Si sigues la serie, cuidado , ¡puede haber spoiler!
En el capitulo 46 Vincent tiene una cita con Ada. Él quiere utilizarla para sus propios fines. Van a la Opera, se comporta como un caballero. Le dice «Me permitirás ver tu yo real, aquello que nadie más ha visto de ti?» le lame la mano «¿la real?» dice ella «si, desnúdate tu misma» piensa él «te convertiré en mi juguete». Ada lleva a Vincent a una de las mansiones de su tío, él piensa «yo te manchare, te voy a empañar esa mascara pura que vistes, con mis propias manos» ella le dice «Vincent-sama, por favor mire, esta es mi real yo» y se pasa tooooda la noche hablándole de esoterismo, cartas de tarot, budú... al pobre Vincent se le queda una cara... jajaja... bueno, mi fanfic enlaza cuando ella le abre la puerta de la mazmorra y le dice «Vincent-sama, por favor mire, esta es mi real yo», pero en vez de enseñarle una inocente habitación llena de objetos ocultistas, lo que guarda Ada en esa habitación hace que Vincent desee poseer a esa hermosa y no tan inocente chiquilla, para siempre...
Vincent lleva toda la velada cohibiendo sus instintos más perversos, no quiere por nada del mundo que Ada descubra sus intenciones ocultas, y se comporta con ella de manera demasiado amable para su carácter.
Ada está encantada con la cita. Ya han salido en varias ocasiones, y está dispuesta a no dejar pasar la oportunidad de mostrar a Vincent porqué cree que es la mujer idónea para él.
Llegan a la mansión, bajan hasta el sótano, y muy nerviosa, Ada abre la puerta, mostrando a Vincent cual es su lado más oscuro...
«Vincent-sama, por favor mire, esta es mi real yo»
Al entrar en la habitación, decorada a modo de mazmorra, Vincent se queda por un momento absolutamente desconcertado... esposas... una cruz... látigos colgados en las paredes... un potro... ¿pero qué es esto?...
«Vincent-sama, me da mucha vergüenza pedirle esto, pero hace ya mucho que empezamos a salir, y yo le conozco muy bien, se cómo es realmente, y sé que es el hombre adecuado para mí» le dice Ada, con sus ojos esmeralda fijos al suelo. Está muerta de vergüenza, pero no va a echarse atrás en su decisión. Es ahora o nunca, y todo su ser se estremece al pensar que Vincent acepte... va a un rincón y coge un collar de gata con cascabel de una mesa. Se acerca a Vincent, se arrodilla frente a él, y alzando ambas manos le ofrece el collar:
«Por favor, por esta noche, sea mi Amo. Disponga de mi como más le plazca. Haga con mi cuerpo lo que desee. Llevo tanto tiempo deseando estar a solas con usted, Vincent-sama..»
Vincent, recuperado ya de su espanto inicial (no por las cosas que hay en la habitación, eso no le importa), lo que le ha dejado k.o. es descubrir ese lado oscuro de Ada, quien lo hubiera dicho... la dulce hermanita pequeña de Oz Vessalius arrodillada a sus pies, suplicándole que la hiciera suya... jajaja... no podía evitar reírse en su interior por el agradable giro que habían tomado los acontecimientos... esto iba a ser mucho más sencillo de lo que esperaba...
Vincent coge el collar que Ada le ofrece, lo mira, la mira a ella... evalúa la situación en la que se encuentra y se toma unos segundos para retomar las riendas el asunto... finalmente se arrodilla frente a ella, la agarra fuerte del pelo, obligándola a mirarle fijamente a los ojos, y empieza a lamerle la mejilla. Baja por el cuello hasta el escote... sube de nuevo, y le susurra al oído, con voz firme:
«¿Estás segura de lo que me estás pidiendo, pequeña? Porque una vez hayamos empezado te va a ser muy difícil pararme.»
