Hola mis queridos lectores.
Al final me he decidido a escribir esta entrada, para poder explicaros los motivos que me han llevado a dejar de escribir el tipo de relatos a los que os tenía acostumbrados.
El motivo es simple y complicado a la vez.
De toda la vida he sufrido de una fuerte ansiedad social. No voy a entrar aquí a exponer el motivo de tal enfermedad mental. Pero era algo que me tenía destrozada. Que me empujaba a un circulo vicioso de profundas depresiones ciclicas que se repetían por meses, y años.
He probado todo lo humanamente posible por superar ese factor tan negativo en mi vida. Que me deja encerrada en casa. Sin querer hablar con nadie. Que me hace quedarme mirando el pomo de la puerta por largo tiempo antes de tomar el coraje suficiente como para girarlo. Salir a la calle para mi es salir a la guerra. Mi cuerpo automáticamente se pone en modo alerta. Por mucho que mi mente le diga una y otra vez que no va a pasar nada. Que por bajar a comprar el pan no voy a sufrir ningún ataque, pero mi cuerpo, mi sistema nervioso está tan acostumbrado a estar en alerta 24/7 que es imposible que no lo haga. Es salir de mi hogar, que es mi refugio, y mi corazón se acelera, se me tensan los músculos, tiemblo por dentro, me mareo, respiro rápido, camino como si me persiguiera el mismo Satán.
No me gusta medicarme y menos para algo como esto. Pero tuve una visita con uno de mis médicos, y conociendo mi situación me recomendó que probara cierta medicación. Yo tenía fe nivel 0 en que ya nada fuese a funcionar. Porque nada había funcionado hasta ahora. Y tendría que seguir con mi elevada ansiedad social, que me imposibilita tener una jornada laboral normal, sin que siento que me ahogo cuando voy a beber agua, o a intentar comer comida, por la tensión en mi garganta y mandíbula. Que me imposibilita ir al cine. Que me imposibilita hacer una entrevista de trabajo. Bajar al super. ¿Meterme en un bar yo sola? ¿¿Estamos locos??
Pues sí que funcionó. Con el paso de los meses comencé a darme cuenta que mis nervios se disolvian en la nada. Comencé a hacer muy poco a poco cosas que antes eran imposibles para mi. De menor dificultad a más. Comenzando con bajar sola a comprar el pan un dia. Pasar por delante de unas obras al siguiente. Bajar sola a pasear a mis perros... ¡¡Entrar sola a un bar!! Esto no ha sido cosa de dos días. Han sido meses, que al final me he dado cuenta que se han convertido en más tiempo del que pensaba.
Pero nada podía ser tan bonito ¿verdad? Estas pastillas tienen otro efecto devastador en mi. Me anulan mi líbido. Tampoco fue un efecto secundario repentino. Simplemente fue pasando desapercibido para mi, luego al comenzar a darme cuenta me preocupó bastante. Porque la sexualidad siempre ha estado muy presente en mi vida. Pero ahora mismo no soy capaz de escribir nada. No siento nada al hacerlo, y eso hace que me sienta desmotivada al segundo párrafo. Antes me masturbaba dos o tres veces a la semana, a veces más a veces menos, dependiendo de cómo me sintienra. Hoy en dia me masturbo una o dos veces al mes si me acuerdo, tengo que empujarme a hacerlo. No lo necesito. Alguien ha pulsado el botón OFF en esa parte de mi cerebro. No es algo que yo haya planeado. Y desde luego que me tiene preocupada.
Pensé muchas veces en todo este tiempo en escribir este post, pero por algún motivo no terminaba de decidirme. Esta página y sus relatos soy yo. Con todo lo bueno y malo que existe en mi. Me define. La sexualidad siempre ha sido un asunto muy importante en mi vida. Tanto empujándome hacia la luz, como bastante más hacia la oscuridad. Los escritos de BDSM, de sexo gay, mis queridos no consentidos, todos son yo. Es lo que creo que me ha definido siempre. Siempre he podido volcar mi alma en mis escritos en este pequeño rincón perdido del mundo. Son mi terápia. Mi locura. Mi perdición. Mi adicción. Y ahora no está. No puedo escribir. No consigo excitarme.
No es una medicación que vaya a estar tomando para siempre. La idea es dejarla cuando mi cuerpo, mi sistema nervioso y mi cabeza hayan aprendido que el mundo no es ir a la guerra. Que puedo cruzar la puerta de mi casa sin terror a ser devorada por los mónstruos de mi cabeza. Pero no sé cuando pasará. Y hasta entonces no habrá actualizaciones. Espero que podáis comprenderlo y que estéis por aquí cuando por fin pueda regresar. Espero que pueda. Que esos efectos secundarios devastadores desaparezcan cuando deje de tomar esa medicación.
Me despido, por ahora.
¡Un beso a todos!
Al final me he decidido a escribir esta entrada, para poder explicaros los motivos que me han llevado a dejar de escribir el tipo de relatos a los que os tenía acostumbrados.
