culo de “Deseo” realmente con todas sus ganas.

Itzcoatl varió su forma de estimular la vagina de la pequeña “Venadito” para otorgarle todavía más placer. Ahora, en vez de frotar de lado a lado su clítoris, dejó la cabeza quieta y fue solo su lengua la que comenzó a moverse de abajo hacia arriba, recogiendo los flujos de placer que manaban de aquel coño que era su manantial sagrado. “Serpiente negra” engulló sin hacer ascos todo lo que manaba de aquella intimidad femenina sin estrenar, incluida la sangre menstrual de su primer periodo. No quería desgarrarle el coño a su sobrinita menor, tenía que durarle mucho tiempo como amante y esposa, y por eso se esforzaba por humedecerle bien su raja y tratar de dilatársela un poco. Si consiguiese hacerla correrse ya sería la hostia.

Con esa idea en mente, el hombre con el cuerpo tatuado como una serpiente, decidió sacar la puntita de sus dos dedos con la que masturbaba a la ninfa rubia. Puso ahora su mano libre sobre el otro pechito incipiente de la niña, agarrándolos ambos con deseo. Amorró su boca al coño delicioso de su sobrinita y comenzó a devorarle su intimidad, penetrándola sin miedo con su lengua gordota, pues difícilmente iba a romperle con ella la telita que preservaba su virginidad.

-¡¡HHhhhmm…HHHHhhhhmmm…HHHHHhhhhHHHhhhmmmm..!! – “Venadito” comenzó a gemir con más ganas. Su tío sabía perfectamente cómo darle placer a su pre púber cuerpo de reina de las ninfas.

Itzcoatl lamía el coño de la nena a una velocidad considerable, y amasaba sus dos tetitas de piel clara, realmente pequeñas que en comparación a sus grades manos de bravo guerrero.

Yaotl el sádico de orbes bicolor, apartó la cara de Mazatzin y escupió en el orto de la hermosa adolescente castaña, pasando a meterle tres dedos bien juntos dentro. No sin mucho esfuerzo. A “Venadito” no hizo falta que le ordenara hacer nada. Amorró su boca al culo de Eleuia y lo devoró con la misma lascivia y devoción con las que su propio tío le estaba comiendo a ella el coño.

-¡AaaaAAaaAAaaaAAAaaAAAaaAAAhh…! – la hermana mayo soltaba quejidos por el dolor cada vez más molesto y fuerte en su trasero.

-¡¡HHHhhhhmmm…HHHhhhhhmmm…HHHHhhhhhmmmMmmmM..!! – la pequeña, en cambio, cada segundo que pasaba gemía más alto, por la intensidad con la que “Serpiente negra” le trabajaba su chochito virgen.

El guerrero de cuerpo completamente tatuado como una serpiente, quitó su mano zurda de las tetitas incipientes de su ninfa rubia y la puso sobre su clítoris, para proporcionarle a “Venadito” todavía más placer. Itzcoatl se sorprendió muy gratamente cuando la pequeña Mazatzin, dejándose llevar por la excitación que su tío hacía nacer en sus entrañas de niña, comenzó a mover su cadera suavemente al ritmo de sus lamidas. Lo sentía en cada poro de su piel. Ella estaba a punto de llegar al primer orgasmo que sentiría en su corta vida (que no el último ni mucho menos).

Y era importante que llegase a tenerlo. Que no se traumatizara con aquello, ni le resultara odiosa la idea de tener sexo con su propio tío. Era una ninfa joven y manejable, y ese malvado pervertido que casi le triplicaba la edad sabía perfectamente cómo moldear a su sobrinita menor para convertirla en una esposa digna de él, es decir, en una puta insaciable y lasciva que disfrutara al máximo de todas y cada una de las perversiones que a él se le antojaran, y que le dejara penetrarla con su gigantesca polla de elefante por todos y cada uno de sus orificios de hembra, para un intenso gozo de ambos.

“Venadito” notó que su cuerpo se calentaba intensamente, sobre todo la zona íntima entre sus piernas que su tío le devoraba con lujuria. Al mismo tiempo sintió estremecedoras oleadas de potente placer inundándola por dentro, con epicentro en su vagina, pero que explotaban y se expandían por cada rincón de su cuerpo. La pequeña ninfa rubia de orbes azules apartó su boca del culo de su hermana mayor Eleuia, y se dejó llevar por aquello que no sabía ni qué nombre tenía, un electrizante tsunami de gozo al límite y pulsaciones de éxtasis arrasándola por su interior.