Ella mantiene sus ojos clavados en los de él... le responde:
«Si, amo Vincent, por esta noche dejaré de ser Ada y seré solo su pequeña sumisa. No voy a quejarme ni intentaré huir. Hace tanto tiempo que le deseo, señor»
Vincent siente la sinceridad de sus palabras, es increíble la suerte que está teniendo... que los hados del destino pongan en sus manos a esta dulce criatura para que él la inicie en el maravilloso y gratificante camino de la servidumbre y los placeres prohibidos...
«Está bien» dice Vincent «por esta noche te permitiré ser mi sirvienta, pero más te vale comportarte correctamente o esta experiencia no se volverá a repetir... ¿me has entendido?»
«Si, Vincent-sama, amo, le he entendido, le prometo que no se arrepentirá... solo hay una cosa que quiero decirle... yo nunca he...» Ada se ruboriza, pero lo acaba soltando «nunca he estado con un hombre...»
Vincent no puede evitar sonreír. Ni en sus mejores sueños hubiera imaginado una situación más perfecta que aquella. Ada, la hermana del chico al que tanto odia, a la que su propio hermano tanto adora, la que creen tan inocente, sometiéndose a él de forma voluntaria, suplicándole que le arrebate la virginidad... Sabiendo esto tendría que contenerse en esta primera sesión, no quiere romper a su pequeña sumisa tan pronto, esta diversión iba a ser duradera... acerca sus manos al cuello de ella y le pone el collar de gata. Le dice:
«Ponte de pie, y quitate el vestido»
«Si amo Vincent» responde ella, y empieza a desnudarse.
Cuando está solo con la ropa interior puesta Vincent utiliza el negro pañuelo que lleva puesto sobre los hombros para vendarle los ojos a Ada. Se separa un poco y se la queda mirando, fascinado por la belleza de ese cuerpo juvenil... Ada lleva su larga melena rubia suelta, el collar rosa con cascabel en el cuello, la ropa interior, que consiste en unas calzas largas hasta por encima de la rodilla y una camisola de manga corta, todo de color blanco, con volantes, hace que parezca aun más inocente a sus ojos... tiene unas piernas realmente preciosas... y sus pequeños pero firmes pechos le llaman a gritos a que los libere de su opresión... Vincent se quita la camisa, quedándose solo con los pantalones puestos. Ada espera en silencio, ansiosa y expectante por lo que ocurrirá ahora...
Vincent coge unas tijeras de la mesa y se acerca a Ada. Acaricia con el frío metal la cara de la chica, su cuello, bajando por entre los pechos hasta el ombligo, allí las abre y empieza a cortar la tela, de abajo arriba. Raaaaas! La tela se abre, dejando a la vista esas dos dulces melocotones jugosos, que Vincent no tarda en meterse en la boca. Aun sostiene las tijeras en la mano, mientras termina de quitarle la prenda, luego la abraza por la cintura y le lame con vicio sus pequeños pezones sonrosados. Ada no puede evitar emitir unos gemidos, por la sorpresa y el placer que le está dando el que por esta noche es su amo...
Vincent se dirige entonces hacia la prenda inferior y da múltiples tijeretazos, con cuidado de no dañar a su pequeña sumisa... Rasss! Raassss!! trozos de tela caen al suelo. Finalmente Ada queda desnuda del todo frente a su amo. Se siente demasiado expuesta, a pesar de tener los ojos vendados, puede sentir como Vincent tiene su mirada clavada en su cuerpo. Aprieta los brazos contra su cuerpo y cierra los puños con fuerza, haciendo uso de toda su fuerza de voluntad para no cubrirse. Vincent se da cuenta de ello, se separa un poco y le dice:
«Girate despacio, deja que vea bien la mercancía»
Ada así lo hace, girando lentamente, enseñándole a Vincent todo su cuerpo, su espalda, su lindo trasero... al volver a la posición inicial, Vincent acerca su cara a la de ella, tan cerca que sus labios casi se rozan, y le dice:
«Eres la mujer más hermosa que haya visto nunca»
Ada sonríe y alza la cabeza, pues esperaba que él le besara, por su proximidad. Pero Vincent la deja con las ganas. A un lado, Vincent ve una construcción de madera, grande y parecido a una mesa. En las esquinas hay unas esposas de cuero sujetas con gruesos clavos a la madera. Vincent coge a Ada y la guía por la habitación hasta llegar a ese lugar. Se quita los pantalones, y se queda totalmente desnudo. Se tumba sobre la superficie rígida y insta a Ada a que se ponga sobre él, sentada sobre su cara, y con su boquita al alcance de su dura polla.
