lunes

El Rey de los Cerdos 06

Desvirga a Alba, su hermana menor, por el coño. Incesto. El cura que “los casa” y toda su familia participan en la orgia. La cría vestida con tutu rosa de balé. Se casa con Alba delante de padres, hermana mayor y el cura. Todos siendo conscientes. Luego la viola ahí mismo con todos mirando.


Ovidio había descubierto que solo con ordenarlo, conseguía manejar el nivel de consciencia de cada una de sus víctimas por separado, cosa que era una maravilla. Pero todavía no lograba adivinar cómo era que funcionaba el aparato. Había muchas cuestiones al respecto sin resolver que lo tenían de verdad preocupado. Como ¿qué pasaría si de repente se apagara? Se perderían los efectos ¿¿no??

Así que ese mismo sábado por la mañana quiso comprobar qué sucedía si apagaba el aparato. Primero ordenó a todos en su casa comportarse de manera normal como lo harían un sábado cualquiera.

Su padre y su madre estaban tranquilamente sentados en el comedor, uno con un librito de pasatiempos, la otra con una revista de esas de cotilleo. Valeria, su hermana mayor, tenía la puerta entreabierta. Podía verla en su cuarto pintándose las uñas y hablando por teléfono con su mejor amigo gay, un vecino cercano. Alba, su linda hermanita pequeña, tenía puesto el conjunto de gimnasia rítmica, unos leotardos y tutu rosa, y el mallot negro. Sujetaba su melena rubia ondulada en un moño alto despeinado y daba brincos y saltitos pasillo arriba y abajo, del salón a su habitación, con mucho equilibrio y feminidad, al ritmo de la música clásica que sonaba por los altavoces.

El nerd seboso dejó la puerta de su leonera abierta y miró fuera. Tenía el aparato de control mental que inventó por casualidad justo en frente, sobre el escritorio. Con su luz prendida, señal de que estaba funcionando.

—Tego que hacerlo.

Ovidio acercó su dedo seboso al botón de apagado, pero ni lo rozó que ya apartó el dedazo. Es que apagarlo… ¡Era un peligro! ¿¿y si no podía volver a encenderlo?? ¿¿y si no encendía, pero ya no funcionaba más?? Joder era impepinable que hiciera esta prueba. Pero cada vez que acercaba el dedo al botón, se le ponían los cojones por corbata y lo alejaba.

—¡¡Tego que hacerlo, joder!!

Al fin. Tras mucho mucho mucho darle vueltas, y acobardarse, el gordo empujó sin más su dedo contra el botón y JODER APAGÓ EL APARATO.

La luz se oscureció. El corazón del nerd seboso dio un puto vuelco.

Silencio.

No había gritos. Nadie llamaba a la policía.

Respiró levemente.

Alba bailaba por los pasillos.

Valeria hablaba por teléfono.

Sus padres en el salón.

Nadie dio la voz de alarma, ni cambió su rutina. Nadie vino a reclamarle a Ovidio lo que había hecho.

La enésima vez que vio a Alba dar vueltas y piruetas ante su puerta, Ovidio la llamó para darle una simple orden:

—Alba, tráeme una cerveza fresquita y una bolsa de patatas fritas.

Su hermana menor, sin responder, fue directa a la cocina. Aquello parecía buena señal. Normalmente Alba no habría sido tan complaciente con él… ¿¿cierto?? Al menos le hubiera dedicado una mirada enfurruñada, cosa que no había hecho.

Al seboso le latía tan fuerte el corazón del pánico que lo sentía en su cuello el palpitar.

Alba vestida con tutu rosa volvió a su cuarto y dejó la bebida y la comida sobre la mesa.

Ovidio se atrevió con una orden algo más compleja.

—Alba… abre el paquete de papas y dámelas de comer.

—Claro.

Esta vez sí hubo respuesta. La princesita de rosa abrió la bolsa y cogió una de las papas, depositándola dentro de la boca del asqueroso de su hermano mayor.

Ovidio masticó y tragó. El gordo se iba envalentonando.

—Quieta y déjate hacer, gatita —ordenó.

