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Ricky, el perro callejero #24

EL VIAJE. DIA 3 (parte 4). Saúl hace enfadar a su Señor Ricky por culpa de Leonardo. Esto tendrá catastróficas consecuencias para el sumiso. Zoo con Luis y Drake el pastor alemán de la familia Romannetti.


Tras lo sucedido en la piscina, los sumisos entraron a la mansión y se ducharon. Los Sementales seguían sentados a la mesa, bebiendo y hablando, hasta que vieron por la cristalera del comedor que los esclavos ya estaban ahí, listos para una nueva ronda. Aunque más de uno y de dos habría estado encantado de poder echar una buena siesta.

Ya era tarde cuando la comitiva de Amos se dirigió al salón principal, el que había visto Ricky al llegar allí la primera vez que puso un pie en la mansión, que estaba decorada de manera tan lujosa y que tenía una chimenea, ahora encendida, aunque no hiciera especialmente frio. Así el ambiente sería más agradable, y cuando estuvieran todos desnudos y follando como animales les ayudaría a mantener la temperatura corporal correcta. Drake, el pastor alemán de la familia, estaba tumbado sobre la enorme alfombra, justo en frente del fuego. Era grande, robusto, de pelaje color café con leche y manchas negras. Intimidante y hermoso.

Alrededor del perro, frente a la chimenea, había dispuestos tres grandes sofás blancos, muy cómodos y caros. Don Romannetti se sentó en el asiento central, Lionardo en el de su derecha, y Ricky, el perro callejero, en el sofá de la izquierda. Todos los sumisos estaban desnudos. Los Sementales cubrían sus cuerpos con batas de marca sin atar. A cada Macho le chupaba la polla uno o dos sumisos. A Ricky se la mamaban sus hermanos sumisos rubios Luis y Saúl, al Don sus pequeños sumisos favoritos, Thian y Phuo, y a Lio por descarte se la chupaba su propio hermano mayor travestido y hormonado apodado como Miele. Los Dominantes tomaban licores caros, fumaban y hablaban de sus negocios, ignorando a las bestias que se afanaban por hacerles la mejor mamada del mundo, pero sin prisas. La noche era muy larga.

Estaban cada uno inmersos en sus propios asuntos cuando Drake se puso en pie y se acercó a paso tranquilo hasta Miele, el hijo travestido y hormonado de Don Romannetti, que estaba arrodillado sobre la alfombra, mamándole la polla a su hermano menor Lionardo. Al notar la nariz tan fría y húmeda del animal en su culo, Miele dio un pequeño respingo, pero ni se giró a mirar qué pasaba, ni se sorprendió porque el pastor alemán de la familia estuviera oliéndole el trasero con curiosidad pervertida.

La falta de reacción por parte de Miele hizo sospechar a Ricky, que no era idiota, y menos en tema de sexo.

“¿Don Romannetti, soléis usar a Drake en vuestras sesiones de sexo?” le preguntó sin más a su anfitrión, lleno de curiosidad.

Al decirlo, todas las miradas se clavaron en el perro y en el travestido que le permitía olerle sin preocuparse por ello. Luis y Saúl miraban a la extraña pareja de reojo. El mayor de los hermanos, el más sumiso, y que había establecido una relación de cariño por Miele, sintió pena por el chico y por las cosas que debía haber soportado por complacer a su Semental, el Don. Luis, en cambio, que era igual de listo que su Dueño, el perro callejero, sabía que allí había peligro. Que un Amo diese a otro ideas de futuras torturas humillantes y espantosas como dejarse follar por un animal… eso no podía traer buenas consecuencias. Seguro.

“Si, amico Ricky. Un día estaba aburrido de follarme a Miele, y al ver a Drake se me ocurrió que podrían darme un buen espectáculo si los juntaba. Y vaya si me lo dieron jajaja” le respondió el pervertido.

Evidentemente, en aquel momento todos se imaginaron dicha escena. Bueno, los invitados que no la habían presenciado, es decir Ricky, Luis y Saúl. El resto había estado presente y lo rememoraron.

Los ojos del perro callejero pasaban de sus sumisos arrodillados a sus pies que le mamaban la polla con devoción, al perro que lamía el ano de Miele, y luego de vuelta a los chicos rubios. Estaba claro que no se iba a marchar de aquella mansión sin haber probado la idea que le dio el Don en alguno de los dos muchachos, o quizás con ambos. Nunca podía saberse lo que le estaría pasando por la cabeza a Ricky.

El malvado y sádico Lionardo, que seguía resentido con Saúl por haberle visto siendo follado por su padre de la manera más humillante, no perdió la ocasión de meter baza y crear un desempate en la duda de su colega Semental.