«Enséñame lo buena mamadora que eres, mi pequeña sumisa» le dice Vincent
«Si amo» responde ella, y acerca su cara al aparato de él, que está duro como una piedra. Con ayuda de sus manos empieza a meter el capullo entre sus labios, lubricando bien la herramienta de su amo. Vincent la agarra por las caderas y entierra literalmente su cara en la raja de ella.
«Aaaaaaaahhhhhh...!» Ada gime complacida.
Vincent es un animal. Lame... sorbe... muerde... sin llegar a dañar... pero dándole a Ada un placer muy intenso... cuando se sobrepone, ella vuelve a su tarea... abre bien la boca, dispuesta a darle a su amo por lo menos tanto placer como él le está dando a ella. Se mete su polla en la boca y empieza a mover la cabeza arriba y abajo, dejando todo el tronco brillante con su saliva. Pasan un buen rato así, disfrutando cada uno del sexo del otro. De fondo solo se oyen los gemidos de ella y el suave tintineo del cascabel que lleva atado al cuello.
Vincent entonces la hace moverse, tumbándola boca arriba en la superficie dura, le pide que se coja las piernas y las alce hasta tener los tobillos casi al lado de la cabeza. Con las esposas de las esquinas, le ata un tobillo a cada lado, dejándole las manos libres, pero ordenándole que no las suelte de sus pantorrillas. Vincent se tumba sobre ella, lame su estómago, mordisquea sus pechos... sube por la barbilla hasta llegar a su oído... y le susurra:
«¿Estás lista, preciosa?»
Ada hace acopio de valor y intenta relajarse...
«Si Vincent-sama.... hazlo ya... por favor... necesito sentirte dentro de mi...»
Al oír esas palabras Vincent apunta su rabo a la virginal entrada de la pequeña sumisa, y empieza a empujar lentamente. Ada cierra con fuerza los ojos y aprieta la mandíbula, no quiere quejarse, pero le está doliendo mucho... Vincent, experto en la materia, decide hacerle el trance lo más rápido posible, una vez roto sabe que el placer llegara a llenarla, así que de una embestida, le clava su polla hasta el fondo del útero.
ZAS!!!!!!
«AAAAAAAAAAAAAAAH!»
Ada no puede evitar gritar de dolor... una lágrima asoma a su mejilla... pero sigue firme en su decisión... sabía que tendría que pasar por esto... y ahora no está dispuesta a echarse atrás. Vincent se queda un rato dentro de ella, quieto, dejándola que se acostumbre a la sensación de tener su verga dentro del coño de ella. Ahora si, la besa, con pasión, obligándola a abrir bien la boca y haciendo que sus lenguas entrechoquen... Ada está extasiada por el beso, casi no siente que Vincent se ha empezado a mover de nuevo, y a un ritmo muy lento, empieza a meter y sacar su rabo del coño de ella... oleadas de placer sustituyen el dolor inicial... los gemidos de ella así lo indican... Vincent empieza a empujar más fuerte, y Ada gime más y más...
«ohhh si... aaahhh.. que bien... amo....»
Y finalmente ella se corre, teniendo un gran orgasmo, que la deja sin fuerzas y con el corazón palpitandole fuerte por unos minutos. Vincent, sin desatarla, le quita la venda de los ojos, y le dice...