-¡¡¡AAaaahhhhAAaaahhhhAaaahhAAaaaahhhAAAaaahhAAaaahAAAAAahhhhh...!!! – gimió Mazatzin mientras se corría en la boca de “Serpiente negra”.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!! – aulló Eleuia, gritando como maldito cerdo el día de la matanza.

Y es que el sádico Yaotl aprovechó el momento en que su prima menor se corría para sacar los dedos del culo a “Deseo”, su futura esposa, y con toda la mala hostia del mundo, se agarró clavándole las uñas en la parte alta de sus piernas, y la penetró sin dudarlo y de una potentísima estocada, encastándole su pollón gordote como la polla de un caballo en su culo, algo trabajado, pero no dilatado lo suficiente para ese tamaño descomunal de rabote, ni mucho menos.

Águila blanca. Serpiente Negra.02.


“Serpiente negra”, el vil hermano mayor del líder del clan, irrumpe en el poblado acompañado de su sádico hijo Yaotl, ejecutando una cruel venganza sobre la familia de “Águila blanca”. Violación a la cuñada y empalamiento del líder.


La escena que estaba viviendo en el poblado era dantesca.

Jatziri, la hermosa rubia mujer del jefe, estaba abrazada a “Águila blanca”, su marido, que permanecía colgado de la rama de un árbol, con los brazos completamente abiertos y clavados al tronco con varios puñales que atravesaban su carne y su piel por siete puntos distintos, con la capa de plumas blancas que llevaba puesta, totalmente bañada en su propia sangre.

“Serpiente negra”, el hermano del jefe de la tribu a la que estaban masacrando en ese mismo instante, con la maldita polla durísima desde que estuvo manoseándole los turgentes pechos a su cuñada en contra de su voluntad, se preparaba para violarla sin piedad.

Itzcoatl agarró la preciosa falda esmeralda que llevaba puesto Jatziri y se lo rasgó con toda su mala hostia, dejándola desnuda de cintura para abajo, con los restos de la prenda destrozados colgándole por la parte delantera de su cuerpo.

-Por todos los Dioses… Menuda hembra – el malvado agresor elogió la excelente figura femenina que estaba a punto de mancillar.

Agarró ambas nalgas y se las amasó, abriéndolas y cerrándoselas con saña, queriendo causarle daño y humillación hasta el máximo extremo posible. “Serpiente negra” sentía profundas palpitaciones de puro gozo en su miembro, iba a disfrutar de aquello como nunca. El malvado ser lamió con deseo el pequeño tatuaje de la silueta de dos pájaros que su cuñada lucía en el omoplato derecho, símbolo habitual con el que las mujeres de ese clan marcaban esa parte de su cuerpo cuando parían un hijo sano. Dos bellas hijas, dos tatuajes.

Las jóvenes hermanas sollozaban. Todavía no podían creerse lo que le estaba pasando a su familia. No lo entendían en absoluto. ¿¿Por qué su tío y su primo se habían vuelto así de locos?? ¿¿Y por qué sentían tanto odio hacia ellos precisamente?? Pero las respuestas a aquellas incógnitas todavía tardarían en llegarles.

-¡Deja a mamá en paz! – exigió Eleuia, la mayor de las hermanas.

Mientras Mazatzin, la más joven, se tapaba los ojos para no tener que enfrentarse a los terribles hechos que estaban sucediendo, y los que todavía les quedaban por vivir.

Itzcoatl de pronto soltó los cachetes deliciosos de su cuñada, se acercó a paso rápido y firme, con el ceño fruncido, a Eleuia y le soltó un tremendo bofetón con la mano girada que no la tiró al suelo porque la sujetaban dos hombres para que no escapara.

¡¡¡PLASSSSSS!!!

-¡AAH! – se quejó “Deseo”, quedándose muda por la impresión.

-¡Como vuelva a oír un solo grito haré que te arrepientas! ¡¿¿Me has entendido, zorra??! -

La mayor de las hermanas asintió llorando copiosamente en silencio. Se sentía completamente aterrorizada. Jamás la habían preparado para algo así. Ella estaba destinada a formar una familia, a engendrar al siguiente líder del clan. A una vida de tranquilidad dentro de lo que cabe. Ahora… ahora todo su mundo se había desmoronado. Todas sus creencias. No podía tener ni idea de lo que pretendían hacerles esos desalmados a sus padres… y menos podía comprender hasta qué punto iba a cambiar su vida y la de su hermana menor a partir de ese instante. Solo tenía claro que aquello no estaba del nada bien y que todos en su familia iban a sufrir muchísimo.

