Este relato lo escribí en Marzo del año 2011. Empieza siendo un "No consentido" pero a media narración la bella Sonia decide participar y disfrutar de la tremenda follada que le regala Roberto.
Me llamo Sonia,
pero en la oficina todos me llaman señorita Garcia, bueno, eso lo hacen los
pocos que se atreven a cruzar alguna palabra conmigo. Tengo 29 años, soy alta,
delgada, pelirroja natural, con el pelo rizado y largo por debajo de los
hombros. Tengo los ojos verdes y soy muy pecosa. Me gusta llevar trajes
chaqueta por encima de las rodillas y zapatos de tacón de aguja a conjunto. Y
el motivo de que todos teman acercarse a mi es que soy la mano derecha del
presidente. Todos aquí están por debajo de mí. Y eso me encanta. Dedico una
media de 12 horas al día de lunes a sábado a esta empresa. Me gusta estar aquí,
ver cómo me miran con terror, como se ponen a trabajar en cuanto paso por al
lado, como se callan, respetuosos. Malditos bastardos, no se merecen ni que les
escupa en el café del desayuno.
Y ahora el
capullo de mi jefe ha contratado a una empresa externa para que nos haga un
cursillo de 80 horas sobre el trato a la gente, la comunicación, el trabajo en
equipo ¡Todo pura basura! Yo sola me sobro y me basto para dirigir esta empresa
a la cima ¡¡Sin la ayuda de nadie!! Y menos de ese estúpido psicólogo de
pacotilla que resulta que se encarga de hacer un informe sobre mí a mi
superior, y si no lo supero, seguro que me echan a la calle. ¡Maldita sea! Roberto,
así se llama el chico en cuestión, apareció hace cosa de un mes en la oficina,
y empezó a organizar grupos con los que trabajaba unas 8 horas por semana.
Cuando estoy en su "clase" me da la sensación de que me estudia, como
si quisiera conocer todas mis flaquezas. Y es tan estrafalario, es una especie
de hippie-pijo moderno, de buen rollito, que se lleva bien con todos, pero
cuando es necesario, dice las verdades a la cara. Es tan ridículamente normal y
mundano... pelo castaño, ojos marrones, anillo de casado... ¡¡Lo odio!!
Es sábado
por la noche, estoy en la sala de reunión, informando a los supervisores de
cada equipo los de los cambios en el planing de la semana que viene. Roberto
está sentado en una silla, justo frente a mí, evaluándome. No voy a dejar que
me ponga nerviosa. Si me llaman "La Arpía" a mis espaldas es por
algo, cuando es necesario puedo ser un témpano de hielo. Por el bien de mi
carrera profesional, no puedo dejarme llevar por mis emociones. Cojo el largo
puntero y repaso por última vez el plan de la semana siguiente. Un montón de
caras aburridas me devuelven la mirada. ¡Son todos una panda de vagos! ¿Cómo
vamos a remontar la crisis con gente así trabajando? Doy por terminada la
reunión y me despido de todos hasta el lunes.
Se
marchan todos menos uno, Roberto.
Me despido de
él, contenta por quitármelo ya de encima "Hasta mañana..."
"Antes de
irnos" me corta él "me gustaría comentarte un par de cosas sobre la
reunión de hoy."
"Está bien" te respondo, y me siento en una
silla frente a ti "dame tu opinión" mejor te sigo la corriente,
y con suerte esto no se alargará mucho.
"Verás,
Sonia" eres el único que me llama con mi nombre de pila aquí en la oficina; te
dirijo la mirada más helada que puedo conseguir. Tú continúas hablando,
paseando de arriba abajo de la habitación "No sé si te has dado cuenta,
pero todos estaban aburridísimos, es más, hay uno en concreto al que juraría
que he oído roncar.."
"¡Pero es
su trabajo!" respondo yo sintiéndome atacada por tu comentario
"¿No se te
ha ocurrido pensar si tienen familia? deberías darles el próximo sábado de
fiesta, y verás cómo el lunes te rinden mejor" me comentas con una sonrisa en la
cara... ¡¡Lo que me faltaba!!
"Yo no
tengo familia y me importa un pepino si los demás la tienen, ¡Estamos aquí para
hacer dinero!"