«Hay una cosa que no sabes de mi, pequeña sumisa. Y es que no consigo correrme si no es haciéndolo por la entrada de atrás...»
Ada se sorprende mucho al oír esas palabras... ni si quiera lo había pensado...
«Pero eso me dolerá amo Vincent...»
«No mucho más que lo que acabamos de hacer ahora, y bien que lo has disfrutado, ¿no?»
«ssi...» Ada no sabe qué decir... la verdad es que jamás había sentido un placer como aquel que le había proporcionado Vincent hacía un momento...
Vincent siente el rabo a punto de estallar. No estaba dispuesto a dejar escapar la oportunidad de destrozarle a aquella chiquilla todos sus agujeros... quería que aprendiese a disfrutar del dolor, que su mente lo asociara desde hoy y para siempre con el placer... y que todos sus agujeros quedaran marcados con su esencia... solo así podría llegar a ser la sumisa de sus sueños...
Vincent escupe en el ano de la chica, ella cierra los ojos, muerta de miedo. Él le va metiendo con sumo cuidado su aparato dentro... ella respira hondo... intenta relajar los músculos... pequeños pinchazos de dolor empiezan a inundarla...
«Vincent-sama no puedo soportarlo...»
«Claro que puedes, pequeña sumisa, hazme sentir orgulloso de ti. Haz que desee volver a verte una vez más»
Vincent, que conoce el corazón de las sumisas a la perfección, sabe qué decir exactamente para tranquilizar y mantener bajo control a Ada. Ella reacciona bien a sus palabras, relajándose aun más... él va dando pequeños empujoncitos, introduciendo centímetro a centímetro, su polla en el recto de ella...
«gggggh...» Ada lucha por no gritar...
«Tranquila, preciosa, ya casi la tienes toda dentro... solo un poquito más adentro»... y da otro empujón, sintiendo como sus pelotas chocan con la piel de ella. Ya está hecho, ya tiene su polla metida bien adentro.
«¿Ves? No ha sido tan difícil... además, lo peor ya ha pasado... ahora solo te queda disfrutar»
Dicho esto, Vincent empieza a pellizcar el clítoris de Ada, y lo acompaña metiéndole un par de dedos dentro de su coño húmedo... la rubia sumisa se relaja del todo, abriendo aun más las piernas, gimiendo. Él empieza a meter y sacar su polla del ano de ella. Muy despacito al principio, y poco a poco, va embistiendo más y más fuerte... a medida que aumenta el ritmo de su sodomía, arremete con más pasión su mano en el coño de la chiquilla, que emite unos sonidos chapoteantes muy delatores... Ada ya no lo puede soportar más... sus propias uñas se clavan en su piel y finos hilos de sangre manan de las heridas...
«Oooooh... siii.. aaahh... amo.... ¡¡dame más....!!»
Vincent empieza a embestirla de una forma bestial, rompiéndola por dentro, destrozando sus orificios, disfrutando como nunca de aquel polvazo que Ada le estaba regalando... cuando ya no lo puede aguantar más, saca su polla del culo de ella y se corre abundantemente sobre su cara, su pelo y sus pechos... mientras ella se retuerce, teniendo un nuevo orgasmo devastador...
Luego la desata y le ordena que se limpie bien. Ada usa sus manos para recoger la leche de su amo de la cara, los pechos... y llevársela a la boca. Vincent sonríe complacido. Se visten. Salen a la calle, avisan al cochero para que venga. Antes de irse, Vincent besa de nuevo a Ada con mucha pasión, abrazándola con fuerza, y le dice:
«Para nuestra próxima cita quiero que vengas sin ropa interior.»
«Si Vincent-sama, haré lo que usted me pida» responde ella contenta de saber que Vincent quiere volver a quedar con ella... una vez más...
Se sube al carruaje y se va.