Acto seguido, “Serpiente negra” se giró hacia Mazatzin y le tiró muy fuerte de su pelo rubio oscuro, separándole sus manitas de la cara.

-Y tú más te vale que miras y aprendas lo que un hombre espera de su mujer – le dijo Itzcoatl, fijando sus orbes azabache en los azules de la niña.

-¡¡ME DAS ASCO!! – gritó la pequeña.

-Como si eso me importada demasiado… ¡jajajajaja! – le respondió de manera sarcástica el hombre que casi le triplicaba la edad, y luego soltó una potente risotada.

Sin previo aviso, “Serpiente negra” apretó sus labios contra la jugosa boca de su pequeña presa y comenzó a morrearla con verdadero deseo ardiente creciéndole en las entrañas. La joven “Venadito” le mordió y escupió a su tío en la cara. Escupitajo que Itzcoatl le devolvió dentro de su boquita de niña y que le hizo sentir arcadas. Pero no llegó a vomitar.

-Vosotros aseguraos que no vuelvan a hablar y que vean todo lo que le haga a su madre – les ordenó a sus hombres.

Éstos se afanaron a cumplir con ese mandato. No querían ser ellos los receptores de la famosa ira de Itzcoatl. Así que, mientras unos sujetaban a cada niña tapándoles las bocas, otros mantenían sus cabezas rectas y los ojos bien abiertos. Eleuia y Mazatzin quedaron así incapacitadas para quejarse por nada que pasara, y obligadas a ser testigos indefensos de la tragedia que les ocurriría a sus progenitores.

El malvado semental se acercó a su cuñada y la hizo atar cara a cara abrazada al cuerpo ensangrentado de su marido “Águila blanca” con una cuerda robusta. El hombre que había sido un poderoso líder, ahora se debatía entre la vida y la muerte por la pérdida constante de aquel líquido vital carmesí que iba derramándose sobre el suelo del bosque. Los enamorados se besaron suave en los labios una última vez.

Jatziri intentaba mantenerse firme y no llorar, por su marido moribundo, y sobre todo por sus pequeñas hijitas, que estaban siendo obligadas a mirarlo todo. Debía mantenerse valiente por ellas.

-No puedes llegar a imaginar la de veces que he soñado con poseerte – le dijo “Serpiente negra” junto a su oído, acariciándole al mismo tiempo el cuerpo desde atrás, sus pechos y su estómago, las caderas y los glúteos.

-Haz lo que tengas que hacer maldito cobarde – le replicó rabiosa la mujer a su cuñado.

-Oh, no hace falta que me des permiso, mi querida Jatziri jajajaja – respondió aquel cabrón de ego inflado hasta las nubes.

El salvaje ser se apartó la túnica a un lado, sacó su durísimo pollón elefantino de su taparrabos y la agarró con fuerza apretándoselo. Joder estaba excitadísimo. La polla de Itzcoatl era descomunal. Gruesa como una lata de refresco, y larguísima. Debía llegarle hasta las rodillas. Muy oscura, como el resto de su piel. Inflada hasta el extremo y surcada por multitud de venas hinchadas. El capullo era mucho más grueso que el resto del tronco, como una pera invertida. Sus enormes cojones negros colgándole en la base le hacían juego a aquella cosa imposible, todo ello rodeado por una abundante mata de pelos retorcidos y ásperos.

Además, el tatuaje piel de serpiente que llevaba el violador por todo cuerpo, cara, brazos y piernas, también lo tenía en su polla y huevos. Realmente verla erecta y en la espléndida de su figura aterrorizaría a la más puta de las mujeres. Las jóvenes Eleuia y Mazatzin se sorprendieron muchísimo al ver eso. Habían visto la de su padre, “Águila blanca”, que era de un tamaño generoso, y aquello era un aparato descomunal y monstruoso en comparación. Estaban alucinadas con el tremendo pollón de su tío, como lo habría estado su madre si hubiera podido girarse para ver lo que estaba a punto de caerle encima.