Tomó la mano de Alba y se metió los deditos dentro de la boca, lamiéndolos. Ella no hacía ascos.

Ovidio dio el paso definitivo, tocándole a la cría su coño y su culo por encima del traje de gimnasia rítmica. Ella ni se movió, ni se quejó.

Apartó sus manos. Eso ya no era efecto de la máquina. Estaba apagada. Entonces ¿¿Por qué todos en su familia parecían obedecerle??

Lo que sucedió es que la maquina al momento de estropearse, que estaba él solo en su habitación, lo irradió con un tipo de ondas que provocaron cambios en el propio cerebro de Ovidio, que le permitían ejercer control mental sobre las demás personas. Pero claro, eso el gordo seboso no lo sabía. Tenía que ir comprobándolo todo a fuerza de prueba, acierto y error, hasta llegar a esa conclusión, y llegaría a ella en algún momento del futuro. Pero por ahora con saber que no dependía de la máquina para lograr manipular las mentes ajenas le valía.

El nerd miró a Alba. Vestía como una princesita sensual e inocente. Si. Aquel sería el día que Ovidio desvirgaría finalmente a Alba y la haría suya totalmente. Y lo haría con sus padres y hermana observándolo todo y sin ser capaces de reaccionar, ni salvarla. Solo podrían quedarse observando el infierno que se iba a desatar delante suyo.

-Vamos a tu habitación. Hoy te convertiré en mi esposa, en mi compañera, Alba. Como mamá es para papá —a la imbécil de su hermana mayor Valeria solo la quería como saco de semen y vaca preñadora. La odiaba. Pero a la joven Albita, que le había regalado todas sus virginidades, que era tan preciosa. Tan inocente. A ella la quería como “esposa”. No sería la única que tendría, pero por ahora ella haría ese papel dentro de la casa.

—Hoy nos casaremos. Y vivirás siempre solo pendiente de mí y de mis necesidades. Cuando vuelvas a casa de clase, siempre vendrás a decirme hola con un cariñoso beso en los labios. Sentirás deseos de follarme siempre. Desearás que te venga el periodo para poder quedarte embarazada de mí. Me añorarás cada segundo que no me veas. Aprenderás a cocinar los platos que más me gustan. Limpiarás nuestro cuarto- que era el de sus padres- Te ocuparás de mi ropa sucia. De si necesito asearme. Dormirás conmigo cada noche. A no ser que ordene lo contrario. Te abrazarás siempre a mí y buscarás tocarme, besarme, abrazarme. Querrás saber cómo me ha ido el día. Me preguntarás si necesito algo de ti. —la mente de la cría se iba condicionando con todas esas órdenes.

Como ya tenía previsto hacer casarse con Alba en un futuro cercano, Ovidio ya había ido condicionando la mente del cura de su barrio, al que iba su familia a ver a darle misa cada domingo y los festivos. Monseñor Zagarra, para que toda actitud sexual entre Ovidio y su familia le resultara de lo más natural.

El nerd seboso convocó al cura y a toda su familia para que se reunieran en el salón de la casa. El cura apareció en poco menos de una hora, vestido con su túnica reglamentaria. Era un tipo viejo y arrugadísimo, con cara de amargado.

Ese tiempo Ovidio lo dedicó a poner lista a su familia. Él que era el novio se vistió con un traje elegantísimo, pero sin pantalones ni calzoncillos. Con todo su pollón de elefante a la vista. Como siempre, el nerd seboso de gafas de culo botella llevaba mucho sin lavarse, así que olía mal, en especial su polla hedía a macho muy potente.

La novia, su preciosa hermanita pequeña Alba, lucía el mallot negro, y las medias y tutu rosa de su equipamiento de gimnasia rítmica. Su madre y su hermana le habían quitado el moño mal hecho y peinaron su pelo rubio ondulado para dejárselo suelto, amarrado solo en los costados por unos graciosos tirabuzones junto a su rostro, con flores y lazos blancos y rosas que le caían por su melena dorada. No la maquilló porque le encantaba su rostro de cría sin aditivos. Era preciosa Alba. Aunque le faltaba la exuberancia y las curvas de puta de su hermana mayo Valeria, o de su madre. Quizás ese era parte de su encanto. Que todavía no era una mujer, ni si quiera tenía el periodo aún.