En el capitulo 46 Vincent tiene una cita con Ada. Él quiere utilizarla para sus propios fines. Van a la Opera, se comporta como un caballero. Le dice «Me permitirás ver tu yo real, aquello que nadie más ha visto de ti?» le lame la mano «¿la real?» dice ella «si, desnúdate tu misma» piensa él «te convertiré en mi juguete». Ada lleva a Vincent a una de las mansiones de su tío, él piensa «yo te manchare, te voy a empañar esa mascara pura que vistes, con mis propias manos» ella le dice «Vincent-sama, por favor mire, esta es mi real yo» y se pasa tooooda la noche hablándole de esoterismo, cartas de tarot, budú... al pobre Vincent se le queda una cara... jajaja... bueno, mi fanfic enlaza cuando ella le abre la puerta de la mazmorra y le dice «Vincent-sama, por favor mire, esta es mi real yo», pero en vez de enseñarle una inocente habitación llena de objetos ocultistas, lo que guarda Ada en esa habitación hace que Vincent desee poseer a esa hermosa y no tan inocente chiquilla, para siempre...
Vincent lleva toda la velada cohibiendo sus instintos más perversos, no quiere por nada del mundo que Ada descubra sus intenciones ocultas, y se comporta con ella de manera demasiado amable para su carácter.
Ada está encantada con la cita. Ya han salido en varias ocasiones, y está dispuesta a no dejar pasar la oportunidad de mostrar a Vincent porqué cree que es la mujer idónea para él.
Llegan a la mansión, bajan hasta el sótano, y muy nerviosa, Ada abre la puerta, mostrando a Vincent cual es su lado más oscuro...
«Vincent-sama, por favor mire, esta es mi real yo»
Al entrar en la habitación, decorada a modo de mazmorra, Vincent se queda por un momento absolutamente desconcertado... esposas... una cruz... látigos colgados en las paredes... un potro... ¿pero qué es esto?...
«Vincent-sama, me da mucha vergüenza pedirle esto, pero hace ya mucho que empezamos a salir, y yo le conozco muy bien, se cómo es realmente, y sé que es el hombre adecuado para mí» le dice Ada, con sus ojos esmeralda fijos al suelo. Está muerta de vergüenza, pero no va a echarse atrás en su decisión. Es ahora o nunca, y todo su ser se estremece al pensar que Vincent acepte... va a un rincón y coge un collar de gata con cascabel de una mesa. Se acerca a Vincent, se arrodilla frente a él, y alzando ambas manos le ofrece el collar:
«Por favor, por esta noche, sea mi Amo. Disponga de mi como más le plazca. Haga con mi cuerpo lo que desee. Llevo tanto tiempo deseando estar a solas con usted, Vincent-sama..»
Vincent, recuperado ya de su espanto inicial (no por las cosas que hay en la habitación, eso no le importa), lo que le ha dejado k.o. es descubrir ese lado oscuro de Ada, quien lo hubiera dicho... la dulce hermanita pequeña de Oz Vessalius arrodillada a sus pies, suplicándole que la hiciera suya... jajaja... no podía evitar reírse en su interior por el agradable giro que habían tomado los acontecimientos... esto iba a ser mucho más sencillo de lo que esperaba...
Vincent coge el collar que Ada le ofrece, lo mira, la mira a ella... evalúa la situación en la que se encuentra y se toma unos segundos para retomar las riendas el asunto... finalmente se arrodilla frente a ella, la agarra fuerte del pelo, obligándola a mirarle fijamente a los ojos, y empieza a lamerle la mejilla. Baja por el cuello hasta el escote... sube de nuevo, y le susurra al oído, con voz firme:
«¿Estás segura de lo que me estás pidiendo, pequeña? Porque una vez hayamos empezado te va a ser muy difícil pararme.»