“Serpiente negra” se acercó a su víctima. No se molestó ni en escupirle a la hembra en su coño reseco de puta. Quería que le doliese hasta el alma con cada embestida. Sencillamente la agarró de su cadera y empujó contra ella con toda la mala hostia que llevaba reservándole dentro de su oscura alma durante años, incrustándole su firme miembro viril espantoso, quedando dos terceras partes fuera de su raja.

-¡¡¡AAAAAAAaaaaAAAAAAaaaaaaAAAAAAHH!!! – la mujer rubia soltó un alarido ensordecedor cuando sintió aquella enorme anaconda de puro hierro ardiente atravesándola y desgarrándole su zona más sensible.

-¡CALLA MALDITA PUTA ESCANDALOSA! – exclamó su cuñado el violador.

Mostrando que no tenía piedad, “Serpiente negra” se retiró de su interior y embistió de nuevo contra su vagina dolorida con todavía más saña.

-¡¡¡¡AAaAAaaAAaAAaAAHH!!! ¡¡¡NOOOOOOOOOOOO!!! – aunque Jatziri se había prometido no armar un bochornoso espectáculo a su esposo y sus hijas, no pudo contenerse.

Acto seguido, Itzcoatl inició un folleteo brusco, rudo, animal, con el que pretendía destruir no solo el cuerpo, sino al mismo tiempo también la cándida alma de la zorra de su cuñada. Con cada dura empotrada pretendía ser capaz de profundizar más y más en el rico coño de aquella cerda que tan cachondo le ponía.

Ante semejante espectáculo, el moribundo “Águila blanca” no apartaba sus orbes de los de su amada esposa, intentando mantenerse él firme por los dos. Lo cual era bastante difícil, pues cada vez que el desalmado de su hermano mayor empotraba a Jatziri contra él, podía notar los enormes cojones llenos de leche de “Serpiente negra” golpeándole a él su entrepierna. Toda aquella situación era demasiado… Cualquiera que viviese algo parecido tenía que acabar loco. Y sus hijas allí viéndolo todo… sus queridas “Venadito” y “Deseo”, tan jóvenes, moldeables, indefensas.

Itzcuauhtli se odió a si mismo por saberse el causante del origen del profundo odio y oscuro deseo de venganza de su hermano mayor Itzcoatl. Pero aquel sería un secreto que pensaba llevarse a la maldita tumba. No había mantenido silencio por tantos años para terminar rindiéndose ahora que estaba llegando su fin. Ya rendiría cuentas con quien tuviera que hacerlo en la otra vida.

-¡¡SIIIIIII!! ¡¡QUE COÑO TIENES CUÑADA!! ¡¡ME ENCANTA FOLLARTE!! – “Serpiente negra” elogiaba así a la hembra que mancillaba. Realmente estaba disfrutando de lo lindo violándola.

-¡¡AAAAaAAAAaAAAAaAAAAaaAAHHH!! – la pobre Jatziri no hacía más que aullar como una perra.

Al tener su vagina completamente seca, cada vez que su cuñado arremetía contra ella, insertándole su duro y enorme pollón negro ya casi hasta los putos huevos, la desafortunada hembra notaba como el interior de su zona más íntima y sensible se rajaba, se desgarraba a cada embiste de aquel hijo de la gran puta, que la martirizaba con su descomunal rabote, causándole un grandísimo dolor punzante.

-¡¡¡NNGGGGHHHAAAAAAGGGHH!!! – la mujer del moribundo jefe comenzó a soltar potentes quejidos guturales.

Y cuanto más se quejaba ella, más lo disfrutaba él.

-¡¡APRENDE LO QUE ES FOLLADA POR EL RABO DE UN VERDADERO SEMENTAL Y NO POR ESE RIDÍCULO GUSANO QUE LE CUELGA A TU MARIDO ENTRE LAS PIERNAS!! – le dijo Itzcoatl.

-¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!! – más gritos desgarradores como respuesta.

Sus embestidas eran bestiales y tremendamente dolorosas para Jatziri, que deseaba morir en ese preciso instante, para no tener que soportar ni una sola penetración más. “Serpiente negra” violentaba su orificio con sadismo, sintiéndose tan caliente que creía que perdía la cabeza. Agarró a su víctima por el cuello, ahogándola con una mano y la otra la puso en su cachete, aprisionándolo con saña entre sus firmes dedos.

La sangre que manaba del coño de su cuñada comenzó a actuar como lubricante, lo que permitió por un lado que las brutales penetraciones no resultasen tan increíblemente dolorosas para la mujer de pelo castaño claro, pero en contra su violador ahora podía meterle más profundo aquella gigantesca anaconda negra que tenía por rabo.