En cuanto al resto de asistentes a la boda, su padre lucía un traje viejo que tenía en el armario y que le iba un poco justo, y su madre y su hermana mayor Valeria con sus mejores galas, cada una con un vestido largo hasta los pies, Valeria rojo con como brillantitos y su madre blanco. Sin ropa interior nadie. Ambas maquilladas como putas.

Cuando sintió que lo tenía todo listo, Ovidio colocó a los invitados a su boda en la habitación de la dulce Alba. Su futura esposa y hermana pequeña. Era un cuarto de nena, con las princesas Disney en las paredes. Con predominio en sus objetos de tono rosa pastel. La cama era individual, y tenía sábanas de Blancanieves.

Ovidio estaba de pie junto a Alba, y frente a ellos estaba monseñor Zagarra, biblia en mano. Detrás, de público, su padre, su madre y su hermana mayor. Les había dado ya las órdenes oportunas, condicionando sus cerebros para que durante la ceremonia y el acto sexual posterior a ésta, todos ellos fueran totalmente conscientes de lo que sucedía. Pero no podían gritar, ni negarse. Sus cuerpos obedecerían. Lo único que podían hacer era intentar negarse de voz, pero sin gritar. Cosa que excitaría en sobremanera al orondo seboso. Porque si violar a sus hermanas, la una por su coño y la otra por su culo, había sido increíble, abusarlas ahora siendo ellas conscientes de lo que sucedía, y no como meros muñecos sin consciencia, sería la puta hostia joder.

Sobre la mesilla una máquina de tatuar.

Entonces Ovidio pronunció las palabras que darían inicio a su ceremonia de boda con Alba, y a que todos los presentes tomaran consciencia de lo que sucedía, pero no podían evitar obedecer al seboso nerd:

—Que comience la ceremonia.

Alba, la jovencísima futura novia, permaneció quieta y callada sin saber qué decir o cómo reaccionar. La primera en saltarle a la yugular evidente que fue Valeria, su odiada hermana mayor, quien comenzó a increparle, pero sin ser capaz de moverse en absoluto:

—ERES UN MALDITO DEGENERADO DE MIERDA. TU NO PUEDES CASARTE CON ALBA, CERDO ASQUEROSO. ELLA SE MERECE A UN PRINCIPE NO A UN ASQUEROSO MONSTRUO OBESO APESTOSO COMO TU —el odio visceral con el que lo miraba habría aterrorizado a cualquiera… incluso a Ovidio en el pasado. Pero ya no. Ahora Valeria no era más que su saco de semen y su vaca lechera a la que preñar muchas veces.

—Tu cállate que pronto te tocará el turno… Por cierto ¿Cuántos meses hace que no te viene el periodo, hermana? ¿Qué te hace pensar que Alba es la primera que me follo en esta casa?

Aquella horrible respuesta dejó destrozada a Valeria, que no comprendía cómo podía haberla dejado preñada aquel imbécil sin que ella lo supiera, pero algo en su interior le advertía que Ovidio no le mentía.

La mamá de Aba y su padre, incluso el cura insultaba a Ovidio y le instaba a no seguir adelante o le daría una paliza, pero el gordo ignoró cada queja.

— Monseñor Zagarra, comience ya.

El cura no pudo evitar comenzar con la ceremonia de boda: —Nos hemos reunido aquí para unir en Sagrado Matrimonio a Ovidio Montesinos y a Alba Montesinos…

Monseñor prosiguió con el discurso de boda.

Alba lloraba, comprendiendo en su mente prepuber que estaba bien jodida, si ni si quiera Valera su hermana o sus padres, ahí presentes, podían salvarla de las perversas intenciones de Ovidio.

—Por favor… hermano… por favor… no me obligues a convertirme en tu esposa. NO LO QUIERO.

A cada lloro y ruego de su futura esposa, a Ovidio le palpitaba la polla de puto gusto.

—Por eso lo hago Alba, porque no lo quieres. No comprendes cuánto llega a excitarme eso.