Ella mantiene sus ojos clavados en los de él... le responde:
«Si, amo Vincent, por esta noche dejaré de ser Ada y seré solo su pequeña sumisa. No voy a quejarme ni intentaré huir. Hace tanto tiempo que le deseo, señor»
Vincent siente la sinceridad de sus palabras, es increíble la suerte que está teniendo... que los hados del destino pongan en sus manos a esta dulce criatura para que él la inicie en el maravilloso y gratificante camino de la servidumbre y los placeres prohibidos...
«Está bien» dice Vincent «por esta noche te permitiré ser mi sirvienta, pero más te vale comportarte correctamente o esta experiencia no se volverá a repetir... ¿me has entendido?»
«Si, Vincent-sama, amo, le he entendido, le prometo que no se arrepentirá... solo hay una cosa que quiero decirle... yo nunca he...» Ada se ruboriza, pero lo acaba soltando «nunca he estado con un hombre...»
Vincent no puede evitar sonreír. Ni en sus mejores sueños hubiera imaginado una situación más perfecta que aquella. Ada, la hermana del chico al que tanto odia, a la que su propio hermano tanto adora, la que creen tan inocente, sometiéndose a él de forma voluntaria, suplicándole que le arrebate la virginidad... Sabiendo esto tendría que contenerse en esta primera sesión, no quiere romper a su pequeña sumisa tan pronto, esta diversión iba a ser duradera... acerca sus manos al cuello de ella y le pone el collar de gata. Le dice:
«Ponte de pie, y quitate el vestido»
«Si amo Vincent» responde ella, y empieza a desnudarse.
Cuando está solo con la ropa interior puesta Vincent utiliza el negro pañuelo que lleva puesto sobre los hombros para vendarle los ojos a Ada. Se separa un poco y se la queda mirando, fascinado por la belleza de ese cuerpo juvenil... Ada lleva su larga melena rubia suelta, el collar rosa con cascabel en el cuello, la ropa interior, que consiste en unas calzas largas hasta por encima de la rodilla y una camisola de manga corta, todo de color blanco, con volantes, hace que parezca aun más inocente a sus ojos... tiene unas piernas realmente preciosas... y sus pequeños pero firmes pechos le llaman a gritos a que los libere de su opresión... Vincent se quita la camisa, quedándose solo con los pantalones puestos. Ada espera en silencio, ansiosa y expectante por lo que ocurrirá ahora...
Vincent coge unas tijeras de la mesa y se acerca a Ada. Acaricia con el frío metal la cara de la chica, su cuello, bajando por entre los pechos hasta el ombligo, allí las abre y empieza a cortar la tela, de abajo arriba. Raaaaas! La tela se abre, dejando a la vista esas dos dulces melocotones jugosos, que Vincent no tarda en meterse en la boca. Aun sostiene las tijeras en la mano, mientras termina de quitarle la prenda, luego la abraza por la cintura y le lame con vicio sus pequeños pezones sonrosados. Ada no puede evitar emitir unos gemidos, por la sorpresa y el placer que le está dando el que por esta noche es su amo...
Vincent se dirige entonces hacia la prenda inferior y da múltiples tijeretazos, con cuidado de no dañar a su pequeña sumisa... Rasss! Raassss!! trozos de tela caen al suelo. Finalmente Ada queda desnuda del todo frente a su amo. Se siente demasiado expuesta, a pesar de tener los ojos vendados, puede sentir como Vincent tiene su mirada clavada en su cuerpo. Aprieta los brazos contra su cuerpo y cierra los puños con fuerza, haciendo uso de toda su fuerza de voluntad para no cubrirse. Vincent se da cuenta de ello, se separa un poco y le dice:
«Girate despacio, deja que vea bien la mercancía»
Ada así lo hace, girando lentamente, enseñándole a Vincent todo su cuerpo, su espalda, su lindo trasero... al volver a la posición inicial, Vincent acerca su cara a la de ella, tan cerca que sus labios casi se rozan, y le dice:
«Eres la mujer más hermosa que haya visto nunca»
Ada sonríe y alza la cabeza, pues esperaba que él le besara, por su proximidad. Pero Vincent la deja con las ganas. A un lado, Vincent ve una construcción de madera, grande y parecido a una mesa. En las esquinas hay unas esposas de cuero sujetas con gruesos clavos a la madera. Vincent coge a Ada y la guía por la habitación hasta llegar a ese lugar. Se quita los pantalones, y se queda totalmente desnudo. Se tumba sobre la superficie rígida y insta a Ada a que se ponga sobre él, sentada sobre su cara, y con su boquita al alcance de su dura polla.