-¡¿¿TE GUSTA MI REGALO PUTA DE MIERDA??! ¡JODER COMO VOY A DISFRUTAR PREÑANDOTE QUERIDA CUÑADA!! – espetó el negro.

-¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!!!! ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!! ¡¡¡¡ITZCOATL NO POR FAVOOOOOR!!!! – Jatziri sacó fuerzas de donde no las tenía para lograr responderle a aquel animal salvaje que la violaba.

“Serpiente negra” empotraba a su cuñada con una violencia descomunal. El sonido de sus enormes y colgantes cojones oscuros golpeando contra el cuerpo de ella y de su hermano menor era constante, cada vez más rápido e intenso. El bastardo agarró a la mujer de su coleta castaña clara y tiró con fuerza hacia atrás, para que levantara la cabeza.

-¡¡¡MIRA A TU MARIDO CERDA!! ¡¡¡QUIERO QUE LO MIRES MIENTRAS TE PREÑO!!! – dijo el malnacido, aumentando cada vez más y más la velocidad a la que se follaba a la esposa de su odiado hermanito.

Jatziri fijó sus pupilas marrones en los orbes negros de “Águila blanca” y lloró en silencio. Se había rendido. Itzcuauhtli también lloraba mirando a su esposa siendo mancillada y torturada de aquella cruel manera por ese hombre que era sangre de su propia sangre, y sabiéndose culpable de todo. La vida escapaba de él con cada chorro de sangre que caía al suelo de su multitud de heridas abiertas.  Susurró un:

-Perdóname… - sin apartar la mirada de su amada Jatziri.

-¡¡¡NO ES ELLA QUIEN TE TIENE QUE PERDONAR HIJO DE LA GRANDISIMA PUTA!!! – rugió “Serpiente negra”, y acto seguido añadió – ¡¡YAOTL, AHORA!! – avisando a su hijo de algo que tenían planeado de antemano.

El joven sádico de orbes bicolor, que había permanecido atento a la espalda del jefe del clan “Águila Blanca”, arrancó el taparrabos a su tío, y apartó su larga capa ensangrentada. Así pudo situar la larga lanza blanca con plumas que le ha quitado a aquel bastardo, bien firme con ambas manos, y con el extremo más afilado de la flecha contra su culo. Estaba claro lo que pensaba hacer.

-¡¡¡¡ITZCOATL NOOOOOOOOOOOOOOO!!!! ¡¡TE LO RUEGOOOOOOOOOO!! – suplicó Jatziri, que podía ver claramente las sádicas intenciones de su cuñado y su sobrino, por cómo estaba amarrada.

-¡¡QUE TE CALLES PUTA DE MIERDA!! – le replicó su violador.

Entonces, en un acto de extrema maldad, “Serpiente negra” sacó su gigantesca anaconda negra dura como una maldita piedra, la extrajo del todo del coño ardiente de su cuñada. Vio lo hinchado, enrojecido, ensangrentado y dilatado hasta lo máximo posible que lo tenía y se alegró.

-¡VOY A FOLLARTE TAN DURO CERDA QUE JAMAS VOLVERAS A SENTIR NADA SI NO SOY YO QUIEN TE PENETRA CON MI DURA POLLA DE SEMENTAL! – amenazó él.

Tras aquello, Itzcoatl agarró las caderas de su hermosa cuñada rubia de orbes celestes, y embistió contra ella con la misma saña de antes, pero ahora al estar más dilatada y lubricada, consiguió ensartarle su elefantino trabuco hasta las putas pelotas de un solo embiste.

-¡¡¡AAAAAaaaaaaaaAAAAAAAAAAaaaaaaaaAAAAAAAAAAAHH!!! – ella comenzó a aullar de nuevo, adolorida hasta el infinito una vez más.

-¡¡ASI CERDA DEL DEMONIO!! ¡¡¡GRITA MAS ALTO!!! ¡¡ME PONES A MIL!! – fue la respuesta que recibió de su cuñado de piel oscura y orbes azabache.

-¡¡¡AAAAaAAAAaAAAaaAAAAaAAAAaAAAaAAA!!! – gritos y más gritos de Jatziri.