El motivo es simple y complicado a la vez.
De toda la vida he sufrido de una fuerte ansiedad social. No voy a entrar aquí a exponer el motivo de tal enfermedad mental. Pero era algo que me tenía destrozada. Que me empujaba a un circulo vicioso de profundas depresiones ciclicas que se repetían por meses, y años.
He probado todo lo humanamente posible por superar ese factor tan negativo en mi vida. Que me deja encerrada en casa. Sin querer hablar con nadie. Que me hace quedarme mirando el pomo de la puerta por largo tiempo antes de tomar el coraje suficiente como para girarlo. Salir a la calle para mi es salir a la guerra. Mi cuerpo automáticamente se pone en modo alerta. Por mucho que mi mente le diga una y otra vez que no va a pasar nada. Que por bajar a comprar el pan no voy a sufrir ningún ataque, pero mi cuerpo, mi sistema nervioso está tan acostumbrado a estar en alerta 24/7 que es imposible que no lo haga. Es salir de mi hogar, que es mi refugio, y mi corazón se acelera, se me tensan los músculos, tiemblo por dentro, me mareo, respiro rápido, camino como si me persiguiera el mismo Satán.
No me gusta medicarme y menos para algo como esto. Pero tuve una visita con uno de mis médicos, y conociendo mi situación me recomendó que probara cierta medicación. Yo tenía fe nivel 0 en que ya nada fuese a funcionar. Porque nada había funcionado hasta ahora. Y tendría que seguir con mi elevada ansiedad social, que me imposibilita tener una jornada laboral normal, sin que siento que me ahogo cuando voy a beber agua, o a intentar comer comida, por la tensión en mi garganta y mandíbula. Que me imposibilita ir al cine. Que me imposibilita hacer una entrevista de trabajo. Bajar al super. ¿Meterme en un bar yo sola? ¿¿Estamos locos??
Pues sí que funcionó. Con el paso de los meses comencé a darme cuenta que mis nervios se disolvian en la nada. Comencé a hacer muy poco a poco cosas que antes eran imposibles para mi. De menor dificultad a más. Comenzando con bajar sola a comprar el pan un dia. Pasar por delante de unas obras al siguiente. Bajar sola a pasear a mis perros... ¡¡Entrar sola a un bar!! Esto no ha sido cosa de dos días. Han sido meses, que al final me he dado cuenta que se han convertido en más tiempo del que pensaba.
Pero nada podía ser tan bonito ¿verdad? Estas pastillas tienen otro efecto devastador en mi. Me anulan mi líbido. Tampoco fue un efecto secundario repentino. Simplemente fue pasando desapercibido para mi, luego al comenzar a darme cuenta me preocupó bastante. Porque la sexualidad siempre ha estado muy presente en mi vida. Pero ahora mismo no soy capaz de escribir nada. No siento nada al hacerlo, y eso hace que me sienta desmotivada al segundo párrafo. Antes me masturbaba dos o tres veces a la semana, a veces más a veces menos, dependiendo de cómo me sintienra. Hoy en dia me masturbo una o dos veces al mes si me acuerdo, tengo que empujarme a hacerlo. No lo necesito. Alguien ha pulsado el botón OFF en esa parte de mi cerebro. No es algo que yo haya planeado. Y desde luego que me tiene preocupada.
Pensé muchas veces en todo este tiempo en escribir este post, pero por algún motivo no terminaba de decidirme. Esta página y sus relatos soy yo. Con todo lo bueno y malo que existe en mi. Me define. La sexualidad siempre ha sido un asunto muy importante en mi vida. Tanto empujándome hacia la luz, como bastante más hacia la oscuridad. Los escritos de BDSM, de sexo gay, mis queridos no consentidos, todos son yo. Es lo que creo que me ha definido siempre. Siempre he podido volcar mi alma en mis escritos en este pequeño rincón perdido del mundo. Son mi terápia. Mi locura. Mi perdición. Mi adicción. Y ahora no está. No puedo escribir. No consigo excitarme.
No es una medicación que vaya a estar tomando para siempre. La idea es dejarla cuando mi cuerpo, mi sistema nervioso y mi cabeza hayan aprendido que el mundo no es ir a la guerra. Que puedo cruzar la puerta de mi casa sin terror a ser devorada por los mónstruos de mi cabeza. Pero no sé cuando pasará. Y hasta entonces no habrá actualizaciones. Espero que podáis comprenderlo y que estéis por aquí cuando por fin pueda regresar. Espero que pueda. Que esos efectos secundarios devastadores desaparezcan cuando deje de tomar esa medicación.
Me despido, por ahora.
¡Un beso a todos!
Hola, Doncella... Nada nos debes, pero aún así te honra que nos cuentes por que has dejado de escribir. Seré breve: gracias por tus relatos y mejórate. Ojala nos vuelvas a deleitar con tus cuentos, pero si no es así, ha sido un placer leerte. Un abrazo muy grande.
ResponderEliminar