“Apuesto mi coche nuevo a que la Puta insaciable no es capaz de soportarlo” dijo Lio.

Ricky había visto su auto, un Maserati. Aquel coche costaba el doble del sueldo anual de cualquier trabajador de clase media.

“¡Trato hecho!” dijo Ricky sin pensárselo “Si Saúl soporta la follada del perro, tu coche será mío” y añadió “Y si no lo hace... Por mi como si te lo quedas” se refería al sumiso Saúl, claro.

Al escuchar aquello a Saúl se le pusieron los ojos como platos. Le recorrió un enorme escalofrío de lo más desagradable. No podía ser verdad lo que había escuchado. En realidad, si Ricky dijo aquello no era porque quisiera deshacerse del más joven de sus esclavos, sino para que Saúl espabilara y le obedeciera de manera ciega de una maldita vez. Su vena rebelde había sido entretenida al principio, pero ahora que tenía que lucirse ante otros Amos no pensaba dejarle pasar ni una al rubio. Por su lado, Lionardo alucinó con las palabras del perro callejero. Si conocía a Saúl, su enorme ego le impediría acatar con aquella humillantísima orden, que encima había sido idea de él, el Macho que Saúl más detestaba de todos en esa casa.

Luis por un lado se sintió aliviado por no tener que ser él quien soportara la follada del perro. No solo por lo degradante y asqueroso del asunto, si era por complacer a Ricky él haría cualquier cosa que le ordenase, pero tras los últimos castigos, con el cuerpo lleno de heridas por látigo, el orto increíblemente dolorido por cuando le metió el mango de la herramienta de la piscina por ahí atrás… no se sentía con fuerzas para poderlo superar. Y no quería volver a desmayarse a media sesión. Eso también era una vergüenza para él como sumiso. Pero, por otro lado, sintió una gran tristeza por su hermano menor Saúl. Sabía que aquello no le haría ni puta gracia. Solo esperaba que el joven esclavo fuera capaz de controlar su mal genio habitual, y no se ganase otro castigo.

Saúl sintió una intensa rabia en su interior cuando escuchó las palabras de Lionardo y la aceptación inmediata de su Señor Ricky, y lo que había apostado él. Sabía que aquel cabronazo de Lio sólo lo había hecho para joderle la existencia. Como su padre lo humilló públicamente sodomizándolo en la piscina, y él lo vio y lo disfrutó, ahora quería devolverle la putada con algo realmente denigrante como ser humano, como dejarse follar por un puto pastor alemán. Odiaba a Lio con todas sus fuerzas joder. Era un maldito imbécil. Y él también estaba muy dolorido por todo su cuerpo por las descargas eléctricas del castigo anterior, los brazos todavía los sentía entumecidos y por no hablar del terrible dolor palpitante y casi inhumano que traía en su ano.

“Interesante apuesta. Miele, figlio, ayuda a Saúl a colocarse, tú que tienes más experiencia. Que todos lo veamos bene” ordenó Don Romannetti a su hijo mayor travestido y hormonado.

Miele se incorporó y se acercó al trio del sofá de al lado. Cuando Saúl se puso en pie, dirigiendo una mirada de puro odio e indignación, primero a Ricky y luego a Lio, lo llevó hacia el centro de la alfombra, situada entre los sofás. Le sujetaba del brazo y se lo acariciaba suave de manera discreta. Miele le había cogido mucho cariño al hermano mayor de Saúl, Luis. Y no era sádico, ni deseaba el mal a nadie. Le sabía mal que el pobre crío tuviera que pasar por aquella dura experiencia. Pero así era la vida de un sumiso, siempre a merced de lo que sus Machos desearan hacer con sus cuerpos.

Era muy práctico que los sumisos siempre anduvieran desnudos, así no hacía falta preocuparse por quitarles la ropa. Miele hizo arrodillar a Saúl en medio de la sala y le dijo.

“Voy a buscar algo para ponerte encima y que no te dañe con las uñas” luego, acercó su boca dulce al oído del menor y añadió susurrando solo para que el sumiso rubio le escuchara “No tengas miedo. Lo peor es solo al principio y al final, cuando se corre, con esa bola enorme. Pero pasa muy rápido. En pocos minutos estará listo para correrse.”

No le mentía. Drake siempre se comportaba de la misma forma, para alivio del sumiso que le hubiera tocado recibir su extraña polla de perro en el culo. La metía, embestía durísimo, y en seguida eyaculaba. El momento de quedarse enganchado con la enorme bola de la corrida era quizás lo peor, y más largo. Doloroso y humillante, pero soportable. Eso pensaba Miele, y también Thian y Phuo que evidentemente, también habían catado las mieles de la zoofilia de la mano del retorcido de su Macho.