“Serpiente negra” inició entonces una follada intensa, profundísima, tenía que estar destrozándole el puto estómago a esa zorra. La empotraba con tal rabia que parecía que quisiera sacarle el jodido capullo por la boca. La velocidad de sus penetraciones era vertiginosa. El semental furioso rugía como un animal salvaje. El dolor que sentía Jatziri al ser violada con esa monstruosidad de rabo era inhumano. Insoportable. Le ardía todo por dentro, sufría punzadas incesantes en su útero y su vagina, y sentía su conducto tan lleno y expandido por la imposible cantidad que estaba cobijando dentro y a lo bruto, que le daba la sensación de que, en cualquier momento, ese malnacido la rajaría partiéndola en dos por la violencia salvaje de sus acciones.

Yaotl tenía que esperar a que su padre se corriera para empalar al cerdo de su tío, pero no pudo estarse quieto.  Sin pensárselo dos veces, de golpe penetró el estrecho ano de “Águila blanca” con el extremo afilado de la flecha de su propia lanza, sodomizándole y torturándole con ese afilado objeto que le destroza las entrañas. El jefe no quiere morir de manera indigna, así que se aguantó las tremendas ganas de gritar que sintió. Solo esperaba que ese cabronazo terminase pronto con todo aquello, y rezó a los Dioses que tuvieran la bondad de llevarse pronto con ellos también a su esposa Jatziri, y a sus hijas Eleuia y Mazatzin, para que no tuvieran que sufrir terribles tormentos a manos de esos psicópatas de su propia familia. Pero esa última petición no fue atendida.

Cuando llegó el momento que “Serpiente negra” ya no pudo soportarlo más y notó que le venía el clímax. Empotró una última y bestial vez a su cuñada, clavándole su pollón enorme larguísimo hasta lo más hondo de su raja de puta y comenzó a correrse con el gustazo más enorme de su vida directo a su útero.

-¡¡AAAAAAAAAHHH!! ¡¡SIIIIIIIIIIII!! ¡¡¡JODEEEEEEEEEEER!!! – exclamó el violador en éxtasis. Tras tantos años esperando y planeando su venganza, por fin la estaba llevando a cabo, y las sensaciones que recibía a cambio eran increíblemente intensas y retorcidamente placenteras.

-¡¡¡NONONOOOOOOOOOOO!!! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!! – la de pelo castaño claro se hundió en la impotencia cuando notó como aquella polla monstruosa comenzaba a soltar literalmente lo que parecían ser litros infinitos de leche.

Itzcoatl, inundó el coño de su hermosa cuñada con potentísimos chorretones de lefa. Tanto se corrió en su interior, que la barriga de Jatziri había quedado visiblemente abultada.

Al ver que su padre se corría, el sádico con peinado mohicano, empujó con toda su maldita fuerza la lanza dentro del culo de su tío, apoyó el extremo inferior contra una roca y agarrando el cuerpo del jefe de la tribu “Águila blanca” para tirar de él hacia abajo y atrás, consiguió empalarlo en tiempo récord.

-¡AAaAAAaaAAGHHhhHHhhHH…! – fue todo lo que pudo decir el jefe empalado.

El de orbes bicolor era tan sumamente sádico, que al ver lo que había hecho casi se corre del puto gusto él también. Pero prefería reservarse para lo que vendría a continuación, que sería de largo muchísimo más placentero que eso.

Cuando Jatziri se dio cuenta que a su marido le salía el extremo afilado de su propia lanza por la boca, y entendió que él había muerto a manos de su sobrino, mientras el indeseable de su hermano mayor se corría dentro de ella con intención de preñarla, se quedó completamente en shock. Pálida y muda, sin poder apartar la mirada de su amado “Águila blanca”, a quien seguía forzosamente abrazada por las ataduras.

“Serpiente negra” se apartó medio paso y dejó que su anaconda se fuera retirando del cálido interior del coño de la puta de su cuñada poco a poco. A medida que su larguísimo pollón de negro se iba desinflando, de la raja temblorosa y maltratada de Jatziri manaba como una jodida fuente de espesa leche de semental que el bárbaro había dejado en su interior. Cuando finalmente se la sacó del todo, su coño palpitante continuó chorreando esperma un rato más, hasta que su barriguita quedó desinflada y ella vacía y destrozada, tanto física como emocionalmente.

-A ELLA NI TOCARLA. LA QUIERO VIVA - ordenó el violador a sus hombres.

Su intención inicial había sido matar a la cerda de su cuñada tras violarla. Pero había gozado tanto torturándola con su polla, que decidió conservarla para futuros placeres violentos y lascivos.

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