El cura prosiguió: —Tú, Ovidio, ¿prometes amar, honrar, llenarle el coño de esperma y sodomizarla duro, cada día de tu vida?

Ovidio respondió: —Si, lo juro. —poniéndole a ella un anillo pequeño tamaño sus deditos de oro.

El cura preguntó a una Alba, la hermanita pequeña de Ovidio, llorosa: —Y tú, Alba, ¿prometes amar, honrar, dejarte follar por la boca, tu coño, o tu culo, cada día de tu vida?

Ella, condicionada por el condicionamiento mental, respondió un tembloroso: —Si, quiero. —poniéndole al seboso un anillo de oro en el dedo.

—Por el poder que me ha sido otorgado por Dios todopoderoso, yo os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.

Ovidio atrajo a Alba vestida de tutu rosa con el mallot negro y en presencia de sus padres, hermana y el cura, le plantó un profundo morreo seboso y lleno de saliva, en el que penetró en la dulcísima boquita de la nenita para ocupar entera con su lenguota oronda de elefante.

—Lo primero que haré será marcarte como mía de manera definitiva, como lo es nuestro matrimonio. Ábrete el mallot por tu coño, gatita.

Alba luchó con sus manos, pero no pudo evitar obedecer a Ovidio, su hermano mayor. Primero se bajó las medias rosas. Luego puso sus dedos en su entrepierna prepuber y tiró de la parte de la malla negra que quedaba contra su coño virgen, que se cerraba con unos botoncillos a presión, para que las chicas pudieran orinar sin necesidad de quitarse todo el traje. Tiró y la abrió, dejando su coño rosadito y sin pelos, a la vista de todos.

—Hhhhmmm que bien huele tu coño Alba —elogió el violador, pegado su nariz de obeso a la entrepierna de la cría.

Ovidio tomó entonces la máquina de tatuar y le escribió “Ovidio” justo encima de su coño, y luego la volteó y en su nalga puso “Gatita” dibujándole un par de orejas de minino.

Tenía ideas para decorar el cuerpo de Valeria, su hermana mayor, también, pero no sería ahora.

—A partir de hoy resultará de lo más natural encontraros tatuajes, piercings, o cualquier tipo de modificación corporal y no le daréis la mayor importancia.

La pobre niña lloraba. Cada vez más Porque las palabras fueron pocas y el dibujo rápido, pero estaba a punto de ser violada, y encima tenía que aguantar eso.

—Alba, túmbate en la cama boca arriba. El resto poneos en circulo a mi alrededor. Quiero que todos seáis testigos del momento en que desvirgo a mi dulce esposa.

La cama estaba como en medio de la sala, así que todos fueron a tomar posición. Alba estaba tumbada boca arriba sobre su propia cama de princesa, llorando y temblando. Al lado, el cura, la madre, el padre, y su hermana Valeria del otro lado, rodeándolos. Monseñor y su padre lo estaban grabando todo con sus teléfonos móviles.

Ovidio se le acercó y le quitó las medias, dejándole el tutú rosa y el mallot negro de licra.

—OVIDO COMO NO TE DETENGAS AHORA MISMO TE JURO QUE TE MATAREEEEEEEEEEEEEEEEEEE. LO JURO POR DIOS. LO JURO POR MI PROPIA VIDA. TE JURO QUE TE MATAREEEE DJA A ALBA EN PAAAAAAAAAAAAZ —reclamó Valeria todo lo fuerte que le era permitido gritar.

—Ovidio detente. No le hagas esto a tu hermana. Ella no se lo mereceeeeeeee —le increpó su madre. Su padre también se metió a defender a Alba, incluso monseñor.

—Alba dobla las rodillas y sepáralas todo lo que puedas. Quiero ver bien tu coño.

Ella lo hizo, perturbada hasta el infinito porque encima que todo esto le pasaba, era con público. ¡¡Su propia familia de público!! Y quien se había convertido en su marido era el asqueroso de Ovidio al que detestaba. Pero es que no podía hacer nada por evitar su cercana violación.