Saúl permaneció arrodillado, quieto y callado a la vista de todos. Los sementales seguían con la charla mientras Miele ultimaba los preparativos. El joven sumiso rubio, lleno de una intensa rabia y humillado hasta el infinito, no paraba de darle vueltas en la cabeza “Ricky me está vendiendo por un jodido coche… Eso es lo único que le importa… Como puede hacerme algo así… Meterme en la apuesta ¿¿Y qué pasará si no lo hago?? ¡¿¡¿REALMENTE RICKY ME REGALARÁ A LIONARDO?!?!” y cientos de pensamientos de parecida índole.

Seguramente, si Lio no existiera, si no estuviera presente y Ricky hubiese tenido esa idea por sí mismo, a Saúl le habría costado acatar la maldita orden de su Semental, pero habría terminado rindiéndose a su Señor. Pero en la situación en la que se encontraba, se veía a sí mismo a cuatro sobre el suelo, y con ese puto perro sodomizándolo, mientras Lionardo le miraba y se reía de él en su cara… disfrutando de aquella humillación que él mismo había concertado… es que le hervía la puta sangre de pura rabia. No podía consentirlo. Su ego no le permitía aceptar esa situación de manera humilde y sumisa.

Por ese motivo, cuando Miele apareció con un chaleco de cuero grueso, lleno de arañazos porque era el que él solía usar cuando Drake le sodomizaba, para protegerse la espalda de sus garras, Saúl decidió de manera impetuosa que no pensaba hacerlo. No le salía de los putos huevos. Se puso en pie de un salto, golpeó la mano del travestido con la que sujetaba el chaleco, y lo tiró al suelo. Todos le miraron sorprendidos.

“¡A la mierda Ricky! ¡No puedes obligarme a hacer esto!” exclamó lleno de ira.

“¿¿¿Quién cojones te crees que eres tú para replicarme así, mierdecilla de mocoso???” le respondió el perro callejero, muy cabreado.

Ricky se puso en pie también, apartando a Luis que se la mamaba, y se acercó a Saúl, amenazándole.

“¡Ponte ahora mismo a cuatro sobre el piso y déjate follar por el puto perro o…!” le dijo.

“¡¡¿¿O QUÉ??!!” gritó muy alto el menor de los hermanos rubios, interrumpiéndole.

“¡¡O tú y yo hemos terminado!!” sentenció Ricky.

La habitación quedó en completo silencio.

“¿Qué has dicho, Ricky…?” preguntó Saúl incrédulo.

“Me has escuchado perfectamente. Tienes dos opciones. ¡Uno! Te arrodillas y dejas que el perro te folle, o ¡Dos! No lo haces, pero entonces dejarás de ser mi esclavo” le replicó muy firme su Dueño.

La amenaza de Ricky dejó a todos anonadados. No pensaron que llegaría tan lejos. Ninguno. Todos creyeron que le castigaría por su rebeldía y punto, como había hecho hasta ahora. Pero el perro estaba hasta los cojones de la fuerte rebeldía de su sumiso más joven. Evidentemente que perder el coche de lujo era una putada para él. Pero no era ese el motivo que le llevó a mostrarse tan radical con Saúl. Ese mocoso bastardo debía aprender de una maldita vez quién era el puto Amo allí, y quien el mierda de sumiso. Lección que estaba más que claro que no había aprendido hasta la fecha.

Saúl tragó saliva y susurró con amargas lágrimas en sus orbes “¡¡Que te den, Ricky!!”

Tras aquello, salió a paso muy rápido de la estancia, dirigiéndose al sótano donde dormían, porque era el único lugar de la mansión a la que tenía acceso, y que sentía como refugio, al menos mientras descansaba. Se tiró al suelo cubierto de mantas, con los brazos cruzados y la cara apoyada sobre ellos, y se puso a llorar por un torrente que le bullía por dentro de ira, rabia, desesperación, vergüenza, tristeza, culpabilidad y enorme angustia. Nadie corrió tras él para detenerle. Él solito había tomado esa terrible decisión por orgulloso.

Luis, su hermano mayor, había presenciado la escena con pasmo. No se lo podía creer. Había sentido celos de Saúl algunas veces, pero a esas alturas ya estaba más que acostumbrado a que fuesen dos, él y su hermano menor, los sumisos de Ricky, y no lograba imaginarse un futuro sin él.