«Enséñame lo buena mamadora que eres, mi pequeña sumisa» le dice Vincent
«Si amo» responde ella, y acerca su cara al aparato de él, que está duro como una piedra. Con ayuda de sus manos empieza a meter el capullo entre sus labios, lubricando bien la herramienta de su amo. Vincent la agarra por las caderas y entierra literalmente su cara en la raja de ella.
«Aaaaaaaahhhhhh...!» Ada gime complacida.
Vincent es un animal. Lame... sorbe... muerde... sin llegar a dañar... pero dándole a Ada un placer muy intenso... cuando se sobrepone, ella vuelve a su tarea... abre bien la boca, dispuesta a darle a su amo por lo menos tanto placer como él le está dando a ella. Se mete su polla en la boca y empieza a mover la cabeza arriba y abajo, dejando todo el tronco brillante con su saliva. Pasan un buen rato así, disfrutando cada uno del sexo del otro. De fondo solo se oyen los gemidos de ella y el suave tintineo del cascabel que lleva atado al cuello.
Vincent entonces la hace moverse, tumbándola boca arriba en la superficie dura, le pide que se coja las piernas y las alce hasta tener los tobillos casi al lado de la cabeza. Con las esposas de las esquinas, le ata un tobillo a cada lado, dejándole las manos libres, pero ordenándole que no las suelte de sus pantorrillas. Vincent se tumba sobre ella, lame su estómago, mordisquea sus pechos... sube por la barbilla hasta llegar a su oído... y le susurra:
«¿Estás lista, preciosa?»
Ada hace acopio de valor y intenta relajarse...
«Si Vincent-sama.... hazlo ya... por favor... necesito sentirte dentro de mi...»
Al oír esas palabras Vincent apunta su rabo a la virginal entrada de la pequeña sumisa, y empieza a empujar lentamente. Ada cierra con fuerza los ojos y aprieta la mandíbula, no quiere quejarse, pero le está doliendo mucho... Vincent, experto en la materia, decide hacerle el trance lo más rápido posible, una vez roto sabe que el placer llegara a llenarla, así que de una embestida, le clava su polla hasta el fondo del útero.
ZAS!!!!!!
«AAAAAAAAAAAAAAAH!»
Ada no puede evitar gritar de dolor... una lágrima asoma a su mejilla... pero sigue firme en su decisión... sabía que tendría que pasar por esto... y ahora no está dispuesta a echarse atrás. Vincent se queda un rato dentro de ella, quieto, dejándola que se acostumbre a la sensación de tener su verga dentro del coño de ella. Ahora si, la besa, con pasión, obligándola a abrir bien la boca y haciendo que sus lenguas entrechoquen... Ada está extasiada por el beso, casi no siente que Vincent se ha empezado a mover de nuevo, y a un ritmo muy lento, empieza a meter y sacar su rabo del coño de ella... oleadas de placer sustituyen el dolor inicial... los gemidos de ella así lo indican... Vincent empieza a empujar más fuerte, y Ada gime más y más...
«ohhh si... aaahhh.. que bien... amo....»
Y finalmente ella se corre, teniendo un gran orgasmo, que la deja sin fuerzas y con el corazón palpitandole fuerte por unos minutos. Vincent, sin desatarla, le quita la venda de los ojos, y le dice...