"Ja ja ja,
si, esto quedará perfecto en tu informe. Déjame tomar nota para que no se me
olvide... "Me importa un pepino..." me dices, cogiendo un boli y haciendo que apuntas mis
palabras en tu dosier. Esto ya es demasiado para mí. Me siento humillada por tus
comentarios. Te debes creer muy listo, con tu título de sabelotodo. ¡¡No puedo
soportarlo más!! Mi orgullo habla y me levanto sin mediar más palabra contigo,
me dirijo a la puerta de salida. Cuando estoy a punto de girar la manecilla
oigo que me dices:
"Si te vas
ahora haré que te despidan". Tu voz ya no suena risueña como antes, si no dura e
inflexible. Me giro. Te tengo justo en frente, casi tocándome. Alzo la mirada y
mis ojos quedan prendados de los tuyos. Me miras fijamente, sin pestañear. Me
siento tan desconcertada. Me vuelvo a girar para abrir la puerta, te
lanzas sobre mi espalda, siento tu duro paquete rozándome el trasero, tus
fuertes brazos rodeando los míos. Me susurras al oído:
"En serio,
Sonia, si quieres superar la evaluación solo hay una forma en que puedes
arreglar todo esto..."
Me quedo quieta
sin saber qué hacer. Tomas mi indecisión como un sí y de repente, empiezo a
notar tus manos recorriendo con avidez mi cuerpo. Con una mano acaricias mi
cuello, mis pechos. Con la otra recorres mi estómago y la parte interna de mis
muslos. Me has atacado tan deprisa que no me ha dado tiempo a reaccionar, y la
verdad es que mi cuerpo está reaccionando bien. No lo entiendo, pero si puedo
disfrutarlo y pasar la evaluación, pues mejor, mato dos pájaros de un tiro.
Decido no resistirme, y así sacar tajada de este asunto.
Te separas de mí
y te diriges al otro lado de la mesa, me dices, cogiendo la fina vara que hace
de puntero...
"Quítate
las medias y dámelas, y vuélvete a dejar los zapatos puestos"
Te miro con
odio, pero sintiendo que mi excitación crece cada vez más por tu forma de
tratarme; me bajo las medias y me las quito, tirándotelas a tu lado de la mesa.
Luego, vuelvo a ponerme los zapatos de tacón. Tú sostienes mis medias en tus
manos y sonríes maliciosamente. Me dices:
"Ven aquí,
Sonia" me pides; me dirijo hacia ti despacio, cada golpe de tacón resuena en la
sala de reuniones... me sitúo a tu lado, tú me pasas la media por el cuello y
lo cruzas por mi espalda, me pones los brazos juntos y los atas con las
perneras de las medias. El cuello no me aprieta apenas nada, no tienes
intención de ahogarme, pero las manos, por mucho que las mueva no puedo
soltarlas. Me pones contra la gran mesa y haces que apoye mi torso y cabeza en
la madera, dejándote el culo en pompa bien a mano. Como no haces nada me giro y
te encuentro casi desnudo, quitándote los calzoncillos ya. ¡¡Tu polla es enorme!! Y eso que aun cuelga
medio flácida, no quiero imaginar cómo será ese monstruo cuando esté empalmado
del todo... brrrr. Por supuesto mi gesto no varía ni un ápice, no me quitaría
esta máscara de frígida ni por todo el oro del mundo, pero mi mirada no se
aparta de tu grandioso aparato, y tú te das cuenta de ello...
"Me
desnudo para que puedas ir viendo lo cachondo que me pone todo esto..." me dices.
"Lo
cachondo que te pone, ¿qué?" te pregunto... por respuesta recibo un azote con la
varilla.
¡ZAS!...
"¡¡AAH!!"... un grito sale de mi garganta.
Coges tus
calzoncillos y me los encajas en la boca. Mi cara sí que debe haber sido de
sorpresa ahora. ¡¿Cómo te atreves a ponerme tu ropa interior sucia en la boca?!
Espera... Tu polla está casi empalmada del todo, ¡Realmente te estás poniendo
bruto! Mi coño se encharca al sentir tu necesidad de mí. Agarras los bajos de
la falda que llevo puesta y me la subes hasta la cintura. Mi tanga negro KC
está a la vista ahora.
¡ZAS! ¡ZAS!
¡ZAS!
"¡¡mmmmmmmmmmmmmmh!!" replico yo tumbada en la mesa.
¡ZAS! ¡ZAS! recibo dos azotes más por
respuesta... "¡¡¡mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmh!!!"
¡ZAS! ¡ZAS
¡ZAS! me azotas sin
compasión, dejándome finas y largas marcas rojas por mis piernas y mi trasero.
¡ZAS ¡ZAS!... ya no puedo gritar más... unas lágrimas
recorren mis mejillas.