“Aunque haya perdido la apuesta, no nos quedaremos sin espectáculo” dijo entonces el perro callejero, como si la huida de su sumiso más joven no le importara lo más mínimo. Claro que lo hacía, que le importaba. Pero él era el Amo, y un Amo no corre tras su sumiso, sino al revés.

“Cerda comepollas, ponte en el suelo. Drake te follará a ti” sentenció.

Luis, pálido, se acercó a Miele y recogió la prenda de cuero del suelo, dándosela. Se arrodilló de manera diligente, y dejó que el hijo mayor del Don le pusiera aquel chaleco encima. Tenía mucho miedo por lo que pudiera pasar, asco por dejarse follar por un perro, y tenía todo el cuerpo muy dolorido, sobre todo su culo, pero después de lo que acababa de pasar, se mostraría mil veces más sumiso de lo habitual. Sabía que Ricky ahora mismo tendría un cabreo de mil demonios, y no quería pagar los platos rotos por su hermano menor Saúl.

“Gracias” susurró Luis a Miele, y le sonrió con cariño. Él le sonrió de vuelta. Y fue a por el perro.

En ese momento Lionardo se puso en pie “Disculpadme” y salió del salón.

“Drake, lecca il culo al ragazzo” ordenó Don Romannetti cuando el can estuvo al lado de Luis.

El enorme chucho amorró su hocico al culo del chico, y obedeció la orden que le acababa de dar su dueño, lamiéndoselo con pasión.

El esclavo Luis notaba extraño, porque no era desagradable. Si hubiera tenido los ojos vendados no habría sabido diferenciar si quien le comía el culo con semejante ahínco era humano o animal, a no ser por esa nariz mojada y fría que le hacía tener presente en todo momento que era un maldito perro quien se lo comía. Tras el desconcierto inicial, el sumiso rubio respiró hondo y se relajó. Si Miele y los jóvenes Thian y Phuo habían pasado por eso, él también podía. Más si su Amo Ricky, el perro callejero, era quien lo había ordenado y lo deseaba. Sus deseos de Macho eran los suyos propios de esclavo, por mucho asco, dolor, o incomprensión que sintiera. Su devoción a Ricky superaba todo lo negativo.

“¡Drake, fai sesso!” ordenó el Don, tras unos minutos de dejarle mamar culo de esclavo.

Luis no entendió aquella orden en italiano, pero el perro sí. Dejó de comerle el orto al muchacho y de pronto le saltó encima, situándole ambas patas delanteras sobre los hombros. Suerte del chaleco, o el can le habría hecho verdadero daño con esas garras temibles que tenía. Drake lamió la nuca del sumiso rubio, soltándole el aliento junto a su cuello, y comenzó a dar embestidas contra su trasero, tratando de acertar en ese orificio que el perro todavía no había probado.

La polla del perro era tremenda. Era realmente gruesa, y color rojo intenso. De glande plano y algo acabado en punta. Estaba llena de pequeñas venas oscuras. Los cojones eran una sólida bola en la base del mismo, el doble de ancha que el resto de su enorme pollón de can.

Drake embiste una y otra vez contra el culo del esclavo rubio, hasta que finalmente, el perro nota como su dura polla de animal penetra dentro del cálido orificio.

“AaaAaaaaahh…” Luis clava las uñas en la alfombra, inclina la cabeza y baja su torso, como una buena perra sumisa de su Semental canino.

El perro sitúa ahora sus peludas patas delanteras contra las caderas del esclavo y sin sacarla, empuja con mucha fuerza contra su sumisa presa. Tres empotradas duras más tarde ya tiene metida su polla dura en el ojete de Luis hasta las malditas pelotas.

“AaaaAaaaaAaaahhh” el rubio jadea cada vez más fuerte, al tiempo que el ritmo de las embestidas del pastor alemán se intensifican, destrozándole el orto que ya traía dolorido.

“Molto bene. Buon cane, Drake” felicitó el dueño a su pastor alemán.

Todos observaban fascinados como el estrecho culo del esclavo engullía de manera golosa esa polla animal, de manera totalmente sumisa.

Ricky no podía sacarse de la cabeza al idiota de Saúl. Se estaba machacando la polla con ira mientras veía a su sumiso Luis siendo humillado y sodomizado por el perro de Don Romanetti. Estaba muy excitado por el espectáculo, pero también sumamente cabreado con su otro esclavo, el hermano pequeño de Luis.

Drake, con la lengua fuera, jadea intenso mientras empotra con todas sus jodidas ganas al esclavo rubio, que siente arder su culo maltratado. Gracias a los Dioses, el perro excitadísimo embiste durísimo unas pocas veces más, entonces deja incrustada su pollaza gordota en lo más hondo de las entrañas de Luis y comienza un suplicio insoportable para el sumiso.