El nerd seboso se puso con sus carnes orondas y colgajosas repartidas por el extremo de la cama y el suelo. Pegó su boca al coño de Alba y comenzó a devorárselo con ganas. Y como quería humillarla todavía más, le dijo:

—Por el día de hoy te sentirás diez veces más excitada que de costumbre por todo lo que te haga, aun así te duela, te excitarás diez veces más y quiero que llegues fácil a todos los orgasmos que seas capaz.

Entonces cuando el nerd seboso volvió a devorarle el coño a su dulce hermanita pequeña, ésta de pronto, con el rostro enrojecido, sintió unas oleadas tremendas de placer electrizante azotándole su vagina y sus entrañas. Comenzó a gemir y a correrse a ritmo veloz:

—Aaaaahhhh… ¡AaaAAAaHHH!!… Nnooo… Nnoooo quiero…. ¡¡AaaaAAAAAaAAAaAH!!

Pero no importaba que Alba no lo deseara, simplemente su cuerpo obedecía a las órdenes de Ovidio.

El nerd no se detuvo hasta que el coño de Alba estuvo chorreando de jugos de fémina.

—Ahora vas a convertirte de verdad en mi esposa. Que sepas que pienso acatar los votos que hemos hecho y te haré mamarme la polla, dejarte follar por tu culo y por tu coño cada día de nuestras vidas juntos. Acabarás amando mi semen, mi polla y a mí.

Monseñor y el padre seguían grabando. Ovidio se tumbó encima de Alba, de tal manera que pudieran verse sus intimidades. La besó, la magreó, la toqueteó baboso y la lamió.

—Basta… BASTA BASTA BASTA OVIDIO PERDONAME NO QUIERO ESTO BASTABASTABASTA.

El gordo apoyó su polla tamaño brazo de niño en la entrada de virginal coñito prieto de su hermana menor, presionando un poco, notando la pared de su virgo impidiéndole el acceso.

—Será mejor que haga esto sin pensármelo.

Y dicho y hecho. Mientras el resto decían “NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO”, Ovidio empujó contra Alba con toda su puta mala hostia, arrancándole la virginidad de una empalada brutal, dejándole dentro metida como tres cuartos de su barra de pan de medio de dura carne.

—¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahh… Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii Jodeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer que gustoooooooooooooooooooooooooooo!! —dijo Ovidio, excitadísimo.

—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! —exclamó la pobre Alba, que recibió aquella monstruosa polla que era del tamaño de uno de sus brazos así de salvaje dentro de su coño virgen, y como Ovidio la condicionó a correrse cada vez que sintiera dolor, ahora que estaba sintiendo un dolor atroz a cada segundo, se corría una y otra vez al mismo tiempo, enloqueciendo.

—DETENTENTE MALNACIDO... —hasta Valeria estaba llorando por la impotencia de no poder salvar a su hermana pequeña de aquel monstruo violador.

—Monseñor y papá, seguid grabando. Mamá, tú ahora arrodíllate frente a monseñor Zagarra, sácate las tetas del vestido y úsalas con tu boca para darle placer al cura. Y tu papá, que Valeria se arrodille y te haga una cubana a ti.

Así ambos varones quedaron con los móviles en las manos, monseñor con la sotana alzada y la madre que se bajó la parte de arriba del vestido, se metía entre sus tetazas colgonas de madre la polla fina y arrugada del cura, lamiéndola y mamándola. Valeria se arrodilló frente a su padre, le sacó la polla de dentro de los pantalones, se bajó el vestido por la parte de sus tetas de infarto y comenzó a masturbarle con ellas, mamándole a ratos con su boquita adolescente.

Igualmente, ninguno le quitaba los ojos de encima a la parejita de la cama de princesas Disney. Ovidio besó a Alba profundo y seguido, sin dejarla respirar. Cuando ella orgasmaba, él penetraba, ella lloraba, gemía, orgasmaba, le dolía horrores, llegaba al clímax. Su gatita era cojonuda como objeto para ser follado. Tenía madera de puta, como su hermana mayor.