Te apiadas de
mí y me alzas, dejándome de pie frente a ti, me quitas la mordaza y
empiezas a lamer las lágrimas que mojan mi cara. Esta situación es tan extraña
que no se decidir si me gusta o hace que aun te odie más. Cuando terminas, me
coges en brazos, solo me da tiempo a decir "aaaaaaah" antes de
que literalmente me lances al sofá del rincón.
Ya no
llevo la mordaza puesta, pero mis manos siguen atadas a mi espalda, así que
poco puedo hacer para protegerme de ti. Te acercas y te sientas sobre mi cara,
apoyando una rodilla en el sofá al lado de mi oreja y poniendo tu glande a la
altura de mi boca. Eso sí que no. No pienso ponerme esta asquerosidad de polla
que tienes en la boca... estás loco si piensas que...
"AaaaaAaaaaaAaaaaahhhh...." te has amorrado a mi coño y lo sorbes
y relames con tanta energía. Mi coño está en la gloria con el maravilloso trato
que le estás dando, que menos que ofrecerte yo también un poquito de mi arte. Abro
la boca y dejo que empujes dentro toda la carne que entre. Tú sigues comiéndome
el coño, haciendo virguerías con tu lengua en mi clítoris, metiéndome algún
dedo, yo te chupo con pasión el rabo, hasta te lamo las pelotas y ese espacio
entre la polla y el culo que tanto os gusta a los hombres que os laman. Eres un
puto pervertido, y ¿sabes qué? yo también lo soy, ¡joder! abro más la boca para
abarcar más trozo de tu miembro, que ya está bien duro, y muevo las caderas
arriba y abajo, pidiéndote más guerra.
Sigo con el
tanga puesto, pero eso no te molesta. Pasas al otro lado del sofá y, situándote
entre mis piernas, me metes tu polla hasta los mismos huevos.
"Aaaaaaaaaaaaah" cada vez que me embistes me
aplastas con fuerza contra el sofá, pero no me importa, este está siendo mi
mejor polvo desde hace mucho tiempo...
"Ahh"
Ahh" Ahh" Ahh" cada vez me golpeas con más fuerza "AAAh"
"AAAAh" "AAAh"
Me follas
intensamente, penetrándome el coño sin compasión por un buen rato, luego me
dices, mirándome a los ojos…
"¿Tiene
ganas de correrse, señorita Garcia?"
Empleas un tono
desdeñoso, como riéndote de que todo el mundo me llame así. Sí, me muero de
ganas por correrme pero no pienso decírtelo... antes muerta que reconocer que
todo esto me está gustando, solo lo hago por la evaluación... solo....
Como no te
respondo, pero mantengo la mirada fija en ti, te lo tomas como una provocación.
Empiezas a embestirme con brutalidad. El sofá se ha salido de su sitio. Me
siento llena de tu carne.
"AAAAAAaaaaaaaaaaaahhhhhhh"
"AAAAAAaaaaaaaaaaaahhhhhhh"
"AAAAAAaaaaaaaaaaaahhhhhhh"
Ya no lo puedo
soportar más. Aparto la mirada, cierro los ojos, me abro todo lo que puedo y me
dejo llevar por un orgasmo arrollador...
"AAAAaaaaaaaaaaAAAaaaaaaaaaaaAAAaaaaaaaaaahhhhhhh"
Tú sigues bombeando un rato más, mientras sigo con los espasmos, y
finalmente sacas tu polla de mi coño y apuntas a mi cara. Empiezas a correrte
de manera abundante. Tu leche cae por mis mejillas, por mi cuello y mi ropa. Te
odioooooooo!!!! Pero el orgasmo que me has dado ha sido realmente... Mmmmmmmmh...
espero que no des ya por terminada la sesión, ¡Aun tengo ganas de más guerra!
Parece que
hayas leído mis pensamientos. Me levantas del sofá, me quitas las ataduras y
sin que pueda hacer nada por lo rápido que vas, me abres la camisa de un
estiró, rompiendo todos los botones.
¡¡RAAAAAAAAS!!
Te acercas y
sacas mis pechos de dentro del sujetador. Los manoseas... los lames y muerdes. En
nada estoy notando de nuevo tu erección. Eres un hombre fantástico.
"¿Quieres
aprobar la evaluación, Sonia?" me preguntas mirándome a los ojos.
"Por
supuesto que sí" te respondo yo sin dudar.
"Bien"
me respondes, alejándote
de mi "estas serán mis últimas ordenes, cúmplelas bien y te aseguro que
no solo no te despedirán, sino que haré que te aumenten el sueldo. ¿Estás
lista?"