«Hay una cosa que no sabes de mi, pequeña sumisa. Y es que no consigo correrme si no es haciéndolo por la entrada de atrás...»
Ada se sorprende mucho al oír esas palabras... ni si quiera lo había pensado...
«Pero eso me dolerá amo Vincent...»
«No mucho más que lo que acabamos de hacer ahora, y bien que lo has disfrutado, ¿no?»
«ssi...» Ada no sabe qué decir... la verdad es que jamás había sentido un placer como aquel que le había proporcionado Vincent hacía un momento...
Vincent siente el rabo a punto de estallar. No estaba dispuesto a dejar escapar la oportunidad de destrozarle a aquella chiquilla todos sus agujeros... quería que aprendiese a disfrutar del dolor, que su mente lo asociara desde hoy y para siempre con el placer... y que todos sus agujeros quedaran marcados con su esencia... solo así podría llegar a ser la sumisa de sus sueños...
Vincent escupe en el ano de la chica, ella cierra los ojos, muerta de miedo. Él le va metiendo con sumo cuidado su aparato dentro... ella respira hondo... intenta relajar los músculos... pequeños pinchazos de dolor empiezan a inundarla...
«Vincent-sama no puedo soportarlo...»
«Claro que puedes, pequeña sumisa, hazme sentir orgulloso de ti. Haz que desee volver a verte una vez más»
Vincent, que conoce el corazón de las sumisas a la perfección, sabe qué decir exactamente para tranquilizar y mantener bajo control a Ada. Ella reacciona bien a sus palabras, relajándose aun más... él va dando pequeños empujoncitos, introduciendo centímetro a centímetro, su polla en el recto de ella...
«gggggh...» Ada lucha por no gritar...
«Tranquila, preciosa, ya casi la tienes toda dentro... solo un poquito más adentro»... y da otro empujón, sintiendo como sus pelotas chocan con la piel de ella. Ya está hecho, ya tiene su polla metida bien adentro.
«¿Ves? No ha sido tan difícil... además, lo peor ya ha pasado... ahora solo te queda disfrutar»
Dicho esto, Vincent empieza a pellizcar el clítoris de Ada, y lo acompaña metiéndole un par de dedos dentro de su coño húmedo... la rubia sumisa se relaja del todo, abriendo aun más las piernas, gimiendo. Él empieza a meter y sacar su polla del ano de ella. Muy despacito al principio, y poco a poco, va embistiendo más y más fuerte... a medida que aumenta el ritmo de su sodomía, arremete con más pasión su mano en el coño de la chiquilla, que emite unos sonidos chapoteantes muy delatores... Ada ya no lo puede soportar más... sus propias uñas se clavan en su piel y finos hilos de sangre manan de las heridas...
«Oooooh... siii.. aaahh... amo.... ¡¡dame más....!!»
Vincent empieza a embestirla de una forma bestial, rompiéndola por dentro, destrozando sus orificios, disfrutando como nunca de aquel polvazo que Ada le estaba regalando... cuando ya no lo puede aguantar más, saca su polla del culo de ella y se corre abundantemente sobre su cara, su pelo y sus pechos... mientras ella se retuerce, teniendo un nuevo orgasmo devastador...
Luego la desata y le ordena que se limpie bien. Ada usa sus manos para recoger la leche de su amo de la cara, los pechos... y llevársela a la boca. Vincent sonríe complacido. Se visten. Salen a la calle, avisan al cochero para que venga. Antes de irse, Vincent besa de nuevo a Ada con mucha pasión, abrazándola con fuerza, y le dice:
«Para nuestra próxima cita quiero que vengas sin ropa interior.»
«Si Vincent-sama, haré lo que usted me pida» responde ella contenta de saber que Vincent quiere volver a quedar con ella... una vez más...
Se sube al carruaje y se va.
No hay comentarios:
Publicar un comentario