“AAaAAAaaAAaaAAAAahhh” el pobre esclavo no puede evitar aullar de dolor, pero se mantiene quieto para no enfadar más a su Macho Ricky.

El enorme bolón que son los cojones del pastor alemán comienza a introducirse muy despacio dentro del orto del rubio, que ahora siente que su culo está siendo partido en dos. Cuando pensaba que las cosas no podían ir a peor, Ricky lleno de ira ordenó a su esclavo:

“¡Ven aquí ahora mismo y chúpame la polla!” exigió con voz autoritaria.

Drake se le había bajado de la espalda, y estaba culo con culo con él, enganchados por esa tremenda bola que notaba todavía incrustada dentro de él.

“Ssi Amo Ricky” susurró Luis.

El rubio comenzó a gatear como pudo hacia su Macho, teniendo que tirar del cuerpo de Drake, que quería irse en dirección contraria, pero no podía porque estaban enganchados por su puta polla. Suerte que el Semental no estaba demasiado lejos. Al fin Luis llegó al sofá y se situó entre las piernas separadas de su Dios, metiéndose de golpe su polla divina dentro de la boca y comenzando a mamársela como si no existiera el mañana.

“HhhhHhhHhhhhmmm” de la garganta del rubio emanaban jadeos ahogados.

Ricky le agarró con saña del pelo y comenzó a follarle la boca y su garganta con violencia extrema, como si fuera el impertinente de Saúl y no Luis a quien se lo hiciera. Tan cabreado y excitado estaba el perro callejero que comenzó a eyacularle dentro de su cavidad bucal al mayor de sus sumisos en un tiempo récord.

“¡¡AAaAAAaAAAAaAAH!! ¡¡SI JODEEEEEER!!” aulló el Macho.

Y justo en ese preciso instante, la bola que Drake tenía incrustado en lo más hondo de su culo explotó, llenándole las entrañas a Luis de ardiente leche animal. Notándose ya desenganchado, el pastor alemán salió muy rudo del interior del rubio, provocándole más dolor y un reguero de sangre y semen canino rezumando de sus palpitantes y doloridas posaderas. Y sorprendentemente, incluso para el propio sumiso, Luis llegó al clímax en esa situación tan extrema, dolorosa, humillante y extraña.

5 comentarios:

  1. Hooola! Hace más de un año que no tenemos actualización sobre la historia de Lio y Saúl y a pesar de que siempre has dicho que no dejarías inconclusa la saga me preguntaba si seguirás publicando sobre ellos.

    Un saludo de verdad porque ya van siendo casi 9 años que te sigo y siempre me sorprendes así que gracias de verdad por todo lo publicado

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  2. Querido Reader.D,

    Me encanta saber que hace tantísimo tiempo que sigues mis relatos. ¡Te mando un fuerte abrazo!

    En cuanto a la serie de Ricky, es sin lugar a dudas, la que más me gusta a modo personal. Así que no la abandonaré. Te prometo que pronto podrás ver alguna actualización.

    ¡Un beso bien grande!

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  3. Hola! Espero que todo te vaya bien y hayas podido avanzar con la historia de Ricky y sobre todo Lio y Saúl. Tus seguidores no queremos ser muy pesados pero estamos como locos esperando la continuación (aunque me alegro que hayas empezado otras sagas).

    ¿Tendremos actualización de la saga antes de acabar este año? Ojalá porque casi dos años sin Lio y Saul son demasiados y más con ese cliffhanger.

    Un gran beso y abrazos,
    Un fiel seguidor

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  4. Mi querido Reader... antes de que finalice el año quizás no me dará tiempo, pero Ricky y su deliciosa compañía serán mi prioridad a partir de ahora. No publicaré nada nuevo sin antes actualizar esta serie, para finales de 2021 o enero 2022. ¡Siento de corazón la demora! ¡Un beso enorme! Y mil gracias por vuestro amor por estos chicos que son tan tremendos ellos. <3

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  5. Hola Doncella Audaz,

    Me uno a los pesados que preguntan una vez más si saldrá pronto un nuevo capítulo de la saga. Han pasado dos años desde esta publicación y cada vez tengo más miedo que esta saga quede inconclusa o que yo mismo termine olvidándola. De verdad que entiendo que es una cosa que haces por afición y sin ningún rédito económico y, por tanto, no podemos exigir más de los que nos das pero después de dos años… ¿Podría enviarte un donativo para recibir los capítulos por adelantando y no tener que continuar la espera? (De todas formas, la donación es algo que ya había decidido en el momento que publicaras más material pero podría incrementarla por recibir el material con adelanto).

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