"Si..."
respondo yo.
"Ponte a
cuatro patas y ladra y jadea como una perrita"
"¿Que haga
qué...??" te pregunto incrédula.
"No me
gusta tener que repetir las cosas, Sonia. Puedes hacer lo que te pido o puedes
salir por la puerta, tu misma, pero no me hagas perder el tiempo, por
favor..."
Tu prepotencia
me enerva y me excita a la vez... si no fuera por tu magnifica polla y lo bien
que la sabes utilizar, otro gallo cantaría. Como no me queda más remedio,
obedezco, poniéndome a cuatro patas sobre el frio suelo.
"¡Guau! ¡Guau!"... jamás pensé que yo, Sonia
Garcia, Vicepresidenta, independiente, orgullosa, me vería en una situación
así, ¡¡¡Y lo peor es que me está encantando...!!!
"Ja ja ja,
muy bien, muy bien. Y ahora, ábrete las nalgas con las manos y suplícame que te
penetre por ese culito tan precioso que tienes"
"¿Qué.....?" ¿Por el culo? ¿¿Estás loco?? Tu no
me dices nada... ya se... culo o puerta ¿no? muy bien, si quieres a una puta,
una puta tendrás. Ya que he llegado hasta aquí no lo voy a perder todo ahora
por una cosa como esta... apoyo la cabeza en el suelo y pongo cada mano en una
nalga, separándolas bien, dejándote que veas sin trabas como es mi agujerito de
atrás.
"Por
favor, Roberto...métemela..." te digo en un susurro.
"Perdona
preciosa, no te he oído bien ¿Cómo dices?"
Empiezo a
mosquearme de nuevo, alzo un poquito más la voz.
"POR
FAVOR, ROBERTO, METEMELA POR EL CULO"
"Como
desees..." me respondes tu, y te acercas a mi retaguardia. Escupes a mi ano y apuntas
tu polla dura a mi entrada posterior... de un golpe me metes todo el capullo
dentro.
"AAAAAAaaaaaaaaaaaahhhhhhh"
Mis gritos no
te ablandan, al contrario, empujas y empujas tu polla rompiendo mi culo a su
paso.
"AAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh"
Tu rabo se
incrusta en mi trasero hasta las mismísimas pelotas... empiezas a meter y sacar
la polla, gimiendo de verdadero placer a cada embiste... al rato ya no siento
tanto dolor... es más placentero. Es extraño pero se siente tan bien. Saco la
mano de mi nalga y la pongo en mi coño chorreante de jugos. Me masturbo
mientras me sodomizas... acaricio mi clítoris, me meto un par de dedos dentro. Cuando
te das cuenta de lo que hago me coges por las caderas y te sitúas aun mas encima
de mi, para que la penetración sea más profunda. Me agarras bien fuerte por los
costados y ahora sí que me rompes el culo a golpes de rabo. Me la metes y me la
sacas muy fuerte y muy rápido.
"AAAAAAaaaaaaaaaaaahhhhhhh" "AAAAAAaaaaaaaaaaaahhhhhhh"
"AAAAAAaaaaaaaaaaaahhhhhhh"
Joder que bueno
eres. Siento otro orgasmo llenando mi cuerpo, una explosión de placer y fluidos
recorre todo mi cuerpo. Acto seguido incrustas la polla en mi culo y empiezas a
correrte tu también. Te quedas unos segundos dentro, luego la sacas y empiezas
a vestirte. Yo sigo en el suelo, a cuatro patas, con la falda por la cintura,
sin el tanga, pues en algún momento se ha roto. Tendré que buscarlo antes de
salir. Con la camisa rota y abierta, enseñándote los pechos, despeinada, pero
feliz. Muy feliz.
"Muy bien,
Sonia, lo has hecho de maravilla. Lástima que mi trabajo aquí vaya a terminar
tan pronto. Aquí te dejo mi tarjeta, por si algún día necesitas repasar la
lección. " dejas la tarjeta sobre la mesa y te vas.
Me levanto del
suelo y intento vestirme lo mejor que puedo. Encuentro mi tanga y lo guardo en
el bolso. Paso la mano por mi coño, aun lo siento palpitar del placer que me
has dado. De mala gana, cojo la tarjeta que has dejado sobre la mesa, y la
guardo en el monedero... ¡No te soporto! Pero creo que no voy a tardar mucho
tiempo en llamarte para que nos veamos de nuevo... Roberto.
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