Ovidio empujó, retiró, empujó, retiró, notaba todo su pollón gigantesco atravesando la vagina de la pequeña, aplastándose contra el útero no-funcional por ahora, abriéndose paso, expandiendo aquel conducto vaginal a su máxima capacidad humana. Medio centímetro más de polla y habría reventado las entrañas de Alba. Pasó a poder meterle en el coño sangrante hasta la mitad, y con paciencia tres cuartos. Pero parecía que el ultimo cacho de su rabo mastodóntico no podía ser metido por mucha fuerza que hiciera, o por muchos orgasmos que tuviera la pobre Alba. Ovidio supuso que se trataba de mera anatomía, la suya mucho mayor y adulta y la de ella menos desarrollada, simplemente es que toda no cabía. En su culo en cambio sí. Igualmente tenía algo más de 30cm de largo de polla metida dentro… le faltaban cuatro dedos. No tenía importancia. Era su primera vez. Ya conseguiría metérsela del todo hasta la puta raíz con el tiempo. Sería exquisita practicarlo hasta conseguirlo.

—¡¡AaAAaaAaaaAAAaaAAaaaaaaaaaAAAaaAAHhhhHHH!!

Alba venga a gritar y a orgasmar. Cada vez que aquel malnacido que tenía por hermano mayor y marido le enterraba su pollón hasta lo imposible, un dolor lacerante explosionaba en el interior de su vagina prepuber, no preparada para abarcar semejante trabuco elefantino. Es que a poco no la rajaba por dentro con aquel pedazo enorme de polla que gastaba el cerdo seboso.

Ovidio finalmente se deshizo del tutu rosa manchado de sangre y del mallot negro, dejando a Alba totalmente desnuda. Monseñor primero y su padre luego, cada uno se corrió en la boca de la madre y de la hija respectivamente. Pero como Oviedo no había dado ninguna otra orden, ellos seguían grabándolo todo en primer plano, y ellas arrodilladas mamando polla y usando sus tetas para ayudarse.

Ovidio también se deshizo de su propia ropa, quedando ambos hermanos como su madre los trajo al mundo.

—¡AaaahhhAaahhhh… voy a correrme Alba! ¡Voy a llenarte el coño de semen!

Ovidio cumplió su amenaza y eyaculó dentro de la concha de la preciosa gatita, pero a media corrida sacó su pollón enorme del coño de Alba y le encastó el enorme glande dentro de su pequeña boquita.

—¡Traga, Alba!

Ella tragó aquella lechada asquerosa que apestaba y sabía horrible acido asqueroso era poco.

—Acostúmbrate cariño, así sabe el semen de tu esposo. Te quedan años de saborearlo a diario. —ya se encargaría él de que así fuera.

Valeria, la madre y el padre, todos lloraban por la desgracia que le tocó vivir a Alba, por haber sido testigos de su brutal violación por parte del malnacido de Ovidio.

El gordo se colocó bien y volvió a morrear a Alba, viendo a su alrededor como mamaban polla las hembras de su casa.

—La próxima vez que seas consciente, te estaré violando a ti, hermanita. —amenazó a su hermana mayor— Y me aseguraré de que tengas bombo, para que veas que no miento. Llevas a mi hijo en tus entrañas de puta.

3 comentarios:

  1. Otro gran capítulo y lo bueno que las mujeres fueron compartidas con un cura y el padre, lo que le dio mayor morbo a esta historia. Su esposa debe a partir de ahora cumplir con sus deberes.
    Felicidades.

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  2. Me encanta como le ha inducido todos los deberes que tiene que llevar a cabo su ahora nueva esposa en el futuro, ha sido maravilloso. Y me encanta esa concepción de que Alba sea la esposa mientras que Valeria sea su saco de semen, humillación y violencia, estoy deseando ver la nueva vida que se les viene por delante, va a ser muy morboso y excitante. Ojalá no tardes en subir el nuevo capítulo, cada día entro a ver si hay uno más!

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  3. Queridos Guillermo y Leon, mil gracias por vuestros amables comentarios. Pronto subiré un nuevo capítulo del Rey de los Cerdos, y espero que esté a la misma altura de excitación, maldad y perversión que los anteriores que tanto os han gustado.
    ¡Un abrazo!

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